09 septiembre 2016

Migrante

Migrante mi paso sentí
en una planicie de diciembre.
Un coro gritaba tras de mí
¡locura!, tu lejanía.

Migrante mi pulso se asentó
entre los ñires
-así les llaman y es un canto este nombre-.
Verde, rojo, verde
su follaje avanza sobre los años
como mis recuerdos hacia el silencio.

Migrante mi voz acarició
Aysén este refugio abierto,
todos los vientos dan forma a sus murallas
que caen mudas por los caminos.

[Este Aysén ha recibido mis alas
cubriendo de nieve sus miserias]

Migrante mi memoria abre surcos
en la espesura de bosques olvidados
bajo el fuego, y la ausencia
recoge historias que crepitan
en todos los valles respirados.

[Migrante la sola inmensidad
gravita en la palabra de sus gentes]


Rosamel Gaete