(*Este trabajo forma parte de de la investigación "Al rescate de antiguas historias. Colonos indígenas y criollos, inicios siglo XX", financiada por Fondart Regional, convocatoria 2013)
Mauricio Osorio Pefaur
Antropólogo social
Don Baldo, desde que leí por
primera vez su artículo de 1982, publicado en el n° 4 de la revista Trapananda
y que tituló de modo sugerente: “¿Quién es ese tal Von Flack?”, ese nombre me
quedó grabado, no sólo porque me lo volví a encontrar en casi todos los relatos
historiográficos sobre Aysén, sino porque me parecía que esos mismos textos lo habían
convertido en el antagonista por excelencia de la primera historia social del
territorio.
Signado como responsable directo
de la expulsión de familias huilliche residentes en el Huemúl desde principios
del s. XX, acontecimiento que casi todos los autores han situado en 1908, excepto
Ivanoff que en su libro Lago General
Carrera. Temporales de sueños, lo sitúa en 1905 o 1906; también ha sido
mencionado como uno de los protagonistas de los sucesos del Lago Buenos Aires
en 1918. Así, Von Flack se ganó un sitial en la historia regional, como hombre “dañino”,
usurpador, ambicioso, y hasta perverso agente de los intereses capitalistas de
Magallanes.
Hemos tenido por años estas dos
fechas extremas en las que este hombre habría actuado en las tierras ayseninas,
específicamente en las fronterizas; primero, en el valle del río Simpson; luego
en la ribera sur del lago General Carrera, ex Buenos Aires. Entre estos dos
hechos, algunos datos, confusos, lo sitúan como “cuidador” de ganado, especulador
de tierras, y hasta “empleado” del estanciero Hobbs. Después de lo acontecido en
la ribera sur del General Carrera, Von Flack desaparece, su presencia se
esfuma. Ni siquiera Pomar lo pudo tratar cuando vino en 1920. Al parecer ya no
estaba en el Áysen para ese año. Como dato más reciente tenemos el aportado por
Ivanoff que menciona en su libro sobre los sucesos del lago Buenos Aires, que
en 1921 el Estado devolvió a Von Flack el dinero que éste pagó por el remate de
las tierras en dicha zona.
¿Por qué, don Baldo, le
preguntaban con tanto interés sobre la historia de este personaje?, ¿qué es lo
que atrae de él para interesarse por desentrañar su paso por Aysén y más allá,
su historia de vida, su origen, su término?
En lo que a mí respecta, la
figura de Von Flack -que en realidad debiese ser Flach a secas, lo que voy a
explicar más adelante-, tiene un atractivo literario: antagonista por
excelencia para un relato heroico, aparece como de la nada en la historia
aysenina, manifiesta tener relaciones importantes, contactos, representar a “la
ley y el orden” y al mismo tiempo pasa por sobre ella para lograr sus
propósitos; tanto así que tuvo no pocos problemas con la gendarmería argentina.
Logra movilizar funcionarios y contingentes policiales, publicar en diarios de
circulación nacional, emitir telegramas a reparticiones públicas y recibir
reacción casi instantánea de ellas. Y luego, desaparece del registro histórico.
Se diluye una vez que ha sido vencido en la refriega.
A partir de la búsqueda en diversos
archivos y la lectura crítica de textos clave de la historia regional, he
podido comprobar ciertos datos, mencionados como al pasar por usted y otros
autores; también he logrado dar con otros, desconocidos hasta ahora. Y con todo
ello avanzar un poco más en la historia de este antagonista.
Vamos por parte. Basándose
principalmente en lo que Pomar registra en su libro de 1923, usted comenta que Von
Flack junto a su hermano Rodolfo y dos empleados del primero habrían llegado al
Huemúl en 1908 arreando un reducido número de vacas, y después de un tiempo desposeyeron
a las familias Inayao, Hueitra y Paishil, quedándose con las tierras por ellos
ocupadas. Esta instalación de los Von Flack en el Huemúl, se habría prolongado
hasta fines de 1909, comenta usted en su trabajo. Sin embargo, al leer de nuevo
a Pomar, no queda realmente claro que todo esto haya ocurrido a partir de ese
año. Ni siquiera que hallan llegado el año indicado, pues Pomar escribe: “…y
según afirmaban algunos pobladores, en ese mismo año (1908) también vinieron D.
Carlos von Flach y su hermano D. Rodolfo…”. El autor se remite a registrar lo que algunos
pobladores le dijeron, no hace suya la fecha a mi juicio.
Esta interpretación mía tiene
cierto sustento en lo que Carl Skottsberg, explorador y botánico sueco,
registra en su libro The Wilds of Patagonia,
que relata un viaje realizado por él y dos compañeros entre 1907 y 1909 y que
se publicó en inglés en 1911. El botánico relata que a mediados de noviembre de
1908, durante su travesía hacia Patagonia, se dispuso a visitar a un poblador
de origen sueco, perteneciente a una conocida familia nobiliaria de su país, que
según información recibida en Valparaíso, se desempeñaba como administrador de una
estancia de la Compañía Cochamó ubicada en Pampa chica, sobre el río Tecka. Se
trataba de Carlos Flach, quien habría quedado pasmado al ver a tres polvorientos
jinetes, que lo saludaban en su lengua materna. Con gran felicidad los invita a
desmontar y desensillar para que descansen los caballos, les insta a conocer su
refugio, el que habitaba en condiciones precarias debido a que la casa de la
estancia se había quemado poco tiempo atrás. Les cuenta que la Compañía estaba
liquidando su hacienda y el campo, por lo que él estaba por retirarse del
lugar, y sólo esperaba por la paga de su trabajo para hacerlo. Pensaba irse
bien al sur en busca de un campo, les dijo. El autor del libro reflexiona que a
la Compañía Cochamó le estaba pasando algo similar a lo que sufriera la
Compañía Yelcho.
Páginas más adelante el botánico
sueco, nos relata su visita al valle Koslowsky en diciembre de 1908, y su internación
al Oeste para visitar a un poblador mestizo
como él mismo lo denomina, de nombre José y que les ofreciera carne para el
viaje. Su esposa era indígena pura agrega
Skottsberg. Visitan también a John Brookes, donde se presenta igualmente Olof
Lundberg. Pero en ningún momento dice que Flach los haya seguido o que haya
tenido siquiera intenciones de acompañarlos.
Los datos aportados por
Skottsberg, permiten entonces considerar que el Flach visitado por él, era el Von
Flack conocido por nosotros y que se encontraba trabajando de
administrador/puestero –dadas las condiciones de liquidación de la empresa que
le daba trabajo- en el sector de Tecka a fines de 1908. Lo otro importante es
que el Flach del libro estaba a punto de retirarse de la estancia que cuidaba,
con serias intenciones de ir hacia el sur… Dicho movimiento necesariamente
debió haber ocurrido en el verano de 1909.
Dándole vuelta al asunto, pienso
que si su trabajo en la Compañía Cochamó era de confianza, tal vez tenía acceso
a información referida a los movimientos y situaciones de las diversas
estancias habidas en Argentina y Chile y debe haberse enterado, ya sea leyendo
los diarios o por palabra de sus empleadores, que otra Compañía chilena con
concesión de tierras en el sur, se había declarado en quiebra y que otra más
tenía problemas para tomar posesión de su concesión en el centro de Patagonia
chilena. Con el dinero cobrado por sus servicios a la Cochamó nuestro personaje
debe haber considerado diversas opciones de inversión y, enterado del remate de
hacienda de la Compañía chilena, se prepara para hacerse de él. Y tal vez para
evaluar lo que sucedía en el valle del río Huemules, territorio concesionado a
la otra compañía chilena, se aventura para echar un vistazo por el área inmediatamente
después de abandonar el campo donde trabajaba.
Hacia fines de 1909 en cambio,
tenemos claro que Von Flack estaba en Santiago. ¿Por qué? Pues porque celebró
efectivamente un contrato con la Sociedad de los Tres Valles (concesionaria de
los valles Palos, Blanco y Simpson), a principios de noviembre en esa ciudad, en
la que estaba desde fines de octubre, mismo mes en que se había verificado el
remate de la existencia de ganado quedada en valle Chacabuco y el interior, al
momento de la liquidación por quiebra de la Compañía Explotadora del Baker. Sin
embargo y esto no se sabía, Von Flack no estuvo presente en la subasta, efectuada
el 14 de octubre de 1909. En su representación remató el ganado el señor James
Metcalfe, en la suma de $ 14.800 de la que paga sólo la garantía de $ 5.000. El
28 del mismo mes, nuestro personaje se apersona en la capital, indicando
residencia temporal en un hotel. Iba a recibir el acta de remate a su nombre y
pagar la diferencia. En ese acto declara como residencia permanente Junín de
los Andes, Argentina.
(Continuará)
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