(este trabajo fue presentado en el IX Congreso de Historia Social y Política de Patagonia argentino-chilena, Trevelin, 2011)
Enrique
Martínez Saavedra. Profesor de Estado en Historia y Geografía. Docente
Liceo Josefina Aguirre Montenegro. Secretario Sociedad de Historia y Geografía
de Aysén. martinezsaavedra@gmail.com
Mauricio
Osorio Pefaur. Antropólogo social. Investigador asociado Centro de
Investigación en Ecosistemas de la Patagonia. Presidente Sociedad de Historia y
Geografía de Aysén. maurotejedor@yahoo.com
Resumen/Abstract
El
bandolerismo en Patagonia es un tema que ha concitado el interés de
investigadores y de gestores culturales y turísticos. Los primeros buscan
dilucidar las condiciones de reproducción social y cultural de un territorio de
frontera en los primeros decenios de su formación. Los segundos buscan
historias sabrosas y evocativas de un pasado misterioso y fascinante,
antecedente de un presente siempre cargado del hálito fantástico que tiene
Patagonia chileno argentina.
En la
presente contribución queremos aportar a la investigación del bandolerismo en
Patagonia y sus condiciones sociales, dando a conocer un parte policial
generado a principios de 1912 y que da
cuenta de una expedición que un piquete de 19 Carabineros del Ejército realizó
desde territorio chileno, para seguir el rastro y capturar a los bandoleros
norteamericanos Wilson, Evans y Gibbon, a petición de autoridades policiales argentinas.
Las tropelías de este grupo –como de otros tantos- eran combatidas en
territorio argentino por la Policía Fronteriza, a la que se acusa en muchas
ocasiones de sobrepasarse con pobladores chilenos a uno y otro lado de la
frontera.
Mientras
los Carabineros chilenos recorren el margen chileno de Patagonia central entre
Coyhaique Alto y Lago Buenos Aires, dos de los bandoleros buscados son
ultimados por una partida de la Fronteriza en Río Pico, a fines de 1911. Los
Carabineros habían sido informados que los bandoleros habían huido al norte y
se dirigen al área en coordinación con una tropa de la Fronteriza que rastreaba
en el margen argentino del río Huemul. Los policías chilenos llegan a Río Pico
pocos días después del enfrentamiento que termina con la vida de dos de los
bandoleros buscados.
El
documento que presentamos es inédito y contiene valiosa información que permite
discutir las relaciones sociales y condiciones de vida de los pobladores
chilenos a principios del siglo XX, en plena época de colonización inicial de
los valles centrales de Aysén.
Es bien sabido que la historiografía
de la región de Aysén describe y valoriza el proceso de colonización del
territorio –librado desde fines del siglo XIX en adelante-, como un hito
fundacional del desarrollo sociocultural del área. Este proceso ha sido
abordado creemos desde perspectivas generalistas, intentando dar cuenta de un
proceso relativamente homogéneo en cuanto a su dinámica (destacando en ello la
dimensión sacrificial del fenómeno para las familias protagonistas), donde los
episodios de violencia han sido sino sublimados, al menos condensados en sólo
un gran evento que sintetiza la gesta colonizadora: los sucesos del lago Buenos
Aires.
Otros episodios como homicidios,
violencia contra las mujeres y niños, hechos derivados de las huelgas obreras
de Santa Cruz, y en particular el bandolerismo han sido mencionados
marginalmente en los relatos historiográficos, como hechos anecdóticos para
graficar las crudas condiciones de vida y desarrollo social de la época.
Por nuestra parte consideramos
necesaria la aproximación a estos fenómenos marginados por la historiografía,
aunque tal vez no marginales al proceso histórico del poblamiento de principios
del siglo XX en Aysén. Necesaria por cuanto permitirán comprender de mejor
forma el cuadro sociocultural de aquella época, y por qué no decirlo, los
procesos posteriores.
Por ello este trabajo se propone
abordar un episodio particular de la historia patagónica –la persecución de un
grupo de bandoleros norteamericanos-, pero desde la perspectiva de un oficial
de los antiguos carabineros del Ejército de Chile, el Cuerpo de Carabineros,
hacia principios de la segunda década del siglo pasado.
Intentaremos, a través del análisis
de un documento inédito que describe la campaña de persecución llevada adelante
por un piquete de carabineros, abordar el contexto social de la época, con los
abusos a pobladores chilenos por parte de la Fronteriza, el rol algo ambiguo de
las compañías ganaderas, las dinámicas de solidaridad entre los mismos
pobladores y también la presencia del estado chileno en un área que desconocía
todavía.
Antecedentes de la presencia
policial en Aysén
Se ha sostenido hasta nuestros días,
tanto por los estudiosos[1]
como por la misma Institución de Carabineros de Chile (sucesora legal, a partir
de 1927 del Cuerpo de Carabineros del Ejército), que la presencia policial en
lo que actualmente corresponde a la región de Aysén se inició en el año 1913.
En efecto, cuando en la Estancia
Baker “… se produjo un crimen de mucha resonancia, pues se trató del
homicidio del contador de la Sociedad Ganadera, como no existía un policía en
más de 500 kilómetros a la redonda se hicieron las gestiones para que
concurriese personal policial del norte del país a realizar la investigación
del caso (...) Se envió al Sargento de carabineros Domingo Zambrano Chávez con
la misión de resolver el hecho de sangre.”[2]
Este episodio es el que ha permitido
afirmar hasta ahora que serían el Sargento Zambrano Chávez, junto a un
subalterno los primeros representantes de la institución policial en lo que más
tarde será el Territorio de Aysén.
Sin embargo el Informe Policial que
hemos encontrado en el Archivo Nacional de Chile, fechado el 13 de enero de
1912 y cuya autoría corresponde al entonces Alférez Julio Ivars de Gayá, nos
permite concluir que la presencia policial es anterior, específicamente fines
del año 1911, fecha en que se hacen presente los primeros efectivos de la
policía chilena en el área. En esa ocasión, un destacamento de 19 integrantes
del Cuerpo de Carabineros, pertenecientes a IV Grupo, con asiento en Puerto
Montt, llegó a Puerto Chacabuco[3]
en la Escampavía “Yelcho” con la misión de internarse en el territorio hasta llegar al río Baker[4], usando como vía de penetración el río Aysén,
con el objetivo de perseguir un grupo de bandoleros norteamericanos que
asolaban con su fechorías varios lugares del país vecino, entre ellos el Territorio del Chubut.
Así, la
presencia de estos bandoleros va a ser la causa de la llegada de una
fuerza policial a la cuenca del río Aysén y sus alrededores.
La primeras noticias oficiales que
tuvieron las autoridades chilenas, de la presencia de estos bandoleros
norteamericanos, uno de los cuales resultó ser argentino, data de julio de
1911, ocasión en la cual el Capitán Comandante del Escuadrón del Cuerpo de
Carabineros, Sr. Salas, indica al intendente de Puerto Montt de ese entonces
que:
“Se habla de una partida de bandoleros yanquis, que merodean por esos
lados; pero datos concretos no se tienen”[5].
Con el transcurrir de los meses la
situación se hizo más difícil, dado que los delincuentes ampliaron su radio de
acción, lo que llevó a Mateo Gebhard, Mayor de la Policía Argentina de la
Frontera, más conocida como “La Fronteriza”[6],
a comunicar a las autoridades de nuestro país que los malhechores habían
cruzado a Chile, en dirección al Pacífico, solicitando además apoyo para su
persecución en el territorio nacional.
Este intercambio de información,
entre las autoridades policiales de ambos países, ya se había producido cuando
Adrián del Busto, Jefe de la Policía Fronteriza de Bariloche, en conjunto con
un destacamento del Cuerpo de Carabineros habían perseguido un grupo de
bandidos en el sector de Cochamó[7],
en la primera mitad del año 1911.
La internación de los bandoleros en
dirección al oeste, llevó a la Dirección del Cuerpo de Carabineros a
telegrafiar al III Grupo del Escuadrón Puerto Montt, ordenando que una fuerza
expedicionaria partiera desde dicha ciudad, por vía marítima -la única vía
posible- en dirección al sur.
El alférez Julio Ivars de Gayá
Hasta antes de la ubicación del
documento motivo de este trabajo, el Alférez Ivars de Gayá era casi un
desconocido para la Historia de Aysén. Solo una alusión a él se encuentra en la
obra del ingeniero Pomar, quien cita el Informe del subdelegado de Río Simpson,
con fecha 31 de enero de 1922, enviado al intendente de Llanquihue, en el cual
señala que el 21 de enero del mismo año se habían producido “sucesos
subversivos” en la estancia Río Frías de la Sociedad Ganadera Río Cisnes, lo
que había obligado al traslado al lugar de los hechos de “Fuerzas venidas de
Puerto Montt al mando del capitán de carabineros D. Julio Ivars”[8]
Llama la atención que este personaje
de la historia aysenina, de aparente rol secundario, no haya nacido en Chile. De acuerdo a la
información contenida en una importante página de genealogía[9],
nació en Alcoy, ciudad española de la Comunidad valenciana, el 29 de febrero de
1884. Desconocemos cómo y por qué se trasladó a Chile, pero sabemos que se
incorporó al Cuerpo de Carabineros y alcanzó un importante grado en dicha
institución.
Falleció en Puerto Montt el 19 de
marzo de 1930. En dicha ciudad formó su familia con una descendiente de colonos
alemanes con la cual tuvieron cuatro hijos. Su labor como carabinero del
Ejército la ejerció siempre en Puerto Montt, desde donde habría salido en más
de una comisión de servicios hacia territorio aysenino. Creemos que su relación
con Aysén recién empieza a descubrirse.
Primera página del Parte Policial del Alferez Ivars de
Gayá
|
La Fuerza expedicionaria del Alférez
Ivars. Participación de ella en la persecución de los bandoleros
norteamericanos y su visión de la “realidad aysenina” de 1911-12.
Con la partida de la tropa
expedicionaria el 25 de noviembre de 1911, al mando del Alférez Julio Ivars de Gayá y compuesta por 18 personas a los que
se sumaría un efectivo más en Chiloé; se produce una nueva colaboración entre
las policías chilena y argentina, en un esfuerzo conjunto por combatir y
neutralizar el bandolerismo en este sector de la Patagonia.
La llegada del contingente al
pequeño puerto Chacabuco ocurrió dos días después, sin novedad. Allí tuvieron
la suerte de embarcarse en un pequeño vapor, propiedad de la “Compañía
Industrial de Rio Aysen”, según versa el parte, embarcación que los
llevaría a Puerto Dun. El 29 de noviembre comenzó el traslado al interior y con
él las dificultades. En efecto, mientras que el equipamiento de la tropa fue
llevado en carreta, ésta debió iniciar la internación a pie, siguiendo el
camino que bordeaba el río Aysén. Desde las instalaciones de Coyhaique, se
había despachado una caballada facilitada por Augusto Macphail, administrador
de la Sociedad Industrial del Aysén. El encuentro con los caballos se produjo
al día siguiente logrando así llegar con más rapidez al valle del río
Coyhaique. Una vez en este lugar el oficial a cargo tuvo más información de los
individuos que buscaban y de algunos de los delitos de los cuales se les
acusaban:
“Se practicaron averiguaciones acerca de los bandoleros norteamericanos
y se supo que eran tres individuos Wilson, Yvans y Gibon, éste último de
nacionalidad argentina, estos habían robado hacía pocos días treinta caballos
más ó menos á la ‘Sociedad Pastoril Rio Frias’ y que perseguidos por la policia
Argentina, huyeron hacia el sur en dirección al Valle de Backer.”[10]
En el parte, el Comandante de la
Expedición señala que de los tres bandidos, solo dos continuaban en dirección
al sur, ya que Gibon habría decidido dirigirse al este donde tenía su familia.
Ivars agrega a renglón seguido
haberse enterado en el mismo “Coihaique” que Carlos F. Von Flack, que acompañaba
al grupo de Carabineros desde Puerto Montt con dirección al Baker pues decía
ser dueño de los terrenos y animales de dicho territorio, “…se encontraba
perseguido por la Policia Argentina, por estafa, robo de animales, y atentado
contra la vida de unos pobladores en el Valle de Backer.”[11]
Este antecedente resulta de gran
interés para la historia de Aysén, por cuanto Von Flack es un personaje
profusamente citado por protagonizar hechos de violencia y abuso en distintos
momentos de las primeras dos décadas del s. XX[12];
siempre atribuidos a su propia voluntad o empresa. Pero debemos decir que llama
la
atención que, de acuerdo a la redacción del documento, la policía argentina lo
persiguiera por lo sucedido en territorio chileno: “atentado contra la vida de
unos pobladores en el valle del Baker”, mientras que los integrantes del Cuerpo
de Carabineros ignoraran algo que era, al parecer ampliamente conocido en
Argentina. ¿Qué relaciones tenía Von Flack con las autoridades nacionales, que
le permitían movilizarse junto a tropa oficial chilena? ¿Es esta relativa
cercanía con la autoridad militar la que le permitía utilizar como estrategia
hacerse pasar por militar él mismo para amedrentar a los pobladores como relata
Pomar en su libro? Son preguntas que surgen a raíz de lo consignado en el
documento analizado.
Pero retornemos al parte policial. Con
el objeto de unir sus fuerzas y de contactarse con el jefe máximo de la
Fronteriza, Carabineros se desplazó al Chubut, a las inmediaciones del lugar
donde se ubicaba el establecimiento del comerciante Emilio Layauté Pierre[13].
En el trayecto el Comandante Ivars procuraba recoger información de la
situación de las personas por los lugares donde pasaba:
“En algunas de las informaciones recojidas, descollaban protestas de los
chilenos residentes en la Frontera contra la Policia Argentina por atropellos
castigos y aprehensiones hechas en territorio chileno por dicha Policia. En la
Estancia de Rio Aysen, que dista como 20 leguas más ó menos del limite
divisorio, la Policia Argentina ha efectuado hace poco tiempo aprehensiones
allanando las casas. En Rio-Huemul (Chile) la Policia Argentina, ha sacado á un
tal Foisich enfermo de la cama y ha sido castigado y preso, según informaciones
de su esposa” [14], [15]
En este párrafo es posible apreciar
la posición adoptada por la principal empresa ganadera del área, la Sociedad
Industrial del Aisen frente a la acción de la policía argentina. Ivars indica
que dicha policía habría incursionado en territorio chileno hasta “20 leguas”
(100 km) para realizar sus batidas. ¿Estos allanamientos habrán sido con el
permiso de la empresa?, ¿a solicitud de ésta? No se debe olvidar que esta
compañía poseía también intereses en el lado argentino de la frontera. Dar
facilidades para que un cuerpo policial –extranjero en este caso, a falta de
uno chileno- realizara funciones represivas y de control de la población
trabajadora y los colonos libres, permitiría generar un clima de relativa
seguridad para los intereses de dicha empresa.
El piquete al mando de Ivars llega
el 04 de diciembre al boliche Loyaute, con la esperanza de reunirse con las
tropas argentinas, pero la información proporcionada por un gendarme de la
Fronteriza no resultó alentadora: el grueso de la tropa no estaba en ese lugar
sino en el “Valle Coslowsky”[16].
Debiendo superar la falta de caballos
los integrantes del Cuerpo de Carabineros se trasladaron a dicho valle, donde confirmaron
nuevamente las denuncias de abusos de la Fronteriza hacia pobladores chilenos. De
hecho los mismos carabineros fueron testigos que varios chilenos eran
conducidos por territorio argentino, en calidad de reos; todos habrían sido
detenidos en territorio chileno, incluso en lugares ubicados a varias leguas de
la frontera. Se los acusaba de diversos delitos, según indagó Ivars, entre
ellos de encubridores de los bandoleros norteamericanos.
Es en este lugar donde el Alférez
Ivars se entera que los bandoleros Wilson e Yvans no se encontraban ya en el Backer –si es que
allí estuvieron en algún momento- y que posiblemente, después de haber dado
vuelta al lago Buenos Aires se habrían dirigido al río Huemul. Esto le obligó a
dividir su tropa en tres grupos para rastrear su presencia en el mencionado
río. A su vez, el encargado de la tropa apostada en Huemules, le informó que el
Mayor Gebhard se había dirigido al Deseado en persecución de Gibon.
Aquí ocurre un hecho interesante: la
Fronteriza identifica entre la tropa chilena a Von Flack, que seguía
acompañando a los Carabineros, siendo aprehendido de inmediato.
Después de recorrer infructuosamente
el valle Huemules, encontrando nada más que un espacio geográfico sin
pobladores; y otros sectores que incluían territorio chileno y argentino, la
fuerza expedicionaria chilena se reunió en la “casa Lumberg”[17],
donde el 09 de diciembre, recibió información que el Sargento de la Fronteriza
que se encontraba en el valle Koslowsky,
por orden del Mayor Gebhard, debía dirigirse al norte, a la zona de Río
Pico donde habían sido vistos los norteamericanos. Frente a esto el Alférez
Ivars decidió acompañar a la Fronteriza en su desplazamiento hacia ese lugar,
uniéndose a las fuerzas de la policía argentina para lo cual, junto a su tropa
debió regresar a Río Mayo, a la casa del comerciante Loyaute. En ese lugar, se
repitieron los problemas ocasionados por la falta de caballos para el traslado
de los Carabineros. Si bien la Fronteriza disponía de una importante tropilla
(reunida por diversos medios), no estuvo dispuesto el gendarme a cargo, de
facilitar animales para la tropa chilena, argumentando por último que los
animales debían descansar todavía. Una vez allí, el jefe de los Carabineros era
partidario de continuar lo más pronto posible en dirección al lugar donde se
encontraban los delincuentes. Entre las razones por las cuales el oficial a
cargo de las tropas chilenas desea partir cuanto antes al norte se encontraban:
“…que Río – Pico estaba lejos, tenía poco tiempo y también para evitar
que los carabineros al reunirse con la Policia, bebieran, pues en la anterior
pudo observar el Alferez Ivars que individuos de la Policia Argentina se
embriagaron y tropezaban con las carpas en las que dormían tranquilos todos los
Carabineros. Como á las 6 A. M. del 10 de Diciembre salieron solos los
Carabineros…”[18]
Después de conseguir los animales necesarios para el traslado entre los pobladores del
área, se desplazaron en dirección a Río Pico, camino que hicieron por etapas.
Para lo anterior contaron con el apoyo de un conocedor del sector, un chileno
de apellido Solís. También se recurrió a la estrategia de disfrazar de paisanos
a dos integrantes de la tropa y enviarlos delante del resto de los Carabineros
con el objetivo de conseguir más información. Finalmente al llegar al lugar
indicado, el 12 de diciembre, se enteraron que el 09 del mismo mes los dos
norteamericanos habían caído muertos en un enfrentamiento con el destacamento
de la Fronteriza de Zúnica y que en la refriega también había fallecido un
chileno integrante de la Gendarmería argentina:
“Despues de haber adquirido estas noticias procedió el
Alferez Ivars a averiguar si existían mas individuos que formaran parte de los
capturados por la Policia y persuadido de que no habian más resolvió regresar.
En las jornadas de regreso se ocupaba el Alferez, en adquirir informaciones jenerales
y devolvia al mismo tiempo los caballos que le habian prestado”[19]
Es interesante destacar que la
búsqueda de información acerca de la realidad de la población ubicada en los
territorios recorridos por el oficial Ivars fue algo permanente y así lo
consigna en su Informe:
“De paso por algunas casas, tuvieron ocasión de saber por padres de
familia que tienen hijos no legalizados por falta de facilidades y que en la
Argentina, no los querian tampoco legalizar diciendo no les correspondía. En
las defunciones ocurre lo mismo que en los nacimientos y aun los matrimonios,
todo esto ocurre sin legalizarse de ninguna forma. No sucede esto con el
registro de ganado, guias, marcas, etc., en este caso los habitantes que viven
en Chile en la frontera (chilenos) la Policia exije el cumplimiento de las
leyes para estos casos. El valor de registro de marcas es de $ 230? moneda
argentina, para el ganado vacuno, el ganado caballar y el ovejuno los valores
son mas bajos”[20]
Es interesante analizar que a la
población de origen chileno radicada en territorio argentino, y con mayor razón
los que están en el espacio físico chileno no les estaba permitido legalizar
sus matrimonios, el nacimiento de sus hijos, las defunciones, frente a
autoridades argentinas, pero curiosamente las mismas autoridades eran rigurosas
en velar por el cumplimiento de las leyes en relación al registro del ganado,
las guías y las marcas, las cuales eran exigidas incluso a los chilenos que se
encontraban en su país, pero ubicados en el sector fronterizo.
Después de vencer numerosos
obstáculos, el 21 de diciembre la tropa llegó a Coyhaique[21]
donde repusieron fuerzas para dirigirse luego a puerto Dun. El 26 el vaporcito
de la Compañía los trasladó a Chacabuco, donde esperaban embarcarse el día
siguiente en la escampavía “Yelcho”. Lamentablemente éste no llegó hasta ocho
días después, situación que obligó a los expedicionarios, ya sin víveres a cazar
aves silvestres y alimentarse con plantas para sobrevivir. Recién el 04 de
enero de 1912, se embarcarán rumbo a Puerto Montt.
Conclusiones
En primer término queda claro a la
luz del documento analizado, que existió comunicación y colaboración en más de
una oportunidad, entre organismos policiales chilenos y argentinos, frente al
problema del bandolerismo que afectaba a la Patagonia. Sin embargo, esta
relación no se verificaba con regularidad en el territorio de Aysén como sí
podría haberse producido en el área noroeste de la entonces provincia de
Llanquihue.
Lo anterior se debía a que, aunque en
Chile la policía tenía una larga data, en Aysén no tenía presencia permanente y
cuando era necesario se debía solicitar su presencia a Puerto Montt; en cambio, en el Chubut, existía un cuerpo militar
encargado de velar por la seguridad que si bien era poco numeroso considerando
la extensión del territorio, estaba establecido de manera permanente.
Por otra parte, Aysén era en aquella
época un territorio aislado y aún desconocido por las autoridades que por
normativa debían velar por su administración.[22]
Las comunicaciones de dicha zona con
el resto del país eran bastante difíciles, situación que se agravaba debido a
que los vapores no ingresaban al final del fiordo Aysén, menos aún a Puerto
Dun, por ello se debía tomar dos embarcaciones para salir al norte: un vapor
pequeño que trasladaba los pasajeros de Puerto Dun a la bahía de Chacabuco y el
vapor de línea que los trasladaba a
Puerto Montt. Se comprueba con esto además que la Sociedad Industrial del Aysén
no estaba dando cumplimiento a uno de sus compromisos, cual era el de dotar de
servicio regular de vapores al territorio.
Esta compañía en todo caso prestó colaboración
a la tropa de Carabineros, tanto en la facilitación de caballada, lugar para
pernoctar y alimentarse en las instalaciones de Coyhaique, como también el
traslado en el vaporcito de la empresa entre Puerto Dun y Puerto Chacabuco. Tal
vez ello se repitió en Argentina, en la estancia que la compañía tenía en Arroyo
Verde.
El parte policial permite considerar
que el área de frontera que comprendía todo el territorio de Aysén entre Lago
Verde y Baker, estaba bajo vigilancia y control de la policía Fronteriza que se
preocupaba de hacer cumplir la ley de su país tanto en su territorio como en el
chileno, aún en zonas alejadas de la frontera misma; y especialmente en lo que
se relacionaba con aspectos económicos.
En relación con los aspectos
institucionales, el comportamiento de los Carabineros era más disciplinado que el
de los integrantes de la Fronteriza. Ello puede encontrar su explicación en que
ésta última era un organismo en formación, con una tropa bisoña formada por elementos
de distinta procedencia (había presencia de chilenos); en cambio el Cuerpo de
Carabineros tenía una larga existencia y estaba integrado casi en su totalidad
por chilenos, aunque llama la atención que su comandante el Alférez Ivars haya
sido de origen español.
Finalmente, el documento que hemos
presentado, nos confirma la presencia de varios pobladores chilenos
establecidos en el espacio aysenino, además de los funcionarios de la SIA. Un
ejemplo de ello es Foitzick y su familia; también están los pobladores interrogados
por el Alférez Ivars, que no son individualizados, pero que “confiesan” sus
dificultades especialmente a manos de la Fronteriza. También había extranjeros,
como Olof Lundberg. Lo que llama la atención es la ausencia, al menos en el
Informe, de población mapuche huilliche, los que de acuerdo a la tradición oral
y algunos documentos, ingresaron al territorio en los comienzos del siglo XX.
Referencias
bibliográficas
Araya, Baldo 1979. Crónicas de Coyhaique en sus Bodas de Oro. Coyhaique.
----1998. El Gran Reportaje de Aisén. Coyhaique.
Gavirati, Marcelo 2005. Buscados en la Patagonia. La
Bitácora de la Patagonia y Patagonia Sur. Argentina.
Maggiori, Ernesto 2007. La Cruzada patagónica de La
Fronteriza. Cuadernos de Historia patagónica nº 2. Bohemia Ediciones.
Pomar, José 1923: La concesión del
Aisén y del valle Simpson. Notas y recuerdos de un viaje de inspección en Mayo
y Junio de 1920. Imprenta Cervantes. Santiago, Chile
[1] Araya, Baldo (1979):
“Crónicas de Coyhaique en sus Bodas de Oro”.
Pág. 114; “El Gran Reportaje de Aisén” (1998). Pág. 292. Véase también el
documento “Carpeta con antecedentes históricos de la XIa Región de Aysén, del General Carlos Ibáñez del Campo”. Carabineros
de Chile XIa Zona Aysén Prefectura Aysén N R 27. Año 2002,
investigación realizada a pedido de la Jefatura de la Institución, donde se
repite la misma información.
[2] “Carpeta con antecedentes
históricos…”, p. 4.
[3] La bahía fue bautizada
por el capitán Enrique Simpson el 05 de marzo de 1870. Es importante destacar que en 1911 no había población
establecida en ese lugar.
[4] El parte oficial, N° 395,
fechado en Puerto Montt el 25 de noviembre de 1911, señala “… hoi, a las 450
A.M. en cumplimiento a lo dispuesto por la superioridad, zarpó a bordo de
la Escampavía Yelcho el Alférez Julio Ivars de Gayá con 17 hombres a cumplir la
comisión de perseguir el bandidaje en Rio Backer”
[5] Oficio N° 251, del 27 de
julio de 1911. Del Comandante Salas al Intendente de la provincia de
Llanquihue.
[7] Trasmitir esta
información es la causa principal del Oficio aludido en la nota anterior
[8] Pomar, José (1923): “La
concesión del Aisén y del valle Simpson. Notas y recuerdos de un viaje de
inspección en Mayo y Junio de 1920” Pág.
106.
[11] Ivars de Gayá,
Julio, Doc. Cit., p. 3.
[12] La participación
de Carlos Von Flack en la historia aysenina no es de los más encomiable: Es el
responsable de la expulsión de
pobladores mapuche –huilliches del sector de Balmaceda, intimidación de
pobladores, participación en los lamentables sucesos de Chile Chico en el año
1918, etc.
[13] Comerciante de origen
francés que se estableció en el curso medio del río Mayo en el año 1896.
Aguado, Alejandro: La colonización del Oeste de la Patagonia Central, p. 46 a
49.
[14] De acuerdo a la
información que conocemos, el personaje es Eduardo Foitzick. Según Pomar, Foitzick
se estableció en el
Huemul en 1909, 1910 o 1911. Su llegada,
si ocurrió en cualquiera de los años indicados lo convertiría en el primer
representante de esa familia que se estableció en Aysén. Su esposa fue Doralisa Vásquez.
[15] Ivars de Gayá, Julio: Loc. Cit.
[16] En Argentina se llamaba
así al Valle del río Huemules; actualmente en Chile, los pobladores llaman Huemules
a un afluente que se une al río Simpson en el sector de Villa El Blanco, pero
también en las primeras décadas del siglo XX se denominó de esa manera al río
Simpson hasta la confluencia con el río Coyhaique.
[17] F. Olof Lundberg,
extranjero de origen finlandés, se
definía como “propietario de un fundo en Río Huemul”, en su solicitud de permiso
para cargar armas, que data del año 1914. Vivía en el sector conocido
actualmente con el nombre de Balmaceda.
[20] Ivars de Gayá, Julio. Doc.
Cit., p. 10
[21] Se llama así a las casas
y dependencias administrativas de la Sociedad Industrial de Aysén. La ciudad fue fundada con el
nombre Baquedano, el 05 de diciembre de
1929, algunos años mas tarde pasará a llamarse Coyhaique (1938).
[22] En otro
documento inédito que obra en el Archivo de la Sociedad de Historia y Geografía
de Aysén se ha podido leer que todavía en 1912, la Intendencia de Llanquihue no
tenía muy claro dónde se encontraba el territorio. (Solicitud elevada por José
A. Silva O. a la Intendencia de Llanquihue. Con antedecentes).
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