30 junio 2013

Juan Llancufil Melifú, un mapuche solitario en 1930




Fue censado en 1930 para el Censo Agrícola de ese año. La ficha censal de este poblador, registra que su nacionalidad es chilena, soltero, sin hijos y ocupa una extensión de 100 hás desde 1919 en plena cordillera. Los límites anotados por el censista son vagos, por lo que no podemos saber a qué cordillera dentro del valle Simpson se refiere. Sus mejoras eran “ranchos” no valorizables bajo las categorías aplicadas en el censo. No hay dato monetario que valúe las construcciones. Poseía este hombre solo, 6 vacas paridas, 16 vacas secas, 6 caballos y 6 yeguas.

En el apartado “observaciones” de la ficha censal, el censista indica: “Es un Mapuche viejo, que vive muy lejos entre la Montaña, completamente solo”.

¿Quién era este hombre?, ¿quién lo habrá conocido en el valle Simpson?, ¿de dónde venía y cómo llegó allí?, ¿tenía familiares?

29 junio 2013

“¿De verdad ése es el tal Von Flack?”. Una conversación póstuma y por partes con Baldo Araya Uribe (tercera parte)





Mauricio Osorio Pefaur
Antropólogo social


 
Ahora bien, estábamos en las andanzas de Flach -así lo escribiremos desde ahora- en el Simpson y por la misma época en el Baker. A fines de 1909, y con el acta de remate en la mano, las marcas debidamente inscritas, un contrato que lo investía de poder y autoridad como representante de los capitalistas de la Sociedad Tres Valles, emprende –según lo veo yo- el viaje al Áysen, presumiblemente por vía argentina ya que su residencia estaba en ese país.

Una vez en el Baker se tuvo que haber dedicado a rodear y contramarcar el ganado que remató, gran parte del cual llevaba más de un año pastando libremente en estepas y valles del área. El resto, muy probablemente ya había sido bagualeado y contramarcado por otros pobladores, de ambos lados del alambre, imagino.

Esta sola labor debe haberle llevado sus buenos meses de trabajo a Flach, sus trabajadores y hermano, como bien nos comenta usted don Baldo. Pero, al mismo tiempo, tendría que haber trabajado en la traída de colonos al Simpson, lo que al decir de algunos textos va logrando con cierto éxito durante los primeros meses de 1910, junto con la introducción de al menos 3.000 mil cabezas de ganado ovino, provenientes al parece del mismo Baker.

Hasta que a principios de Mayo de ese mismo año, el diario El Mercurio de Santiago recibe un desesperado telegrama desde Comodoro Rivadavia, firmado por Carlos, su hermano y Gustavo Arbeger. En él denunciaban haber sido asaltados por bandoleros, en el boquete de Entrada Baker, justo cuando se disponían a tropear junto a 8 trabajadores a su cargo, 1.000 cabezas de vacunos, desde las tierras del Baker. Informaban haberse enfrentado sin éxito a los asaltantes, debido a que éstos estaban parapetados tras un fortín de gruesa madera, la que no pudo ser dañada por las balas calibre 44 que los asaltados descargaron con sus rifles winchester. Estos últimos tampoco recibieron balas en sus cuerpos o cabalgaduras y al contrario informan que lograron escapar con vida, aunque las pérdidas directas fueron más de 200 vacunos “robados y marcados por los bandidos”, además de seis caballos ensillados que pasaron a poder de los asaltantes.

Varias preguntas surgen a partir de la lectura de este telegrama: ¿Cómo escapan finalmente?, ¿y el resto de cabezas de ganado?, algo menos de 800 si seguimos la lógica de Flach, ¿dónde habrán quedado? Una carta fechada en Buenos Aires, agosto de 1910, y escrita por Alfredo Amadori a Darío Schiattino, gerente de la Sociedad de los Tres Valles, da indicios de la situación de los hermanos Flach y del ganado que aún les habría quedado después del asalto. Dice Amadori que en Comodoro Rivadavia logró hablar con un mayordomo de los Flach, quien le informó que éstos habrían quedado en situación “crítica” después del asalto, pero que gran parte de los animales seguirían en las tierras del Baker. Este mayordomo como lo denomina Amadori, también le cuenta que las familias introducidas por Flach en el Simpson, si bien suman varias, muy probablemente decidieran retirarse por causa de los bandoleros “que pululan por allá” y por falta de apoyo de autoridades, pese a que los Flach lo habrían solicitado en su momento. En la carta de Amadori se puede leer sobre la idea de que la Sociedad Tres Valles impulsara la construcción de un camino de carretas entre el río Aysén y el río Simpson y la instalación de un fortín en una loma estratégica de la frontera en El Huemúl. Estas ideas que en el texto de Pomar aparecen como del mismo Amadori, son en realidad del mayordomo con el que se entrevista en Comodoro.

Lo que sí es idea de Amadori es que la Compañía de los Tres Valles tendría que empezar de cero, invirtiendo nuevamente dinero para la traída de colonos, pues lo cancelado a los Flach de acuerdo a contrato estaría ya perdido.

Ya antes, en otra misiva fechada en Punta Arenas hacia fines de mayo del mismo año, uno de los directores de la empresa, Santiago Edwards le informa a Schiattino todo lo acontecido a Flach, le hace llegar copia del aviso de El Mercurio y le indica que estos sucesos han obligado a retrasar el negocio que la Sociedad Tres Valles llevaba avanzado –por intermedio de Edwards- con el capitalista de Punta Arenas, Ernesto Hobbs y que consistía en ofrecerle una sustancial participación en la Compañía. Hobbs estaba bien interesado, había pedido informes a quienes conocían el área y ya tenía un hombre de confianza a punto de partir al Simpson ese mes de mayo, para evaluar en terreno las bondades y las complejidades de entrar en el negocio que se le ofrecía. Debido al famoso asalto, Hobbs se arrepiente de enviar a su hombre y Edwards debe haber intentado mantener a flote la promesa de negocio sobre la base de promesas de que todo se calmaría, de que solicitarían apoyo al gobierno para que haya resguardo del orden público, etc.  

¿A dónde se fue Flach después del asalto? Releyendo a Pomar nuevamente, y tratando de interpretar lo que éste consigna como datos aportados por los pobladores con los que conversa en 1920, podemos pensar que los Flach una vez envían el telegrama a la prensa de Santiago, retornan al valle Simpson y allí se quedan viviendo y cuidando el ganado lanar que habían introducido. El resto de año 1910 lo habrían pasado en el Huemúl, preparando un nuevo viaje al Baker para contabilizar y proceder a recuperar el ganado que no había sido robado. Necesariamente debemos pensar que Carlos Flach debe haber dejado algún peón al cuidado de su hacienda en el Baker, manteniendo de este modo cierta presencia en el área.

Llega 1911, la situación de la Compañía de los Tres Valles no es nada buena, se huele en el ambiente su fracaso. No han podido tomar posesión de las tierras, pese a que habitan allí los  Flach. Los colonos supuestamente introducidos han abandonado el área, siguen llegando ocupantes chilenos que se instalan aquí y allá. Los Flach deben entonces considerar otras opciones. Carlos decide emprender viaje a la capital con el objetivo de solicitar al Gobierno permiso de internación de sus animales, por el primer “paso de aduana” habilitado al norte de esa zona austral y libre de impuestos aduaneros por tratarse de ganado criado en Chile. Su hermano Rodolfo queda al cuidado de la hacienda lanar en el Huemúl. Esta medida parece ser urgente, deben generar capital efectivo como sea posible.

En su solicitud, Flach indicaba que el ganado que deseaba arrear, correspondía al que había criado a partir de lo que había rematado en 1909. La razón de la solicitud era que la única vía para arrear su ganado “chileno” y venderlo en el mercado de ese país, era territorio argentino, pues no había ruta posible en el territorio del Baker y sus alrededores hacia un puerto en el Pacífico.

Obtiene el permiso de internación el 03 de noviembre de 1911 mediante decreto n° 3055 del Ministerio de Hacienda. Con este documento como respaldo, procede a inscribir tres marcas de fuego en los registros de la Sociedad Nacional de Agricultura, con sede en Santiago. Entre ellas, la antigua de la Compañía Explotadora del Baker: “CB”.

Al día siguiente, ingresaba al Ministerio del Interior una solicitud orientada a que esta repartición dispusiera de una autoridad tanto en el Baker, como en el Simpson, argumentando que a él y a los demás ocupantes chilenos, les era muy complicado arrear sus ganados por Argentina, ya que las autoridades de dicho país ponían dificultades de todo tipo. El ministro instruye ese mismo día a la Intendencia de Llanquihue que informe respecto de lo solicitado. No hemos encontrado dicho informe, pero lo interesante don Baldo es que Flach, se preocupó de todos los detalles que le permitieran un regreso satisfactorio al Sur.

Una vez teniendo todos los documentos en su poder, Flach aprovecha una circunstancia fortuita para retornar “resguardado” al Áysen. A mediados de 1911, el gobierno chileno había recibido una solicitud de apoyo de parte del gobierno argentino, que se encontraba en batida oficial de una partida de bandoleros de origen norteamericano (Martínez y Osorio, 2011). En noviembre el destacamento Puerto Montt recibe la orden de organizar un contingente con destino al Áysen para iniciar la búsqueda de los bandoleros en territorio chileno, ya que había información que afirmaba se encontraban escondidos en algún paraje del Áysen. Este contingente sale desde Puerto Montt el 25 de noviembre al mando del teniente Julio Ivars de Gayá y en esa ciudad Flach se les une.

Ya en el territorio, específicamente en la estancia Coyhaique de la SIA, el teniente Ivars se entera que “Carlos F. Von Flack que acompañaba á Rio Backer, desde Puerto Montt que decía ser dueño de los terrenos y hacienda de dicho Rio, se encontraba perseguido por la Policia Argentina, por estafa robo de animales y atentado contra las vidas de unos pobladores en el Valle de Backer.”  Ivars nada cuenta respecto a cómo tomó él esta información, a si llamó la atención a Flach, por no informarle de su situación, poniéndolo como se puede al menos pensar, en una situación incómoda ante las gentes de la estancia.

Unos días después –escribe en su informe el teniente Ivars- “En el Valle Coslowsky, antes de pasar al territorio chileno la Policia Argentina, reconoció a Carlos F von Flach, que los acompañaba hasta
ese punto y que se dirijia á Rio Backer, von Flac, fue aprehendido por la Policia Argentina con orden
judicial por el delito que anteriormente menciono y que en Aysen se habian informado.

Podemos ver entonces que Flach tenía motivos para buscar protección policial e intentar pasar “colado” para seguir al Baker. Su estratagema fracasó y tuvo que pasar algún tiempo detenido por la policía argentina, hasta que se aclararan los hechos de los que era acusado. A este respecto no tenemos mayores informes, pero recién en 1913 logramos retomar la pista de sus andanzas, don Baldo.

Mientras los pobladores del Huemúl, sumados a un gran número de inmigrantes chilenos dispersos en el valle Koslowsky y lago Blanco, preparaban una reunión clave para sus intereses como ocupantes del valle Simpson, Carlos Flach visitaba el Club Inglés de Punta Arenas, invitado por Ernesto Hobbs. Era Mayo de 1913. Desde Punta Arenas Flach viajará a Santiago, donde en Junio lo encontramos elevando una solicitud de naturalización ante la Municipalidad, en la que indicaba escuetamente que residía en Chile desde hace “más de quince años”, lo que nos lleva a ¡1898!, cuando tenía 20 años.

El Municipio deriva la solicitud al Gobierno. Mientras dicho trámite sigue su curso, Flach prepara su matrimonio. La ceremonia, totalmente civil se realizó el 14 de julio en casa de su novia, Graciela García Huidobro, ubicada en calle Las Delicias. Como testigo del novio, firmó el cónsul sueco de la época. Como testigo de la novia firmó su hermano Ramón García Huidobro. El 19 del mismo mes, Flach recibía la carta de naturalización. Desde ese momento pasaba a ser “chileno”.

Por si fuera poco todo esto, en el registro sueco del que ya le comenté, aparece también un hijo de Flach, bautizado como Raoul, nacido en julio de 1914, pero la verdad es que su existencia no pude comprobarla en el registro civil de Santiago. ¿Habrá viajado con su esposa al Sur o a la Argentina y tenido al hijo en alguno de estos lugares? No se sabe aún.

Volvamos al Áysen. Nada nuevo he podido averiguar sobre la formación del “Cordillera Cattle Company”, así que hay que quedarse por el momento con los datos que usted entrega en su trabajo. Sin embargo, puedo comentarle que el historial de Flach sí considera su actuación como “Comisario del Baker”. Entre los antecedentes de una solicitud de ocupación por 25 años del valle del río Ibáñez, especialmente las riberas norte y sur del río, desde la desembocadura hasta un poco más al oeste del arroyo Parada, elevada por el ciudadano Augusto Zegers en julio de 1916, hay una nota escrita y firmada por Flach en su calidad de Comisario ad honorem del río Baker, donde afirma que dicho valle era zona “despoblada”, pues lo había recorrido en “persecución de merodeadores”. En esa época, agosto de 1916, nuestro personaje se encontraba en Santiago. ¿A quién habrá perseguido?, ¿qué propiedades habrá estado protegiendo al momento de efectuar esas persecuciones? Finalmente, ¿cuándo habría realizado esas persecuciones? Tal vez se refería a la vez que acompañó al contingente de 18 carabineros del ejército al mando del teniente Julio Ivars de Gayá, o sea ¡5 años antes! Si ese fuera el caso, entonces era claro que protegía los intereses de la Sociedad Tres Valles, pero más aún los suyos propios, 500 hectáreas donde dejar pastando su ganado no dejaban de ser.

Con todo, don Baldo, en esa breve nota de apoyo al tal Zegers, Carlos Flach se encargaba de desconocer a los pobladores huilliche que habitaban en el Ibáñez después que él mismo los corriera del Huemúl según consta en la memoria oral de los valles Simpson e Ibáñez; desconocía también a los Maureria, Levicán y Muñoz de la península, en fin, a todos los ocupantes del valle Ibáñez.

Pero años antes de la emisión de dicho certificado, Flach participa de los movimientos especulativos relacionados con las tierras del Baker. Actitud que viene a ser entendible si pensamos que debió mantener ganado allí por varios años y como usted afirma, se instaló por varias temporadas en el Baker después de rematar la hacienda. Y luego de ser él mismo “corrido” del Baker, por Julio Vicuña, a la sazón empleado libre de los capitalistas de Magallanes, volverá a incursionar en la apropiación de tierras en el Áysen, esta vez al sur del lago Buenos Aires, historia que tal vez es la más conocida y donde se lo termina de dejar como el malo de la película, obviando sobre todo que son los grandes empresarios de Magallanes sobre todo, quienes maquinan una y otra vez las maneras de hacerse de las tierras marginales de este territorio.

Quedan en el aire las preguntas: ¿Qué fue de este personaje?, ¿dónde terminó sus días? Y más aún, ¿dónde quedaron su esposa e hijo?
Nada sabe aún de esto, Don Baldo. Solo tenemos una fecha incierta para su muerte, 1937. Carlos Flach, sueco-chileno, tenía 59 años de edad. 

( ¿continuará? )

24 junio 2013

No voy contigo todavía



- No voy contigo todavía. Suéltame el dedo. Agradezco tu cortesía y la deferencia de no rajarme la carne de un aventón.

La tranquilidad que necesito está aquí, en este lago que sostiene mi cuerpo. Desnuda y transparente, el agua se queda quieta bajo mi espalda y mi trasero. Me tomas como en esa imagen renacentista donde dios acerca el índice a su hijo. No, no sé quien la pintó esa imagen, poco me interesa. Pero ni tú eres dios ni yo tu hijo.

-¿Entonces? Digo, dices con tu mirada que atraviesa el agua por lo profunda. Eres mi imagen: solitario en soledad alada y en altísimo movimiento. Arriba apenas te diviso, por lo negro que no deja ver mi alma. Soy tu espejo, según las creencias antiguas de antiguos pueblos. Te vienes a mirar en mí, carroñero. En mí te deleitas, sin dejar de volar en silencio.

Flotar con el sol semisecando el agua, formando la espuma arriba. Eso quiero ahora. Después iré contigo, pero me tienes que invitar de nuevo, sabes que soy entero un respeto flemático y aunque recuerde mi dedo ligeramente apretado por tu pico, sólo esperaré la bajada de tus grandes alas, la mirada profunda sobre mi alma y el aventón último. Las gotas se verán diminutas, reintegrándose al espejo.

22 junio 2013

Descripción y análisis de un parte policial de Carabineros del Ejército sobre la persecución de los bandidos Wilson, Evans y Gibbon (1911-1912)

(este trabajo fue presentado en el IX Congreso de Historia Social y Política de Patagonia argentino-chilena, Trevelin, 2011) 

Enrique Martínez Saavedra. Profesor de Estado en Historia y Geografía. Docente Liceo Josefina Aguirre Montenegro. Secretario Sociedad de Historia y Geografía de Aysén. martinezsaavedra@gmail.com
Mauricio Osorio Pefaur. Antropólogo social. Investigador asociado Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia. Presidente Sociedad de Historia y Geografía de Aysén. maurotejedor@yahoo.com

Resumen/Abstract
El bandolerismo en Patagonia es un tema que ha concitado el interés de investigadores y de gestores culturales y turísticos. Los primeros buscan dilucidar las condiciones de reproducción social y cultural de un territorio de frontera en los primeros decenios de su formación. Los segundos buscan historias sabrosas y evocativas de un pasado misterioso y fascinante, antecedente de un presente siempre cargado del hálito fantástico que tiene Patagonia chileno argentina.
En la presente contribución queremos aportar a la investigación del bandolerismo en Patagonia y sus condiciones sociales, dando a conocer un parte policial generado  a principios de 1912 y que da cuenta de una expedición que un piquete de 19 Carabineros del Ejército realizó desde territorio chileno, para seguir el rastro y capturar a los bandoleros norteamericanos Wilson, Evans y Gibbon, a petición de autoridades policiales argentinas. Las tropelías de este grupo –como de otros tantos- eran combatidas en territorio argentino por la Policía Fronteriza, a la que se acusa en muchas ocasiones de sobrepasarse con pobladores chilenos a uno y otro lado de la frontera.
Mientras los Carabineros chilenos recorren el margen chileno de Patagonia central entre Coyhaique Alto y Lago Buenos Aires, dos de los bandoleros buscados son ultimados por una partida de la Fronteriza en Río Pico, a fines de 1911. Los Carabineros habían sido informados que los bandoleros habían huido al norte y se dirigen al área en coordinación con una tropa de la Fronteriza que rastreaba en el margen argentino del río Huemul. Los policías chilenos llegan a Río Pico pocos días después del enfrentamiento que termina con la vida de dos de los bandoleros buscados.
El documento que presentamos es inédito y contiene valiosa información que permite discutir las relaciones sociales y condiciones de vida de los pobladores chilenos a principios del siglo XX, en plena época de colonización inicial de los valles centrales de Aysén.




Es bien sabido que la historiografía de la región de Aysén describe y valoriza el proceso de colonización del territorio –librado desde fines del siglo XIX en adelante-, como un hito fundacional del desarrollo sociocultural del área. Este proceso ha sido abordado creemos desde perspectivas generalistas, intentando dar cuenta de un proceso relativamente homogéneo en cuanto a su dinámica (destacando en ello la dimensión sacrificial del fenómeno para las familias protagonistas), donde los episodios de violencia han sido sino sublimados, al menos condensados en sólo un gran evento que sintetiza la gesta colonizadora: los sucesos del lago Buenos Aires.

Otros episodios como homicidios, violencia contra las mujeres y niños, hechos derivados de las huelgas obreras de Santa Cruz, y en particular el bandolerismo han sido mencionados marginalmente en los relatos historiográficos, como hechos anecdóticos para graficar las crudas condiciones de vida y desarrollo social de la época.

Por nuestra parte consideramos necesaria la aproximación a estos fenómenos marginados por la historiografía, aunque tal vez no marginales al proceso histórico del poblamiento de principios del siglo XX en Aysén. Necesaria por cuanto permitirán comprender de mejor forma el cuadro sociocultural de aquella época, y por qué no decirlo, los procesos posteriores.

Por ello este trabajo se propone abordar un episodio particular de la historia patagónica –la persecución de un grupo de bandoleros norteamericanos-, pero desde la perspectiva de un oficial de los antiguos carabineros del Ejército de Chile, el Cuerpo de Carabineros, hacia principios de la segunda década del siglo pasado.

Intentaremos, a través del análisis de un documento inédito que describe la campaña de persecución llevada adelante por un piquete de carabineros, abordar el contexto social de la época, con los abusos a pobladores chilenos por parte de la Fronteriza, el rol algo ambiguo de las compañías ganaderas, las dinámicas de solidaridad entre los mismos pobladores y también la presencia del estado chileno en un área que desconocía todavía.

   
Antecedentes de la presencia policial en Aysén

Se ha sostenido hasta nuestros días, tanto por los estudiosos[1] como por la misma Institución de Carabineros de Chile (sucesora legal, a partir de 1927 del Cuerpo de Carabineros del Ejército), que la presencia policial en lo que actualmente corresponde a la región de Aysén se inició en el año 1913.

En efecto, cuando en la Estancia Baker “… se produjo un crimen de mucha resonancia, pues se trató del homicidio del contador de la Sociedad Ganadera, como no existía un policía en más de 500 kilómetros a la redonda se hicieron las gestiones para que concurriese personal policial del norte del país a realizar la investigación del caso (...) Se envió al Sargento de carabineros Domingo Zambrano Chávez con la misión de resolver el hecho de sangre.”[2]

Este episodio es el que ha permitido afirmar hasta ahora que serían el Sargento Zambrano Chávez, junto a un subalterno los primeros representantes de la institución policial en lo que más tarde será el Territorio de Aysén.

Sin embargo el Informe Policial que hemos encontrado en el Archivo Nacional de Chile, fechado el 13 de enero de 1912 y cuya autoría corresponde al entonces Alférez Julio Ivars de Gayá, nos permite concluir que la presencia policial es anterior, específicamente fines del año 1911, fecha en que se hacen presente los primeros efectivos de la policía chilena en el área. En esa ocasión, un destacamento de 19 integrantes del Cuerpo de Carabineros, pertenecientes a IV Grupo, con asiento en Puerto Montt, llegó a Puerto Chacabuco[3] en la Escampavía “Yelcho” con la misión de internarse en el territorio hasta llegar al río Baker[4],  usando como vía de penetración el río Aysén, con el objetivo de perseguir un grupo de bandoleros norteamericanos que asolaban con su fechorías varios lugares del país  vecino, entre ellos el Territorio del Chubut.  Así, la  presencia de estos bandoleros va a ser la causa de la llegada de una fuerza policial a la cuenca del río Aysén y sus alrededores.

La primeras noticias oficiales que tuvieron las autoridades chilenas, de la presencia de estos bandoleros norteamericanos, uno de los cuales resultó ser argentino, data de julio de 1911, ocasión en la cual el Capitán Comandante del Escuadrón del Cuerpo de Carabineros, Sr. Salas, indica al intendente de Puerto Montt de ese entonces que:
             
“Se habla de una partida de bandoleros yanquis, que merodean por esos lados; pero datos concretos no se tienen”[5].

Con el transcurrir de los meses la situación se hizo más difícil, dado que los delincuentes ampliaron su radio de acción, lo que llevó a Mateo Gebhard, Mayor de la Policía Argentina de la Frontera, más conocida como “La Fronteriza”[6], a comunicar a las autoridades de nuestro país que los malhechores habían cruzado a Chile, en dirección al Pacífico, solicitando además apoyo para su persecución en el territorio nacional.
           
Este intercambio de información, entre las autoridades policiales de ambos países, ya se había producido cuando Adrián del Busto, Jefe de la Policía Fronteriza de Bariloche, en conjunto con un destacamento del Cuerpo de Carabineros habían perseguido un grupo de bandidos en el sector de Cochamó[7], en la primera mitad del año 1911.

La internación de los bandoleros en dirección al oeste, llevó a la Dirección del Cuerpo de Carabineros a telegrafiar al III Grupo del Escuadrón Puerto Montt, ordenando que una fuerza expedicionaria partiera desde dicha ciudad, por vía marítima -la única vía posible- en dirección al sur.


El alférez Julio Ivars de Gayá

Hasta antes de la ubicación del documento motivo de este trabajo, el Alférez Ivars de Gayá era casi un desconocido para la Historia de Aysén. Solo una alusión a él se encuentra en la obra del ingeniero Pomar, quien cita el Informe del subdelegado de Río Simpson, con fecha 31 de enero de 1922, enviado al intendente de Llanquihue, en el cual señala que el 21 de enero del mismo año se habían producido “sucesos subversivos” en la estancia Río Frías de la Sociedad Ganadera Río Cisnes, lo que había obligado al traslado al lugar de los hechos de “Fuerzas venidas de Puerto Montt al mando del capitán de carabineros D. Julio Ivars”[8] 

Llama la atención que este personaje de la historia aysenina, de aparente rol secundario, no  haya nacido en Chile. De acuerdo a la información contenida en una importante página de genealogía[9], nació en Alcoy, ciudad española de la Comunidad valenciana, el 29 de febrero de 1884. Desconocemos cómo y por qué se trasladó a Chile, pero sabemos que se incorporó al Cuerpo de Carabineros y alcanzó un importante grado en dicha institución.

Falleció en Puerto Montt el 19 de marzo de 1930. En dicha ciudad formó su familia con una descendiente de colonos alemanes con la cual tuvieron cuatro hijos. Su labor como carabinero del Ejército la ejerció siempre en Puerto Montt, desde donde habría salido en más de una comisión de servicios hacia territorio aysenino. Creemos que su relación con Aysén recién empieza a descubrirse.


Primera página del Parte Policial del Alferez Ivars de Gayá



La Fuerza expedicionaria del Alférez Ivars. Participación de ella en la persecución de los bandoleros norteamericanos y su visión de la “realidad aysenina” de 1911-12.

Con la partida de la tropa expedicionaria el 25 de noviembre de 1911, al mando del Alférez Julio Ivars de Gayá y compuesta por 18 personas a los que se sumaría un efectivo más en Chiloé; se produce una nueva colaboración entre las policías chilena y argentina, en un esfuerzo conjunto por combatir y neutralizar el bandolerismo en este sector de la Patagonia.

La llegada del contingente al pequeño puerto Chacabuco ocurrió dos días después, sin novedad. Allí tuvieron la suerte de embarcarse en un pequeño vapor, propiedad de la “Compañía Industrial de Rio Aysen”, según versa el parte, embarcación que los llevaría a Puerto Dun. El 29 de noviembre comenzó el traslado al interior y con él las dificultades. En efecto, mientras que el equipamiento de la tropa fue llevado en carreta, ésta debió iniciar la internación a pie, siguiendo el camino que bordeaba el río Aysén. Desde las instalaciones de Coyhaique, se había despachado una caballada facilitada por Augusto Macphail, administrador de la Sociedad Industrial del Aysén. El encuentro con los caballos se produjo al día siguiente logrando así llegar con más rapidez al valle del río Coyhaique. Una vez en este lugar el oficial a cargo tuvo más información de los individuos que buscaban y de algunos de los delitos de los cuales se les acusaban:
           
“Se practicaron averiguaciones acerca de los bandoleros norteamericanos y se supo que eran tres individuos Wilson, Yvans y Gibon, éste último de nacionalidad argentina, estos habían robado hacía pocos días treinta caballos más ó menos á la ‘Sociedad Pastoril Rio Frias’ y que perseguidos por la policia Argentina, huyeron hacia el sur en dirección al Valle de Backer.”[10]

En el parte, el Comandante de la Expedición señala que de los tres bandidos, solo dos continuaban en dirección al sur, ya que Gibon habría decidido dirigirse al este donde tenía su familia.

Ivars agrega a renglón seguido haberse enterado en el mismo “Coihaique” que Carlos F. Von Flack, que acompañaba al grupo de Carabineros desde Puerto Montt con dirección al Baker pues decía ser dueño de los terrenos y animales de dicho territorio, “…se encontraba perseguido por la Policia Argentina, por estafa, robo de animales, y atentado contra la vida de unos pobladores en el Valle de Backer.”[11] 

Este antecedente resulta de gran interés para la historia de Aysén, por cuanto Von Flack es un personaje profusamente citado por protagonizar hechos de violencia y abuso en distintos momentos de las primeras dos décadas del s. XX[12]; siempre atribuidos a su propia voluntad o empresa. Pero debemos decir que llama la atención que, de acuerdo a la redacción del documento, la policía argentina lo persiguiera por lo sucedido en territorio chileno: “atentado contra la vida de unos pobladores en el valle del Baker”, mientras que los integrantes del Cuerpo de Carabineros ignoraran algo que era, al parecer ampliamente conocido en Argentina. ¿Qué relaciones tenía Von Flack con las autoridades nacionales, que le permitían movilizarse junto a tropa oficial chilena? ¿Es esta relativa cercanía con la autoridad militar la que le permitía utilizar como estrategia hacerse pasar por militar él mismo para amedrentar a los pobladores como relata Pomar en su libro? Son preguntas que surgen a raíz de lo consignado en el documento analizado.

Pero retornemos al parte policial. Con el objeto de unir sus fuerzas y de contactarse con el jefe máximo de la Fronteriza, Carabineros se desplazó al Chubut, a las inmediaciones del lugar donde se ubicaba el establecimiento del comerciante Emilio Layauté Pierre[13]. En el trayecto el Comandante Ivars procuraba recoger información de la situación de las personas por los lugares donde pasaba:

“En algunas de las informaciones recojidas, descollaban protestas de los chilenos residentes en la Frontera contra la Policia Argentina por atropellos castigos y aprehensiones hechas en territorio chileno por dicha Policia. En la Estancia de Rio Aysen, que dista como 20 leguas más ó menos del limite divisorio, la Policia Argentina ha efectuado hace poco tiempo aprehensiones allanando las casas. En Rio-Huemul (Chile) la Policia Argentina, ha sacado á un tal Foisich enfermo de la cama y ha sido castigado y preso, según informaciones de su esposa [14], [15]

En este párrafo es posible apreciar la posición adoptada por la principal empresa ganadera del área, la Sociedad Industrial del Aisen frente a la acción de la policía argentina. Ivars indica que dicha policía habría incursionado en territorio chileno hasta “20 leguas” (100 km) para realizar sus batidas. ¿Estos allanamientos habrán sido con el permiso de la empresa?, ¿a solicitud de ésta? No se debe olvidar que esta compañía poseía también intereses en el lado argentino de la frontera. Dar facilidades para que un cuerpo policial –extranjero en este caso, a falta de uno chileno- realizara funciones represivas y de control de la población trabajadora y los colonos libres, permitiría generar un clima de relativa seguridad para los intereses de dicha empresa.   

El piquete al mando de Ivars llega el 04 de diciembre al boliche Loyaute, con la esperanza de reunirse con las tropas argentinas, pero la información proporcionada por un gendarme de la Fronteriza no resultó alentadora: el grueso de la tropa no estaba en ese lugar sino en el “Valle Coslowsky”[16]. Debiendo superar  la falta de caballos los integrantes del Cuerpo de Carabineros se trasladaron a dicho valle, donde confirmaron nuevamente las denuncias de abusos de la Fronteriza hacia pobladores chilenos. De hecho los mismos carabineros fueron testigos que varios chilenos eran conducidos por territorio argentino, en calidad de reos; todos habrían sido detenidos en territorio chileno, incluso en lugares ubicados a varias leguas de la frontera. Se los acusaba de diversos delitos, según indagó Ivars, entre ellos de encubridores de los bandoleros norteamericanos.

Es en este lugar donde el Alférez Ivars se entera que los bandoleros Wilson e Yvans  no se encontraban ya en el Backer –si es que allí estuvieron en algún momento- y que posiblemente, después de haber dado vuelta al lago Buenos Aires se habrían dirigido al río Huemul. Esto le obligó a dividir su tropa en tres grupos para rastrear su presencia en el mencionado río. A su vez, el encargado de la tropa apostada en Huemules, le informó que el Mayor Gebhard se había dirigido al Deseado en persecución de Gibon.

Aquí ocurre un hecho interesante: la Fronteriza identifica entre la tropa chilena a Von Flack, que seguía acompañando a los Carabineros, siendo aprehendido de inmediato.

Después de recorrer infructuosamente el valle Huemules, encontrando nada más que un espacio geográfico sin pobladores; y otros sectores que incluían territorio chileno y argentino, la fuerza expedicionaria chilena se reunió en la “casa Lumberg”[17], donde el 09 de diciembre, recibió información que el Sargento de la Fronteriza que se encontraba en el valle Koslowsky,  por orden del Mayor Gebhard, debía dirigirse al norte, a la zona de Río Pico donde habían sido vistos los norteamericanos. Frente a esto el Alférez Ivars decidió acompañar a la Fronteriza en su desplazamiento hacia ese lugar, uniéndose a las fuerzas de la policía argentina para lo cual, junto a su tropa debió regresar a Río Mayo, a la casa del comerciante Loyaute. En ese lugar, se repitieron los problemas ocasionados por la falta de caballos para el traslado de los Carabineros. Si bien la Fronteriza disponía de una importante tropilla (reunida por diversos medios), no estuvo dispuesto el gendarme a cargo, de facilitar animales para la tropa chilena, argumentando por último que los animales debían descansar todavía. Una vez allí, el jefe de los Carabineros era partidario de continuar lo más pronto posible en dirección al lugar donde se encontraban los delincuentes. Entre las razones por las cuales el oficial a cargo de las tropas chilenas desea partir cuanto antes al norte se encontraban:

“…que Río – Pico estaba lejos, tenía poco tiempo y también para evitar que los carabineros al reunirse con la Policia, bebieran, pues en la anterior pudo observar el Alferez Ivars que individuos de la Policia Argentina se embriagaron y tropezaban con las carpas en las que dormían tranquilos todos los Carabineros. Como á las 6 A. M. del 10 de Diciembre salieron solos los Carabineros…”[18]
           
Después de  conseguir los animales necesarios  para el traslado entre los pobladores del área, se desplazaron en dirección a Río Pico, camino que hicieron por etapas. Para lo anterior contaron con el apoyo de un conocedor del sector, un chileno de apellido Solís. También se recurrió a la estrategia de disfrazar de paisanos a dos integrantes de la tropa y enviarlos delante del resto de los Carabineros con el objetivo de conseguir más información. Finalmente al llegar al lugar indicado, el 12 de diciembre, se enteraron que el 09 del mismo mes los dos norteamericanos habían caído muertos en un enfrentamiento con el destacamento de la Fronteriza de Zúnica y que en la refriega también había fallecido un chileno integrante de la Gendarmería argentina: 
           
“Despues de haber adquirido estas noticias procedió el Alferez Ivars a averiguar si existían mas individuos que formaran parte de los capturados por la Policia y persuadido de que no habian más resolvió regresar. En las jornadas de regreso se ocupaba el Alferez, en adquirir informaciones jenerales y devolvia al mismo tiempo los caballos que le habian prestado”[19]

Es interesante destacar que la búsqueda de información acerca de la realidad de la población ubicada en los territorios recorridos por el oficial Ivars fue algo permanente y así lo consigna en su Informe:

“De paso por algunas casas, tuvieron ocasión de saber por padres de familia que tienen hijos no legalizados por falta de facilidades y que en la Argentina, no los querian tampoco legalizar diciendo no les correspondía. En las defunciones ocurre lo mismo que en los nacimientos y aun los matrimonios, todo esto ocurre sin legalizarse de ninguna forma. No sucede esto con el registro de ganado, guias, marcas, etc., en este caso los habitantes que viven en Chile en la frontera (chilenos) la Policia exije el cumplimiento de las leyes para estos casos. El valor de registro de marcas es de $ 230? moneda argentina, para el ganado vacuno, el ganado caballar y el ovejuno los valores son mas bajos”[20]

Es interesante analizar que a la población de origen chileno radicada en territorio argentino, y con mayor razón los que están en el espacio físico chileno no les estaba permitido legalizar sus matrimonios, el nacimiento de sus hijos, las defunciones, frente a autoridades argentinas, pero curiosamente las mismas autoridades eran rigurosas en velar por el cumplimiento de las leyes en relación al registro del ganado, las guías y las marcas, las cuales eran exigidas incluso a los chilenos que se encontraban en su país, pero ubicados en el sector fronterizo. 

Después de vencer numerosos obstáculos, el 21 de diciembre la tropa llegó a Coyhaique[21] donde repusieron fuerzas para dirigirse luego a puerto Dun. El 26 el vaporcito de la Compañía los trasladó a Chacabuco, donde esperaban embarcarse el día siguiente en la escampavía “Yelcho”. Lamentablemente éste no llegó hasta ocho días después, situación que obligó a los expedicionarios, ya sin víveres a cazar aves silvestres y alimentarse con plantas para sobrevivir. Recién el 04 de enero de 1912, se embarcarán rumbo a Puerto Montt.

           
Conclusiones

En primer término queda claro a la luz del documento analizado, que existió comunicación y colaboración en más de una oportunidad, entre organismos policiales chilenos y argentinos, frente al problema del bandolerismo que afectaba a la Patagonia. Sin embargo, esta relación no se verificaba con regularidad en el territorio de Aysén como sí podría haberse producido en el área noroeste de la entonces provincia de Llanquihue.

Lo anterior se debía a que, aunque en Chile la policía tenía una larga data, en Aysén no tenía presencia permanente y cuando era necesario se debía solicitar su presencia a Puerto Montt;   en cambio, en  el Chubut, existía un cuerpo militar encargado de velar por la seguridad que si bien era poco numeroso considerando la extensión del territorio, estaba establecido de manera permanente.

Por otra parte, Aysén era en aquella época un territorio aislado y aún desconocido por las autoridades que por normativa debían velar por su administración.[22]

Las comunicaciones de dicha zona con el resto del país eran bastante difíciles, situación que se agravaba debido a que los vapores no ingresaban al final del fiordo Aysén, menos aún a Puerto Dun, por ello se debía tomar dos embarcaciones para salir al norte: un vapor pequeño que trasladaba los pasajeros de Puerto Dun a la bahía de Chacabuco y el vapor de línea que  los trasladaba a Puerto Montt. Se comprueba con esto además que la Sociedad Industrial del Aysén no estaba dando cumplimiento a uno de sus compromisos, cual era el de dotar de servicio regular de vapores al territorio.

Esta compañía en todo caso prestó colaboración a la tropa de Carabineros, tanto en la facilitación de caballada, lugar para pernoctar y alimentarse en las instalaciones de Coyhaique, como también el traslado en el vaporcito de la empresa entre Puerto Dun y Puerto Chacabuco. Tal vez ello se repitió en Argentina, en la estancia que la compañía tenía en Arroyo Verde.

El parte policial permite considerar que el área de frontera que comprendía todo el territorio de Aysén entre Lago Verde y Baker, estaba bajo vigilancia y control de la policía Fronteriza que se preocupaba de hacer cumplir la ley de su país tanto en su territorio como en el chileno, aún en zonas alejadas de la frontera misma; y especialmente en lo que se relacionaba con aspectos económicos.

En relación con los aspectos institucionales, el comportamiento de los Carabineros era más disciplinado que el de los integrantes de la Fronteriza. Ello puede encontrar su explicación en que ésta última era un organismo en formación, con una tropa bisoña formada por elementos de distinta procedencia (había presencia de chilenos); en cambio el Cuerpo de Carabineros tenía una larga existencia y estaba integrado casi en su totalidad por chilenos, aunque llama la atención que su comandante el Alférez Ivars haya sido de origen español. 

Finalmente, el documento que hemos presentado, nos confirma la presencia de varios pobladores chilenos establecidos en el espacio aysenino, además de los funcionarios de la SIA. Un ejemplo de ello es Foitzick y su familia; también están los pobladores interrogados por el Alférez Ivars, que no son individualizados, pero que “confiesan” sus dificultades especialmente a manos de la Fronteriza. También había extranjeros, como Olof Lundberg. Lo que llama la atención es la ausencia, al menos en el Informe, de población mapuche huilliche, los que de acuerdo a la tradición oral y algunos documentos, ingresaron al territorio en los  comienzos del siglo XX. 

Referencias bibliográficas

Araya, Baldo 1979. Crónicas de Coyhaique en sus Bodas de Oro. Coyhaique.

----1998. El Gran Reportaje de Aisén. Coyhaique.

Gavirati, Marcelo 2005. Buscados en la Patagonia. La Bitácora de la Patagonia y Patagonia Sur. Argentina.  

Maggiori, Ernesto 2007. La Cruzada patagónica de La Fronteriza. Cuadernos de Historia patagónica nº 2. Bohemia Ediciones.

Pomar, José 1923: La concesión del Aisén y del valle Simpson. Notas y recuerdos de un viaje de inspección en Mayo y Junio de 1920. Imprenta Cervantes. Santiago, Chile



[1] Araya, Baldo (1979): “Crónicas de Coyhaique en sus Bodas de Oro”.  Pág. 114; “El Gran Reportaje de Aisén” (1998). Pág. 292. Véase también el documento “Carpeta con antecedentes históricos de la XIa   Región de Aysén, del  General Carlos Ibáñez del Campo”. Carabineros de Chile XIa Zona Aysén Prefectura Aysén N R 27. Año 2002, investigación realizada a pedido de la Jefatura de la Institución, donde se repite la misma información.
[2] “Carpeta con antecedentes históricos…”, p. 4.  
[3] La bahía fue bautizada por el capitán Enrique Simpson el 05 de marzo de 1870. Es importante destacar que en 1911 no había población establecida en ese lugar.
[4] El parte oficial, N° 395, fechado en Puerto Montt el 25 de noviembre de 1911, señala “… hoi, a las 450 A.M. en cumplimiento a lo dispuesto por la superioridad, zarpó a bordo de la Escampavía Yelcho el Alférez Julio Ivars de Gayá con 17 hombres a cumplir la comisión de perseguir el bandidaje en Rio Backer”
[5] Oficio N° 251, del 27 de julio de 1911. Del Comandante Salas al Intendente de la provincia de Llanquihue.  
[6] Gavirati, 2005; Maggiori, 2004.
[7] Trasmitir esta información es la causa principal del Oficio aludido en la nota anterior
[8] Pomar, José (1923): “La concesión del Aisén y del valle Simpson. Notas y recuerdos de un viaje de inspección en Mayo y Junio de 1920”  Pág. 106.
[9] http://www.genealog.cl/Alemanes/M/Mechsner/. Sitio visitado el 19 de noviembre de 2010.
[10] Ivars de Gayá, Julio, Parte Policial, p. 2.
[11] Ivars de Gayá, Julio, Doc. Cit., p. 3.   
[12] La participación de Carlos Von Flack en la historia aysenina no es de los más encomiable: Es el responsable de la  expulsión de pobladores mapuche –huilliches del sector de Balmaceda, intimidación de pobladores, participación en los lamentables sucesos de Chile Chico en el año 1918, etc.
[13] Comerciante de origen francés que se estableció en el curso medio del río Mayo en el año 1896. Aguado, Alejandro: La colonización del Oeste de la Patagonia Central, p. 46 a 49. 
[14] De acuerdo a la información que conocemos, el personaje es Eduardo Foitzick. Según Pomar, Foitzick se estableció en el Huemul  en 1909, 1910 o 1911. Su llegada, si ocurrió en cualquiera de los años indicados lo convertiría en el primer representante de esa familia que se estableció en Aysén. Su esposa  fue Doralisa Vásquez.
[15] Ivars de Gayá,  Julio: Loc. Cit.
[16] En Argentina se llamaba así al Valle del río Huemules; actualmente en Chile, los pobladores llaman Huemules a un afluente que se une al río Simpson en el sector de Villa El Blanco, pero también en las primeras décadas del siglo XX se denominó de esa manera al río Simpson hasta la confluencia con el río Coyhaique. 
[17] F. Olof Lundberg, extranjero de origen finlandés,  se definía como “propietario de un fundo en Río Huemul”, en su solicitud de permiso para cargar armas, que data del año 1914. Vivía en el sector conocido actualmente con el nombre de Balmaceda.  
[18]  Ivars de Gayá, Julio. Doc. Cit., p. 8
[19] Ivars de Gayá, Julio. Doc. Cit., p. 9 y 10.
[20] Ivars de Gayá, Julio. Doc. Cit., p. 10
[21] Se llama así a las casas y dependencias administrativas de la Sociedad Industrial  de Aysén. La ciudad fue fundada con el nombre  Baquedano, el 05 de diciembre de 1929, algunos años mas tarde pasará a llamarse Coyhaique (1938).
[22] En otro documento inédito que obra en el Archivo de la Sociedad de Historia y Geografía de Aysén se ha podido leer que todavía en 1912, la Intendencia de Llanquihue no tenía muy claro dónde se encontraba el territorio. (Solicitud elevada por José A. Silva O. a la Intendencia de Llanquihue. Con antedecentes).