19 febrero 2008

Padezco un cuerpo cansado

Padezco un cuerpo cansado
que sin embargo no se rebela
intuye la corrosión del día a día
y no se eriza indignado

Lo levanto apenas por la manana
le digo: aún quedan piedras en el camino
El sólo está cansado.

Le llevo alas nuevas y su piel parece nada
le digo: aún hay flores allá afuera
Su silencio dérmico me asusta

Nunca se rebela
no me grita ¡Imbécil quedo!
¡Náufrago de tu propia piel,
de tus músculos, de tu sexo!

Lo miro incrédulo
y no sé qué hacer con las últimas alas
que le compré

Santiago, 19/02/08