24 diciembre 2013

Sobre planchas en Patagonia

Suena el celular. La abuela le pide al esposo de su nieta:
-Cuando vengas a dejar a las niñas, trae la plancha por favor. No te olvides si…
-Ok, llevo la plancha -respondió el hombre.

Ya en casa de la abuela, el esposo, ufano exclama:
-¡Aquí está la plancha!
-¡Pero qué trajiste hombre! -grita la abuela-. Te pedí la plancha!, ¡esa para asar la carne!
-Chuuuu!

El hombre toma su bolsa con la plancha eléctrica y vuelve al auto. Las risotadas de la familia lo siguen atrás.

Era la plancha, no la plancha.

Y luego, por la tarde, todos nos enteramos que ni siquiera era la plancha, sino que la parrilla, aquel adminículo como rejilla para asar carne en cualquier parte de Chile.



22 diciembre 2013

David Gutiérrez, 1926

Registro de defunciones año 1926, valle Simpson:

Registro nº 4
Veintiseis de mayo de mil novecientos veintiseis
Nombre: David Gutiérrez
Sexo: masculino
Natural de: se ignora
Edad: se ignora
Profesión: -------
Domicilio: -------
Padres: ---------
Fecha defunción: 15 de enero de 1926
Hora: seis de la tarde
Lugar: orillas del río Huemules
Causas: asesinado

Esta inscripción se hace en virtud de la órden espedida por el juez letrado de Castro don Ramón Gaete, con fecha diecisiete de mayo de 1926.


Hay una firma de Sandalio Bórquez O.
Cementerio Balmaceda, vista general.

10 diciembre 2013

Eleazar Cárdenas, armador de campos 1915-1930

¿Qué puede ser un armador de campos? 
Un hombre solo o con familia, que con esfuerzo se instala en un predio, roza un pedazo para levantar una rancha, otro para sembrar pasto, otro más para hacer una quinta y a la vuelta de 2 o 3 años, saca a la venta las mejoras. 
Criollos que buscaban dónde establecerse habían muchos, después que los clanes familiares que poblaron entre 1900 y 1915 el valle Simpson en todos sus accesos, márgenes y derrotero interior, estaban ya asentados y la movilidad de un campo a otro había disminuido, mas no terminado. 
Entonces los armadores de campo trabajaban año a año para organizar rústicas mejoras y comerciarlas luego entre aquellos que contínuamente iban internándose en el valle Simpson.
Al parecer uno de estos personajes fue Eleazar Cárdenas.
Alfredo Haro Guzmán, poblador del sector El Blanco y Cerro Galera, recuerda que su padre le compró el campo en el que la familia se asentó, a dicho poblador:

Mi papá compró ahí donde está Gerardo, le compró a Eleazar Cárdenas. Debe haber sido un ‘latifundista’, porque toda la gente le compró a ese hombre. Debe ser que acaparaba tierras, les hacía mejoras y las dejaba ahí y pagaban las mejoras. ¡Pero nunca conoció nadie a Eleazar Cárdenas! Porque ese campo de ahí [costa del río Blanco] también se lo compraron a Eleazar Cárdenas, todas esas costas para acá, tú preguntas, le compraron a Eleazar Cárdenas.” 

José Pomar conoció a Cárdenas y en su libro dejó una interesante impresión de él:

Junto a la unión de dos brazos del Huemules naciente estaba el término de nuestra jornada, el puesto de D. Eleazar Cárdenas, quién nos invitó a desmontar y a desensillar y allí alojamos hasta el  23 de mayo. Este puesto constaba además de unos ranchos, de una casa nueva de madera con forro exterior de tabla compuesta y machiembrada y tenía ventanas con vidrios; como se ve de construcción diferente a la generalidad de los demás puestos del valle, y que desgraciadamente, como he sabido después, fué quemada intencionalmente en 1921 en ausencia de su dueño; en una de las dos piezas había arrumados unos sacos de harina con el membrete "Preferida, Molino Río de la Plata, Buenos Aires, producción diaria 30.000 bolsas de 70 kilos"; Cárdenas es natural de La Unión de donde emigró en 1904, residiendo en el Neuquén y en Chubut y entrando al valle Simpson en 1915. Este poblador, que se lamentaba de haber perdido los mejores años de su vida viviendo en la Patagonia, no solo revelaba un grado de civilización superior a la mayoría de los ocupantes, sino que también era aficionado a la lectura y tenía algunos libros aunque de escaso valor.” (pp 63-64)

Hay cierta cercanía entre el recuerdo de Alfredo Haro y el relato escrito de Pomar: ambos refieren a un personaje que cuenta con recursos hacia los años veinte del siglo pasado. Pero Pomar lo describe como un poblador afincado en su propiedad, que ocupa presumiblemente desde 1915. No así Haro, quien rememora la historia de un poblador vendedor de mejoras en diversos lugares del valle.
En 1930, el poblador Cárdenas aparece ocupando un predio en la ribera norte del río Blanco, cuya tasación es escasa. 
Declaraba ser casado con tres hijos, sin solicitud de mensura para el predio que ocupaba desde 1927.
Una casa de 4x7 mts de tabla tinglada y techo de tejuela.
Una cocina fogón de 4x6,5 mts de palo amordazado con techo de canoa.
Corrales de palo a pique en 120 mts.
Cercos de estacón en 150 mts.
5 hectáreas quemadas.
4 hectáreas empastadas de calidad.
Todo ello avaluado en $ 2.205
Además, 
1 hectárea de avena, 1/4 de papas.
3 vacas paridas, 4 secas, 1 toro, 5 caballos, 5 yeguas y 130 ovinos.
Es claro que para 1930 Cárdenas ya no es un latifundista, ni el poblador bien acomodado que conoció Pomar en el año ‘20. Tal vez el episodio del atentado a su propiedad, referido por el ingeniero haya sido el inicio del fin en la historia de este armador de campos.

24 noviembre 2013

Antiguas historias del valle Simpson

Una de las primeras disputas empresariales en el territorio aysenino fue la que protagonizaron la Sociedad Industrial del Aysen y la Sociedad Explotadora de los Tres Valles. La primera decidió impedir el tránsito por el camino Aysén-Coyhaique, al ingeniero Manuel Cabrera y al gerente de la Tres Valles, Carlos Bianchi los que se disponían a efectuar la entrega oficial de la Concesión de los tres valles. Así se lo hizo saber John Dun al Intendente de Llanquihue. Esto ocurrió en 1905, obligando al Gobierno a decretar en 1906 que el camino cerrado por la SIA a la otra empresa, era de uso público.
 

Mucho antes que las empresas pelearan el dominio feudal en el territorio aysenino, pobladores mapuche-huilliche y chewache-kenk habitaban los parajes boscosos del valle Simpson, ubicando sus asentamientos en los claros del bosque, cerca de arroyos y cursos de agua. Su principal alimento -antes que el ganado vacuno comenzara a ganar espacios al convertirse algunas tropas en baguales internándose en lo profundo del bosque- debió ser el huemúl, especie que habitaba en cantidad considerable hasta la misma frontera boscosa allá por el Melipal y Cerro Galera. Poco a poco comenzaron a llegar también pobladores chilenos, familias mixturadas, comerciantes árabes y españoles, peones gringos que supieron habían tierras libres en el Aysen fronterizo.

17 noviembre 2013

2014-2018 y más allá

El 11 de marzo de 2010, publiqué esto: http://miradaintrusa.blogspot.com/2010/03/2014.html porque estaba convencido que a Bachelet no le costaría nada volver a gobernar el país después del paréntesis de la derecha.
Publiqué la foto en la esperanza que el regreso de Bachelet fuera un aliciente para transformar el país. Y a pocas horas de conocer los resultados de esta elección, confirmo primero que ella ganará, y segundo que no será un aliciente de transformación.
La transformación estará en la organización y la movilización popular y en la asamblea constituyente.
El país ingresa de lleno a un ciclo de transformación estructural que en unos 10 años más -aunque yo creo que en menos- significará la conformación de una nueva nación, donde el pueblo, la ciudadanía   gobiernen y mantengan o revoquen a sus representantes en tanto cumplan o no sus mandatos políticos, culturales y sociales.
Habrá muchos signos de sabotaje a la organización social, que irán desde la compra de conciencias hasta la amenaza y la represión de parte del poder actual. Pero la movilización no se detendrá y será cada vez más organizada, coordinada, con focos regionales y locales y con un crecimiento en la conciencia colectiva para construir un país para todos.



09 noviembre 2013

Ceremonial

Como en una película de Fellini, 
una hilera de ampolletas 
de colores enchufadas a una zapatilla, 
fueron encendidas por la Primera AutoriDad

La algarabía fue incontenible, 
aplausos y loas a la modernidad, 
a las 14:45 de la tarde. 
Pobladores emocionados hasta el llanto

La vaquilla chirriaba 
atrás en un fogón a la antigua, 
deshaciendo el pasado.

Un poeta local recitó 
su poema a la electricidad y lo cerró 
apagando de un soplido la vela que sostenía

Luego los que andaban en campaña 
iniciaron reparto de calendarios, 
revistas, 
mazos de cartas para el truco, 
ninguno pasó el sombrero eso si

El día estaba hermoso y despeinado. 
El sol galopeaba lindo sobre él 
[le oí decir a un caballero de rostro antiguo]

11 octubre 2013

LOS MUERTOS DE BAKER. PEDIMOS JUSTICIA

Así titulaba un periódico del sur de Chile el 11 de octubre de 1906, dando cuenta del desenlace de la tragedia de la que fueron víctimas más de 200 obreros chilenos en Bajo Pisagua. Desde el Baker fueron rescatadas 157 personas, de las que 8 fallecieron durante el viaje a Chiloé. Y en el mismo Baker quedaron sepultados 59 personas.

29 septiembre 2013

La Tragedia de Bajo Pisagua, río Baker, 1906



(artículo  para suplemento Letras de Aysén, septiembre 2013)
Mauricio Osorio Pefaur
Producciones Ñire Negro

Si uno dice o escribe “Isla de los Muertos”, la conexión es inmediata con el misterio que rodea un cementerio ubicado cerca de la desembocadura del río Baker, en la comuna de Tortel.

Si por el contrario, se habla o escribe de “Bajo Pisagua”, hay cierta confusión en quien escucha, en los que leen: ¿dónde es eso?, ¿tendrá relación con la isla de los muertos?, ¿se refiere a lo que pasó en 1931 o 1932?

Puerto Bajo Pisagua, existió como muelle, bodegas y oficinas, en la margen occidental de la desembocadura del río Baker. Fue bautizado así por la expedición de Hans Steffen en 1898, en honor al vapor Pisagua en el que se movilizaban y que varó en el sector.

La Compañía Explotadora del Baker, aprovechó las casas edificadas en 1900-1901 por la comisión de límites chilena, levantó otras y mejoró el muelle, con obreros chilotes. Iniciaba así sus operaciones en el sector concesionado a Juan Contardi en 1903 y traspasado a la Compañía al año siguiente, por intermedio de los hermanos Juan y Florencio Tornero.

Los trabajos de esta empresa ganadera se iniciaron probablemente en 1905. A fines de ese año contrató más de 200 trabajadores, la mayor parte originarios de Chiloé, y unos pocos de Puerto Montt. En un vapor los trasladó al Baker donde se desarrollarían faenas camineras, madereras y de construcción.

Una tragedia se desata en el invierno del año siguiente, época en la que no debía haber personas en el sector, pues las condiciones no permitían una estadía para un contingente tan numeroso. Un supuesto vapor debía retirarlos en junio de aquel año, pero no llegó ese mes ni en julio, ni en agosto. Los obreros habían sido abandonados.

Recién el 27 de septiembre de 1906, el vapor Araucanía, proveniente de Punta Arenas y en carrera hacia Puerto Montt, recoge a 157 personas sobreviviente de la tragedia, según afirmó después en escritura notarial, su capitán, Guillermo Titus.

El abandono de los obreros es la razón principal de la tragedia según los nuevos antecedentes que hemos hallado. Falta de alimento a causa de la prolongación forzosa de la estadía en el Baker, brote de escorbuto como consecuencia de la escasez de alimentos. Muerte de 59 trabajadores en el sector. Muerte de 8 más en el viaje de regreso a Chiloé. Un total de 67 personas. Es lo que algunos medios de prensa escritos de Puerto Montt y Chiloé informaron en septiembre y octubre de 1906.


Gracias a uno de estos periódicos, hoy podemos conocer los nombres de las 59 personas fallecidas en Baker, y devolverles el espacio que merecen en la historia. 

23 septiembre 2013

La Tragedia obrera de Bajo Pisagua, río Baker, 1906


A 107 años de lo sucedido, una interesante charla que combinará arte e historia, se realizará este viernes 27 de septiembre en Coyhaique.

Nuevos y desconocidos antecedentes hallados en el Archivo Nacional del país han impulsado al antropólogo Mauricio Osorio Pefaur a revisar en profundidad el contexto y la sucesión de acontecimientos que llevaron a la consumación de la tragedia obrera de Bajo Pisagua, en la desembocadura de río Baker, en el invierno de 1906. Allí murieron más de 50 trabajadores chilotes, los que fueron sepultados en lo que hoy conocemos como cementerio Isla de los Muertos, Monumento Nacional. Víctimas del abandono y la falta de alimentos, más de 200 trabajadores debieron soportar todo el invierno de 1906, la mayoría enfermos y muchos agonizantes. "La responsabilidad por este dramático desenlace correspondía a la Sociedad ganadera que contrató a estos trabajadores, pero al parecer no recibió sanción alguna", indica Osorio. 
A fines de septiembre los sobrevivientes fueron recogidos por el Vapor Araucanía que realizaba la carrera desde Punta Arenas con destino final Puerto Montt. 
"Los antecedentes que hemos encontrado, permiten avanzar en una nueva interpretación de los sucesos e incluso relacionarlos con otros hechos de la época que ocurrían en otras zonas del país. También logramos identificar a algunos de los implicados en la tragedia y reconstruir gran parte de lo sucedido ese fatídico invierno de 1906", afirma Osorio. "Estamos trabajando en un libro pues creemos que es muy importante que la comunidad regional y nacional conozca lo que allí realmente sucedió", agregó el investigador. 
Como parte del trabajo de difusión, la productora Ñire Negro de Coyhaique, ha organizado una serie de charlas abiertas a la comunidad que buscan dar a conocer el avance de esta investigación combinando recursos artísticos y aquellos propios de la divulgación científica. 
De este modo, el 27 de septiembre a las 19 hrs se realizará la primera de ellas en la Sede del Círculo de Hijos de Chiloé (calle Independencia 228), organización que auspicia la actividad en Coyhaique. La actividad contará con la participación del cantautor regional Richard Sepúlveda. 
El día 07 de octubre la charla será realizada en Caleta Tortel, contando con el apoyo de la Municipalidad de Tortel y la participación del Grupo Folklórico Tradicional de la Patagonia Raíces del Baker, de la misma localidad.
Se espera finalizar el año con una charla en Chiloé, para lo cual se están realizando las gestiones necesarias. 
Cabe mencionar que esta actividad cuenta con el patrocinio de la Sociedad de Historia y Geografía de Aysén.

15 septiembre 2013

Asenjo y Bate, concesionarios del Valle Simpson, antes habían pretendido el Baker



(Este texto forma parte del trabajo sobre la historia del valle Simpson desde fines del siglo XIX hasta los años treinta del siglo XX. Mauricio Osorio) 

Aquel año 1903, el gobierno de Riesco entregó afiebradamente, millones de hectáreas a particulares bajo la modalidad de permisos de ocupación como ya lo hemos explicado.
Antonio Asenjo y Alejandro Bate reciben bajo esta fórmula los valles de los ríos Palos, Blanco y Simpson, por Decreto es el 794 de 25 de junio de 1903, manuscrito y firmado por el ministro del momento, Máximo del Campo.[1]
Estos ciudadanos, elevaron la solicitud por dichos terrenos, cuya recepción en el Ministerio ocurrió durante la tercera semana de junio de 1903. El día 20, el secretario del ministro despacha la petición al Inspector General de Tierras y Colonización[2], quien evacúa un brevísimo informe el día 24, aprobando la entrega de las tierras solicitadas por Asenjo y Bate “en virtud de las razones que ha tenido ocasión de esponer a usted en solicitudes análogas de don Luis Aguirre, don José Campelo i otras, que han merecido la aprobacion de U.S. Sería conveniente que se dejara constancia en la concesion que las familias [de colonos a introducir] sean de raza sajona.”
Como se aprecia, la tramitación de esta solicitud demoró exactamente 5 días.
Asenjo y Bate elevaron su petición en la siguiente forma:

Exmo. Señor:

Antonio Asenjo y Alejandro Bate a V.E. respetuosamente decimos:

Que conocedores de la Zona Sur, hemos pensado en establecer industrias que sean beneficiosas para el progreso del país i con el objeto de obtener las utilidades provenientes de los negocios que implantemos i de los dineros que tendremos necesidad de invertir.
Al efecto, desde luego solicitamos de V.E. el uso por veinte años de los siguientes terrenos vacantes situados a inmediaciones del rio Aysen: los valles Blanco, Palos i Simpson.
En compensacion de esta concesion ofrecemos:
1º. Dejar mejoras a favor del Estado hasta por la suma de $ 40.000.
2°. Establecer en los dichos terrenos 30 familias de colonos estranjeros.
3°. Establecer una linea de navegacion hasta Puerto Montt, con un viaje bimestral.
4°. Dar fianza suficiente para garantir el fiel cumplimiento de las obligaciones que contraemos.
La concesion se sujetaria a todas las disposiciones vijentes que rigen la materia.
En consecuencia
A V.E. suplicamos se sirva concedernos el uso por veinte años de dichos terrenos en la forma i condiciones ántes indicadas.
Debo hacer presente a V.E. que con anterioridad habiamos presentado una solicitud análoga a esta, respecto a los terrenos situados en las márjenes del rio Backer, i que no ha sido despachada probablemente porque dicho terreno habia sido pedido por otros con anterioridad.
Respecto a los valles que indico en esta solicitud no hai ninguna peticion.

El documento transcrito tiene algunos elementos de gran relevancia para comprender el contexto en el que se realizaron las concesiones de tierra en Aysén. Es un texto breve, sucinto, que se muestra más bien como un trámite formal necesario para efectos de la tramitación burocrática, pero cuya base debe haber sido una negociación o acuerdo verbal previo, acaecido con gran probabilidad en los despachos del mismo ministerio o incluso en aquellos sitios donde los especuladores se reunían para analizar nuevos negocios, oportunidades y aventuras financieras, esos espacios eran el Club de la Unión, y el Club Hípico, ambos de Santiago y xxx en Valparaíso.
Asenjo y Bate argumentan que desean establecer un negocio que beneficiará al país. Este fundamento fue utilizado por todos los solicitantes, indicaban que sus fines de base eran contribuir al crecimiento de la nación. Luego los solicitantes que analizamos, afirman que buscan generar ganancias para ellos a través de los negocios que surgirán desde la concesión y del dinero que deberán invertir. Aquí observamos dos instancias de generación de riqueza: la proyección de utilidades sobre la base de los productos que la actividad empresarial debiera generar en los terrenos concedidos y la proyección de renta sobre el dinero que se maneje en el negocio.
En el segundo párrafo los peticionarios usan el término “vacante” para describir la situación de los terrenos que están pidiendo. Esta vacancia debió ser conocida por medio de consultas a los funcionarios de la Inspección general de tierras, o directamente por conversaciones sostenidas con los otros peticionarios. Recordemos que todo este grupo de especuladores debió conocerse entre sí, o tener noticias unos de otros a través de intermediarios. De este modo podían saber quienes estaban pidiendo qué zonas.
La solicitud de Asenjo y Bate replica el modelo aplicado por anteriores solicitantes: se piden zonas que se asegura conocer, y se establecen las condiciones en que se debiese otorgar la concesión. Aquello sugiere más bien que estos solicitantes definían a su entero arbitrio las condiciones que estaban dispuestos a aceptar, es decir que eran ellos quienes decidían los términos de la futura concesión. Esta solicitud como las otras así parecen indicarlo, sin embargo, creemos que las condiciones debieron haber sido previamente acordadas, también de modo verbal, con los funcionarios de Colonización.
Lo cierto es que resulta sorprendente leer solicitudes donde se le indica al Estado cómo proceder y más sorprendente que ese Estado proceda justamente como se le pide. Saber que la única sugerencia de parte del funcionario de colonización para la redacción del Decreto de concesión sea que los colonos a introducir sean “sajones”, hace más lamentable la situación.
Pero en la solicitud hay aún otro elemento que viene a dar un nuevo argumento para sostener nuestra hipótesis sobre la existencia de una red de relaciones entre los distintos peticionarios que finalizaron el año 1903 con la totalidad del territorio aysenino a su haber.
Asenjo y Bate advierten al Ministro que habían hecho una solicitud anterior sobre terrenos en el río Baker. Este dato, además de ser totalmente desconocido en la historiografía regional, esboza un cuadro de época no imaginado todavía: una carrera por peticionar las tierras recientemente incorporadas al patrimonio territorial chileno, carrera que no necesariamente oponía en bandos irreconciliables a poderosos inversores del centro del país por un lado y de Magallanes por otro. Más bien era una “carrera marcada”, donde los poderosos utilizaron todos los espacios posibles para hacerse de las tierras del Aysen y luego negociar la formación de sociedades anónimas que les permitieran explotar esas regiones.
¿Cuándo entonces, Asenjo y Bate solicitaron terrenos en el Baker? Pues a principios del mismo año 1903. El 10 de febrero ingresaba la solicitud originaria de ambos ciudadanos. Su texto, de gran interés por lo extenso y detallado, no es materia de este trabajo. Sin embargo diremos que, Asenjo y Bate debieron haberse enterado rápidamente que existían dos peticiones anteriores sobre la misma área en que habían puesto su interés, a saber la de un señor Leiva[3] y la de Juan Bautista Contardi, ingresada al Ministerio el 18 de diciembre de 1902 (Osorio 2013c).
De este modo, los solicitantes no persisten en esta solicitud y, bien informados por los mismos funcionarios del ministerio, cambian la ubicación de la solicitud a los terrenos adyacentes de los que Luis Aguirre había pedido a principios de aquel mismo 1903, sobre los cuales “…no hai ninguna peticion.”, como se cuidan de afirmar al final de su solicitud.


[1] Máximo del Campo integró el sexto gabinete ministerial del gobierno de Riesco, gabinete que sólo consideró su inclusión como ministro de Relaciones Exteriores, Culto y Colonización, conservando en sus cargos a todos los restantes ministros del quinto gabinete (Castedo 1999)
[2] Providencia N° 565, del 20 de junio de 1903. Ese día fue sábado.
[3] Petición de la que no hemos podido obtener ningún dato.

29 agosto 2013

Anoche

Anoche soñé con el padecimiento de Rosamel Gaete. Antes, activo en su quehacer, penetrante en sus juicios. Pero ayer se mostraba acabado y resignado ante la enfermedad que lo acompañaba desde hacía algunos años. Las tumoraciones, cada vez más desarrolladas, sobre todo las del rostro, increíblemente no lo desfiguraban. Todos reconocían su altivo rostro rural, sus aguzados ojos oscuros y la sencilla alegría que transmitían. Los tumores eran algo así como un maquillaje de estudio, que lo convertía en un personaje de la película que nunca haría.
Le quedaba poco a Gaete y él lo sabía.
Fue por eso que se acercó al emporio a comprar calugas toffee, quería degustarlas por última vez esa mañana.

27 agosto 2013

Antropología y Arqueología en los archipiélagos ayseninos: al vaivén de la marea

Mauricio Osorio

El desarrollo de las ciencias antropológicas en los archipiélagos de la región de Aysén es de reciente data. Si bien la Arqueología se constituye en la disciplina de mayor profundidad histórica –unde sus raíces en el viaje de Junius Bird en 1934-35- se puede afirmar que ha experimentado un acercamiento fragmentario y ásistemático en la búsqueda de comprensión de los modos de vida de poblaciones humanas hoy extintas. 
Es en el presente siglo que su presencia en los archipiélagos ha revestido una mayor sistematicidad, pero paradójicamente no se trata de una sistemática en cuanto a programas de investigación consolidados, sino que en relación con iniciativas de investigadores, de comunidades o de ambos agentes en conjunto que unen esfuerzos en pos de estudiar y al mismo tiempo rescatar el patrimonio cultural de aquellos pueblos pretéritos. En el ámbito científico puro, destacan los trabajos del arqueólogo Omar Reyes en Isla Traiguén, Seno Gala y ahora Guaitecas. El CIEP por su parte ha intervenido desde dos frentes en el desarrollo de la disciplina: el peritaje arqueo-antropológico para el Ministerio Público y el desarrollo de intervenciones donde la participación de la comunidad ha sido de gran relevancia. Una labor importante –aunque dificultosa- de esta institución dice relación con atraer el interés de más investigadores con el fin de contribuir a la consolidación de un programa de investigación cuya primera fase se ha intentado implementar: el registro de sitios arqueológicos. 
La Antropología por su parte, tiene un desarrollo mucho más reciente, marginal en cuanto a exposición mediática y crítico respecto de las dinámicas económicas que buscan hegemonizar las realidades actuales del mundo archipielágico aysenino. 
Resulta en extremo relevante en este contexto, el programa de investigación del Dr. Gonzalo Saavedra, quien ha llevado adelante una propuesta de compresión de las dinámicas de vida de los archipiélagos en perspectiva histórico-cultural-económica. 
También se abren perspectivas de interés en el trabajo desarrollado por colegas del “Núcleo de investigación de la realidad insular”, quienes incorporan las culturas demersales del archipiélago aysenino al interés antropológico. 
Otro grupo de trabajo se ha nucleado en la Universidad Austral de Chile, para analizar las relaciones entre las comunidades insulares del archipiélago de las Guaitecas y costas del norte aysenino con el ambiente natural en el que desarrollan sus vidas.

24 agosto 2013

Concesión de tierras en Patagonia aysenina: Una historia mal contada

Mal contada, por lo fragmentada, compartimentada. Que este ciudadano obtuvo tal permiso, que este otro obtuvo aquella concesión, que no se conocían, que competían por hacerse de las mismas tierras.
Los documentos de archivo, contienen información que echa por tierra esta idea sobre las concesiones. Los ciudadanos que solicitaron se conocían, su competencia por el acceso a los permisos era más bien aparente; se conocían los muchachos, unos trabajaban para los otros, y así...


22 agosto 2013

Valle medio Río Baker, 2006



Valle medio Río Baker, camino al Paso San Carlos, Monumento Nacional sin Decreto oficial. Fotos Rosamel Gaete

La Concesiones de tierra en Patagonia Occidental... un gran negociado a principios del s XX

Pisándole los pies a las comisiones de límites, un grupo de ciudadanos con pasta de especuladores, situados en Valparaíso, Santiago y Punta Arenas, trabajan para conocer el territorio de Patagonia Occidental e identificar los mejores terrenos donde establecer negocios pastoriles o, una vez conseguidos, simplemente especular con los derechos adquiridos a través de las entregas oficiales de los mismos. Estamos en 1901. Luis Aguirre, el mismo que obtuvo la concesión que dio origen luego a la Sociedad Industrial del Aysen, elevaba un informe al Ministerio de Colonización fechado ese año, relatando una reciente expedición hecha junto a otros personajes, pero en los terrenos del paralelo 47°!! Y solicitaba su ocupación. A fines del año siguiente, Juan Bautista Contardi, solicitaba ocupar los terrenos situados entre el 46°30' y 47°50', la frontera con Argentina y el río Baker y Lago Buenos Aires por el Oeste. Los mismos recorridos por Aguirre el año anterior.
Este último por su parte, solicita a su vez y el mismo 1902 los terrenos de Coyhaique, Ñirehuao y Mañihuales.
Ellos se conocían, y junto a varios otros, estaban empeñados en obtener por una u otra vía, los permisos de ocupación para luego entregarlos a empresas que los explotaran.



19 agosto 2013

Pese a la tragedia, la Explotadora del Baker siguió funcionando un par de años más...

Fueron enterrados más de 50 en el Baker, regresaron vivos unos 140 a Chiloé. Y ya en octubre de 1906, el administrador de la Explotadora se encontraba enganchando más gente para volver al Baker. Así dicen algunas versiones.
En 1908, el botánico Skottberg, de viaje por las tierras australes, navegaba junto a su equipo por los canales al sur del Golfo de Penas y en el cruce del canal Baker, encuentra una embarcación con problemas, cuyos tripulantes eran trabajadores de la Explotadora del Baker. El mismo científico sueco, dice que por el lado de la pampa, volvió a encontrar otros operarios de dicha estancia tiempo después.
La tragedia fue un episodio que no frenó al parecer, las actividades de la Compañía.

18 agosto 2013

Lluvia y muerte sobre Bajo Pisagua, 1906

El aire se había tornado nauseabundo desde hace varios días. El escorbuto o la intoxicación, la falta de alimentos o la brujería. Algo los estaba matando poco a poco. El gringo Norris junto a otros dos, se refugiaban en las oficinas. Los obreros yacían aquí y allá, padeciendo una agonía salvaje. Hoy 18 de agosto, una tregua que parece más un sarcasmo de la muerte, deja tranquilos a los que agonizan. Pocos, muy pocos quedaban aún en pie. Esto es enteros en su salud y eran ellos los que ayudaban a los postrados.

16 agosto 2013

El 17 de agosto de 1906 la muerte retomaba su tarea en el Baker...

Hoy sucumbía el obrero Antonio Barrientos, edad desconocida. Era el número 19. El que había muerto el día 14 se llamaba Juan de Dios Ruiz.

Cada uno sepultado en un ataúd de madera de ciprés, como el que los arqueólogos hallaron en 1998, durante la excavación que realizaron bajo la lluvia interminable de la desembocadura del Baker. Aquella vez, encontraron dos piezas dentales y un par de botones de porcelana. Pero un ataúd de factura rústica y respetuosa con el ritual mortuorio.

15 agosto 2013

En estos meses se cumplen 107 años de la tragedia de Bajo Pisagua, en la desembocadura del río Baker

107 años han pasado de esos fatídicos meses que llevaron a la tumba a más de 50 obreros chilotes en Bajo Pisagua, desembocadura del río Baker.

107 años cumple entonces el cementerio más famoso de la región de Aysén: Isla de los Muertos.

El 14 de agosto de 1906, fallecía el trabajador número 18. Un ataúd más recibía el cementerio que habían tenido que formar los que se mantenían en pie. Ruiz, obrero que había tomado en sus manos la confección de ataúdes, trabajaba y trabajaba con ayuda de algunos otros. 

El 15 y 16 de agosto fueron dos días de "descanso", si podemos hablar de descanso cuando tus colegas se van extinguiendo un poco más cada jornada. 

El 17 de agosto la muerte vuelve a acariciar un alma más y otro obrero se muere en el Baker.

Así se van dando los días en aquel paraje, hasta el 27 de septiembre, cuando aparece el vapor Araucanía allá afuera, en ruta hacia el norte y entonces se desvía y recoge a los sobrevivientes.

Todos ellos habían sido abandonados en Bajo Pisagua, ya no tenían casi alimentos, muchos yacían sobre camastros o pilchas, soportando aquella tragedia que se les vino encima como maldición.

Obreros de todas las edades.

107 años han pasado ya y no puede ser que nos importe solo si vendrán más turistas a visitar este año las tumbas misteriosas.

11 agosto 2013

La Compañía Explotadora del Baker respondió al Ministerio de Colonización sobre lo que pasó en el Baker en 1906

El Ministro de Colonización en 1906, Ricardo Salas Edwards, militante del partido Conservador, debió responder entre otras interpelaciones efectuadas por parlamentarios, la que se refería al abandono de trabajadores en el Baker y la consecuente muerte de un elevado número de ellos.
Este ministro indicó campante que "las desgracias acaecidas no fueron consecuencia del abandono ni del hambre sino de una epidemia de escorbuto i de haberse negado los enfermos a tomar remedios." Se basaba en una nota que le hiciera llegar el gerente de la empresa. Esa nota reconoce la tragedia, pero la atribuye al escorbuto y no al abandono y hambre. Afirma la misiva de la empresa que Florencio Tornero estuvo hasta julio de 1906 en la zona y dejó abundante alimento para los obreros...

Una breve nota que contiene tal vez más claves sobre lo que les sucedió a los obreros chilotes que lo que hasta ahora sabemos.


06 agosto 2013

Fueron más de 200 trabajadores en el Baker... volvieron vivos a Chiloé menos de 150...

Es cierto que eran más de 200 los trabajadores que la Compañía Explotadora del Baker enganchó para la temporada 1905-1906 en el Baker.
Es cierto que eran hacheros, camineros, un cocinero, aserreros, y tantos otros oficios que los obreros de Chiloé sabían desempeñar.
Es cierto que los abandonaron en junio de 1906.
Es cierto que los rescataron el 27 de septiembre de 1906.
La duda se levanta en torno a cuántos murieron y las causas de sus muertes.
60, 59, 57 sepultados en el Baker. Otros 6, 8 o 12 mueren durante el viaje de regreso a Chiloé.
Tal vez dos cementerios, uno de ellos desaparecido.
Tal vez capitalistas implicados que hasta hoy son desconocidos,
Tal vez memoria oral desdeñada puebla las charlas familiares en Chiloé.

04 agosto 2013

¿Cómo llega a rescatar a los trabajadores de Bajo Pisagua el vapor Araucanía?

En Chiloé esperaban el arribo de este vapor el 27 de septiembre. Era la información que desde Punta Arenas habían telegrafiado. Su salida desde aquel austral puerto fue el 14 del mismo mes. Pero el Araucanía no apareció por Ancud ese día ni el siguiente. En Puerto Montt en tanto lo esperaban para el 30 de septiembre o el 01 de octubre.
Sin embargo, el Araucanía estuvo el 27 de septiembre embarcando a los sobrevivientes del Baker. Pero ¿llegó allá enviado expresamente?, ¿o fue un hecho fortuito y obligado su detención en Caleta Hale o "la Isla"? 
Según el propio capitán de la nave, debió pasar a Baker a embarcar un número indeterminado de hombres. Pareciera ser que llevaba instrucciones para realizar esta detención.
Pero el testimonio del sobreviviente Emilio Zúñiga indica que él junto a otros más se habrían encontrado en la Isla, buscando alimentos y a la espera de que pasara algún vapor, cuando el Araucanía apareció. Fue en ese puerto donde todos los trabajadores se embarcaron. No parece que el Araucanía se hubiese internado hasta Bajo Pisagua. Norris tampoco habla en su carta de 1906, escrita en el lugar de los hechos, que el embarque de trabajadores se hubiese hecho en el muelle de Bajo Pisagua.  

30 julio 2013

Pero quedaron allá las tumbas de tantos y tantos...

Entre el 07 de julio y el 27 de septiembre de 1906, murieron diariamente trabajadores chilotes en el Bajo Baker. Enganchados por agentes de la Compañía Explotadora del Baker, para una temporada de 6 meses de trabajo que no debía ser diferente a las anteriores, se vieron abandonados a su suerte, sin alimento suficiente para más de 200 obreros. Poco a poco se desató la tragedia. La escacez de alimento habría sido la causa principal. Brota el escorbuto, por falta de vitamina C en los restos de alimentos que quedan; y según datos no confirmados todavía, una enfermedad asociada se desata también: la disentería.

Desde Bajo Pisagua debieron haber salido en junio de aquel año, pero no fue hasta el 27 de septiembre que los sobrevivientes se embarcaron en el vapor Araucanía.

¿Por qué esta demora? Se habla de un vapor que habría salido desde Punta Arenas, pero que naufragó. Su nombre SA Valdivia. En los registros de tragedias marineras, el nombre de este vapor no está inscrito. Es una incógnita su existencia. Se habla de una gestión en Talcahuano para que un barco saliera de allí a buscar a los trabajadores, pero que el terremoto del 16 de agosto de 1906, habría movilizado los barcos hacia Valparaíso. Pero hemos comprobado que después del terremoto los viajes entre Valparaíso y Puerto Montt al menos, continuaron con cierta regularidad.

¿Qué ocurrió entonces?


24 julio 2013

El vapor que devolvió a la vida a los hacheros sobrevivientes de Bajo Pisagua: 1906

Se llamaba "Araucanía" el vapor que desvió su ruta para internarse por el Canal Baker, con el objetivo de embarcar a los hacheros chilotes que se encontraban abandonados allí desde junio de 1906. Su capitán era Guillermo Titus. Este vapor era de propiedad de la empresa Braun y Blanchard, y realizó dicho viaje contratado por la Compañía Explotadora del Baker. 

Cuando el Araucanía llegó a Bajo Pisagua, se encontró con un panorama desolador: cerca de 60 trabajadores habían muerto ya. Subieron a todos los sobrevivientes, los que se hacinaron en una bodega del barco, tanto enfermos como sanos. No bien habían embarcado, dos obreros más mueren. 

El "Araucanía" emprendió viaje al Norte lo más rápido posible y a fines de septiembre de 1906 recalaba en Dalcahue (puerto no habilitado para embarcaciones mayores), donde bajaron los trabajadores sobrevivientes, ya que la mayoría era de los alrededores. Luego siguió viaje a Ancud, puerto en el que la nave es sometida a una desinfección profunda, para no dejar rastros de escorbuto, disentería u otra enfermedad que los obreros pudiesen haber portado.



15 julio 2013

Carlos Flach sigue dando sorpresas

Al encender el computador esta mañana, la sorpresa fue magnífica. En mi cuenta de correo apareció un mail que esperaba desde hace días. Por último -pensaba- vale un lacónico acuse de recibo diciendo que lamentablemente nada podía aportar a la investigación.

Pero el correo estaba allí, lleno de nuevos antecedentes sobre Carlos Flach o Von Flack como prefirió ser conocido acá en Chile y en Patagonia. Es una sobrina del personaje que investigo, una anciana sueca que logré contactar gracias a la colaboración de una conciudadana suya y familiar lejano, a la que había yo escrito patudamente hace algunas semanas atrás, sin mayores pretensiones, sólo jugando con el azar.

Así supe que a los 20 años Carlos Flach había recibido de su padre un boleto en barco, solo de ida, a Sudamérica, pues se había convertido en un dolor de cabeza para el viejo Sigismund quien deseaba que sus hijos progresaran en el trabajo y Carlos sólo buscaba la buena vida.

Y supe que conoció a su futura esposa tempranamente, con la que convivio al parecer antes de matrimoniarse, lo que habla a las claras de una vida al filo de las reglas de la aristocracia criolla.

La misión ahora, a petición de la sobrina de Carlos, es ubicar información del hijo de este antagonista de la historia aysenina. De nombre Raoul, este hijo se habría casado con una sudamericana de nombre Ema Díaz (no se sabe si es chilena o de otra nacionalidad).

La historia de Carlos Flach, lejos de cerrarse, depara nuevas sorpresas.
 




11 julio 2013

AISEN Entre dos Culturas


Francisco Mena L. y Mauricio Osorio P.

(Artículo escrito a fines de 2010)

En el breve lapso de veinte años, Aisén ha cambiado tanto que las reflexiones publicadas entonces, donde se veía a la cultura de Aisén como producto del aislamiento, merecen ser analizadas críticamente desde la perspectiva del presente. Si las reflexiones de aquella época ofrecían también un resumen muy somero de la historia humana del territorio en el siglo XX, este artículo provee además una oportunidad de hacer una historia de las últimas décadas de ese siglo y la primera de éste a la vez que reflexionar sobre el impacto de la conectividad en la identidad regional.[1]

De una cultura del aislamiento y de familias autónomas, pareciera que se ha pasado a una cultura de las comunicaciones globales donde gran parte de la actividad humana se entiende inserta en un marco planetario, desde grandes empresas que crían y comercializan salmones destinados principalmente al mercado europeo hasta pequeños empresarios turísticos que dependen fundamentalmente de visitantes de esas nacionalidades.

Las comunicaciones, el transporte o como se dice hoy la  “Conectividad”, es un ejemplo típico de proceso sinérgico y acelerado, en el que diferentes variables (ej. empresas  productivas privadas, aumento poblacional,  servicios públicos, telecomunicaciones, turismo) se alimentan unas a otras en una verdadera escalada.  Con fines netamente operacionales -y ya que antes caracterizamos la cultura de Aisén por el aislamiento- hemos optado por enfocarnos en  esta variable, pese a que puede considerarse una variable “forzante”, que en gran medida determina a otras que luego la refuerzan y actúan sobre ella.

Esta rápida transformación –que ya se veía venir cuando escribimos hace veinte años- no ha estado exenta de contradicciones y curiosamente, son los recién llegados y la juventud quienes suelen representar a “la tradición” mientras que los mayores suelen expresar su desconcierto, divididos entre sus viejas costumbres y la promesa del “progreso” y la superación de las penurias del aislamiento.

A principios de los años setenta la Región estaba prácticamente incomunicada. Había un vuelo semanal entre Coyhaique y Puerto Montt y  una barcaza comunicaba cada semana por mar Puerto Chacabuco y Puerto Montt o Quellón en la X Región[2]. Las comunicaciones internas, por su parte, se hacían fundamentalmente en aviones menores. Fue la comunicación aeronáutica con el exterior la que definió la habilitación del aeropuerto de Balmaceda (inaugurado en 1969) y el eventual reemplazo del aeródromo Teniente Vidal[3]. Hoy hay dos líneas aéreas que atienden la Región, con un promedio de  tres vuelos diarios.

Uno de los factores más importantes del cambio sociocultural en la región está representado por la construcción de la Carretera Austral cuya concepción fue temprana,[4] pero que comenzó a concretarse a mediados de los setenta del siglo pasado. En 1976 el Ministerio de Obras Públicas dinamiza esta obra, comenzando en 1978 por varios frentes e inaugurando en 1982 el tramo principal en su parte norte, entre Coyhaique y Chaitén. El tramo sur se abrió recién al tráfico hasta Cochrane en 1990, anexando Villa O’Higgins en 1999. En la medida que existían ramales transversales (Ej. La Tapera-Alto Río Cisnes-Argentina; Mañihuales-Puerto Aysén; Puerto Aysén-Coyhaique-Coyhaique Alto; valle Chacabuco-Guadal) se fueron incorporando al trazado principal, en cambio otros se hicieron después (ej. Tortel a  fines del año 2003, Marín Balmaceda el 2009, Bahía Exploradores aún por finalizar).

Aunque la Carretera Austral contribuyó notablemente a mejorar el tránsito terrestre entre localidades de la Región, la comunicación con el resto del país siguió dependiendo fundamentalmente del tráfico naviero y aéreo[5].

Otro factor que hay que considerar en el proceso de cambios que ha experimentado la cultura aisenina -que antes podía definirse por el aislamiento-, han sido las comunicaciones. En el principio, el gran elemento unificador fue la radio, aunque se escuchaban fundamentalmente emisoras argentinas. La creación en 1960 de Radio Patagonia Chilena puede considerarse un “hito” importante en la historia de la conectividad aisenina, ya que –a diferencia de tantas otras iniciativas que emergieron y luego desaparecieron- sigue vigente en la actualidad, aunque muchas de sus antiguas funciones (ej. mensajes personales) hoy son desempeñadas por medios como la telefonía o Internet. Once años más tarde surgió Radio Aysén  (Puerto Aysén) y debieron pasar otros ocho años  para que surgieran casi simultáneamente en Coyhaique las radios Santa María y Ventisqueros. Pero en los ochenta surge una verdadera red de radios menores (en su mayoría radios FM fundadas por el Padre Antonio Ronchi[6]) y en los noventa se crean una cantidad de emisoras hasta en las localidades más apartadas (muchas de ellas proyectos comunitarios financiados por las municipalidades o el Gobierno Regional y otras empresas privadas FM).

Si hay que identificar a una persona que definió como un servicio primordial mejorar la red de comunicaciones, esa persona es el padre Ronchi, pero –aunque innegable- su importancia en el desarrollo de la televisión rural habría sido imposible sin la voluntad del gobierno de traer Televisión Nacional, primero en latas de cine transmitidas en diferido, para luego llegar a crear un canal regional en los ochenta.[7] La coyuntura aprovechada por el padre Ronchi fue precisamente la decisión de Televisión Nacional de abaratar costos desarmando el canal local, para comenzar a transmitir vía satélite. Aunque en principio se contrató un satélite lejano y se requería una antena prohibitivamente grande, la decisión de cambiarse a un satélite más cercano abrió la oportunidad de instalar pequeñas antenas  parabólicas que permitían tener acceso a la televisión a comunidades que jamás lo habían soñado (y que hasta entonces, a lo más, se beneficiaban de un pasapelículas en casa de algún profesor conectado a varios televisores en el pueblo). En esta “ventana” entre la contratación de un satélite cercano (1988) y  la codificación digital de la señal de TVN (1991) se instalaron una veintena de pequeños canales locales, los cuales debieron limitarse posteriormente a ver la señal del canal mexicano Eco, el único libre de codificación al alcance. Esta situación motivó la donación por parte del gobierno de la época de decodificadores (1994) y –al igual que en lo referente a otros medios de comunicación y/o transporte- se produce entonces una verdadera “avalancha” de canales de televisión.[8]

Aunque la radio satisfacía en parte esa necesidad, ha sido en el plano de la telefonía y en menor medida Internet donde las comunicaciones personales han experimentado mayor desarrollo. Algunas de estas tecnologías son recientes y han tenido en todo el mundo un crecimiento explosivo,[9] pero es notable que entre los primeros teléfonos que llegaron a la Región (1918) y la creación de una primera red domiciliaria (1960) transcurrieron varias décadas y sin embargo bastaron sólo siete años para que el teléfono celular pasara de ser un ítem escaso (1992) a la existencia de más de siete mil unidades (1999) y una red que da servicios a comunidades tan distantes como Puerto Ibáñez, Chile Chico o Cochrane. Incluso los pobladores de localidades ajenas a esta red  (ej. Caleta Tortel, Lago Verde o Villa O’Higgins) han adquirido estos aparatos para comunicarse cuando visitan localidades con acceso a este tipo de señal.[10]

Igual de explosiva ha sido la masificación de Internet, que llegó por primera vez a la región a principios de los noventa y actualmente sirve  a más de cuatro mil computadores, muchos de ellos unidades domésticas. Es interesante señalar que hoy se ofrece Internet por cable telefónico (con y sin extensión wi-fi), móvil (telefonía celular), vía estaciones de microondas y satelital, solución esta última que ha permitido gozar de este servicio a localidades que ni siquiera cuentan con telefonía, si bien es cierto que limitadas a unos pocos recintos como son las bibliotecas públicas. Este sector de las comunicaciones se ha desarrollado de modo paradójico, pues es clara la explosión de usuarios, no así de abonados. El decrecimiento de la telefonía fija por una parte y la implementación de servicios gratuitos y señales wi-fi públicas por otra, explican esta situación. [11]

Este acelerado desarrollo de los transportes y comunicaciones -tras un largo periodo de lentos avances y frecuentes retrocesos- ha venido aparejado de un aumento explosivo del turismo, la compra de tierras por extranjeros, la instalación de nuevas empresas productivas (ej. salmoneras) y otros muchos desarrollos (aumento concentración urbana, nuevos servicios y comercios, incluyendo universidades y especialidades médicas). Por lo demás -como hemos dicho- este proceso no es privativo de Aisén, ya que ha coincidido en gran medida con el fenómeno planetario de la globalización y el desarrollo acelerado de las tecnologías de la comunicación y  la informática. El hecho innegable es que en veinte años la conectividad de la Región ha cambiado y ya no se justifica reducir sus factores culturales al “aislamiento”. Quizás este mismo cambio acelerado responda al  oportunismo y flexibilidad que siempre ha caracterizado al hombre y mujer aiseninos: autónomos y preocupados solo del presente. Las dicotomías maniqueas (ej. jóvenes tradicionalistas vs. viejos modernistas; lugareños que miran hacia fuera vs. extranjeros que miran hacia dentro) pueden ser un buen recurso para hacer política o periodismo sensacionalista, pero no son más que una burda simplificación en una región donde la mayoría de la gente está internamente dividida, viendo tanto las ventajas como los problemas asociados a los cambios.

Aislamiento y Resistencia

El conflicto entre modernidad/globalización y tradición/aislamiento se hace manifiesto en diversos sectores de la actividad regional. El caso de la industria salmonera es particularmente interesante puesto que si bien ha constituido un factor potente de cambio en las prácticas e ideas culturales de los aiseninos, ha sido de alguna manera “incorporado” a los modos de vida del litoral, sin provocar graves conflictos. Por un lado el hecho de afectar un territorio litoraleño que al parecer no forma parte de las narrativas de identidad dominantes a nivel regional y por otro, el hecho de suceder en un espacio remoto hasta la invisibilidad, han permitido que la industria salmonera se desarrolle con relativo éxito.
 
En cambio, el proyecto de represar los ríos Baker y Pascua representa de un modo extremo el conflicto entre tradición y globalización. Sin duda, la difusión de un modo de vida basado en megaproyectos productivos a toda la Región así como un tendido de alta tensión atenta contra las narrativas identitarias dominantes y es incompatible con un modelo de futuro basado en el turismo y/o el fomento de una cultura tradicional. Por ello, para muchos habitantes de la Región la única manera de confrontar esta propuesta es dejar de lado los matices y tomar partido, pero es muy probable que la mayoría de los aiseninos no vea esta oposición violenta entre la conservación de los paisajes y tradiciones campesinas, por un lado y las comodidades del “progreso”, por otro.

Si  bien podemos hablar de una “cultura del aislamiento” para referirnos a las costumbres y valores tradicionales que dominaron la emergencia y desarrollo de Aisén, hoy debiésemos hablar de una cultura cuya característica es una peculiar postura ante la “globalización” a la que podríamos tal vez llamar “cultura de la resistencia”. Aunque no necesariamente mayoritaria ni dominante (difícilmente incluiríamos en ella a la mayoría de las autoridades políticas…) esta es la postura más articulada, autoconsciente y vocal. Como revela un reciente estudio sobre “Identidad Regional” (2010) esta “cultura de la resistencia” representa a un número creciente de jóvenes que –nacidos y criados en Aisén- tienen la oportunidad de visitar otras regiones del país (generalmente para seguir estudios universitarios) y han vuelto decididos a defender su Región de los supuestos “avances” asociados a la “modernización” e inserción globales. Convencidos de que se puede aprender de lo vivido en otras partes sin necesidad de pasar por el mismo proceso, este grupo critica al “sistema” y cimenta su identidad en valores y prácticas tradicionales, como la cercanía a la naturaleza, el compartir el mate o jugar al truco. Por su común oposición al proyecto de las megarepresas, suele asociarse a este grupo con los ecologistas extremos, muchos de ellos extranjeros que participan de una cultura planetaria que privilegia la naturaleza y suele no estar interesada en las tradiciones campesinas de Aisén.

Junto a esta “cultura de la resistencia”, sin embargo, existen otras actitudes hacia la “globalización” y conectividad. Sin duda observamos todavía la antigua “cultura del aislamiento” aunque es francamente minoritaria y en retirada. Tan importante como ella parece ser una actitud abierta al modernismo e interesada en que Aisén participe plenamente de los fenómenos de la “globalización” (ej. tecnología, comunicaciones).[12]


¿Fatalidad o realismo?

Como hemos señalado, sin embargo, esta dicotomía entre tradicionalistas y modernistas, es una imagen falsa, puesto que la mayoría de los habitantes de Aisén parecen estar divididos al respecto. De hecho, el aislamiento y la toma de decisiones independientes propia de las familias autónomas ha definido tradicionalmente una actitud más bien “realista”, en la que se toma caso a caso lo que se estima útil, sin que primen decisiones teóricas generales del tipo “todo o nada” (partidarios de la modernización o de las tradiciones siempre). A riesgo de sonar “fatalistas”, esta característica propia de una historia de relativo aislamiento y autonomía no parecería una actitud viable frente a megaproyectos, que o son gigantes o no se financian y, por ende, no son. Por otro lado, el turismo regional se sustenta en gran parte en la visión romántica de un “halo” de lo remoto, prístino e inexplorado y una sola represa o una planta industrial –aunque fuera invisible y “en el valle de al lado”-  perjudica todo el atractivo de la Región. En estos casos, no es posible buscar soluciones intermedias como proyectos más chicos compatibles con emprendimientos turísticos y la mantención de un modo de vida campesino tradicional.

Enfrentada bruscamente a  su  inserción en los mercados globales (que se expanden vertiginosamente hasta a los lugares más aislados…), la Región encara una dolorosa disyuntiva: la de los bosques y ríos como paisajes o como recursos. Encara sobre todo el riesgo de perder su identidad, una identidad que hasta ahora ha estado basada fundamentalmente en la flexibilidad y el oportunismo, en el equilibrio entre tradición y cambio.


[1] Este ensayo se basa en reflexiones previas de los autores expresadas en  el artículo “Aisén, espacio y sociedad” (Revista CA, 1992) y el libro Aysén, matices de una identidad que asoma (2010).
[2] Si bien la primera línea regular de vapores entre Puerto Montt y Puerto Aisén data de 1939, los primeros vuelos de aun antes (intento  del Tte. Merino Benítez por crear una línea regular de aviones anfibios en 1929 que se suspendió transcurridos menos de un año a causa de la caida y muerte de dos tripulantes en el fiordo Aisén) y el Estado opera a través de la empresa naviera EMPREMAR desde 1953 en la zona, las iniciativas centrales definieron un desarrollo lento y errático (ej. hubo años en que se efectuaron dos viajes navieros semanales o subsidios a embarcaciones por la ruta cordillera, que al año siguiente eran suspendidos o revitalizados; empresas privadas que navegaban a Magallanes recalaron intermitentemente en Puerto Aisén o Chacabuco) que pueden considerarse apenas un factor más en erosionar lentamente una situación de aislamiento.
[3] Que sin embargo siguió funcionando para vuelos extraregionales al menos hasta mediados de los años noventa
[4] Ya el Intendente Marchant hablaba del camino longitudinal durante su primera administración (1928-1931) y el Ministerio de Obras Públicas contrató especialmente a Augusto Grosse para explorar rutas terrestres que comunicaran internamente la región, conocimiento que aportó a concretar posteriormente la idea de una ruta que uniera la región con las regiones del norte del país.
[5]  No existe ninguna línea de transporte terrestre regular al “norte” o a Santiago que utilice la Carretera Austral, privilegiando la vía marítima o bien la carretera por Argentina
[6] El año 2002 nace oficialmente la red Madipro, reuniendo la Radio Santa María y seis emisoras creadas por el Padre Ronchi bajo el Obispado
[7] La programación pregrabada en latas de cine comenzó en 1971 en Coyhaique y 1972 en Pto. Aysén; en 1985-86 en Chile Chico y Balmaceda.
[8] En 1995 y 1996 llegan a Coyhaique el Canal Trece UC, Megavisión, Chilevisión, la televisión por cable y satelital
[9] Por lo que no podemos atribuir su desarrollo regional  solo a  la necesidad de romper el aislamiento
[10] Mientras la telefonía móvil crece en el periodo 2000-2006 desde un 12% a un 56%, la telefonía fija experimenta un decrecimiento desde un 42% a un 33%
[11] La implementación de Internet en casi todas las bibliotecas públicas de la región ha permitido el acceso a una gran cantidad de usuarios que no son abonados argumentando como razón principal no poseer computador. 
[12] Aunque tiene menos presencia mediática, tal vez por estar avalada por la empresa privada y gran parte de las autoridades políticas y otros tomadores de decisiones.