05 junio 2013

“¿De verdad ése es el tal Von Flack?”. Una conversación póstuma y por partes con Baldo Araya Uribe


(*Este trabajo forma parte de de la investigación "Al rescate de antiguas historias. Colonos indígenas y criollos, inicios siglo XX", financiada por Fondart Regional, convocatoria 2013)

Mauricio Osorio Pefaur
Antropólogo social


Don Baldo, desde que leí por primera vez su artículo de 1982, publicado en el n° 4 de la revista Trapananda y que tituló de modo sugerente: “¿Quién es ese tal Von Flack?”, ese nombre me quedó grabado, no sólo porque me lo volví a encontrar en casi todos los relatos historiográficos sobre Aysén, sino porque me parecía que esos mismos textos lo habían convertido en el antagonista por excelencia de la primera historia social del territorio.

Signado como responsable directo de la expulsión de familias huilliche residentes en el Huemúl desde principios del s. XX, acontecimiento que casi todos los autores han situado en 1908, excepto Ivanoff que en su libro Lago General Carrera. Temporales de sueños, lo sitúa en 1905 o 1906; también ha sido mencionado como uno de los protagonistas de los sucesos del Lago Buenos Aires en 1918. Así, Von Flack se ganó un sitial en la historia regional, como hombre “dañino”, usurpador, ambicioso, y hasta perverso agente de los intereses capitalistas de Magallanes.

Hemos tenido por años estas dos fechas extremas en las que este hombre habría actuado en las tierras ayseninas, específicamente en las fronterizas; primero, en el valle del río Simpson; luego en la ribera sur del lago General Carrera, ex Buenos Aires. Entre estos dos hechos, algunos datos, confusos, lo sitúan como “cuidador” de ganado, especulador de tierras, y hasta “empleado” del estanciero Hobbs. Después de lo acontecido en la ribera sur del General Carrera, Von Flack desaparece, su presencia se esfuma. Ni siquiera Pomar lo pudo tratar cuando vino en 1920. Al parecer ya no estaba en el Áysen para ese año. Como dato más reciente tenemos el aportado por Ivanoff que menciona en su libro sobre los sucesos del lago Buenos Aires, que en 1921 el Estado devolvió a Von Flack el dinero que éste pagó por el remate de las tierras en dicha zona.

¿Por qué, don Baldo, le preguntaban con tanto interés sobre la historia de este personaje?, ¿qué es lo que atrae de él para interesarse por desentrañar su paso por Aysén y más allá, su historia de vida, su origen, su término?

En lo que a mí respecta, la figura de Von Flack -que en realidad debiese ser Flach a secas, lo que voy a explicar más adelante-, tiene un atractivo literario: antagonista por excelencia para un relato heroico, aparece como de la nada en la historia aysenina, manifiesta tener relaciones importantes, contactos, representar a “la ley y el orden” y al mismo tiempo pasa por sobre ella para lograr sus propósitos; tanto así que tuvo no pocos problemas con la gendarmería argentina. Logra movilizar funcionarios y contingentes policiales, publicar en diarios de circulación nacional, emitir telegramas a reparticiones públicas y recibir reacción casi instantánea de ellas. Y luego, desaparece del registro histórico. Se diluye una vez que ha sido vencido en la refriega.

A partir de la búsqueda en diversos archivos y la lectura crítica de textos clave de la historia regional, he podido comprobar ciertos datos, mencionados como al pasar por usted y otros autores; también he logrado dar con otros, desconocidos hasta ahora. Y con todo ello avanzar un poco más en la historia de este antagonista.

Vamos por parte. Basándose principalmente en lo que Pomar registra en su libro de 1923, usted comenta que Von Flack junto a su hermano Rodolfo y dos empleados del primero habrían llegado al Huemúl en 1908 arreando un reducido número de vacas, y después de un tiempo desposeyeron a las familias Inayao, Hueitra y Paishil, quedándose con las tierras por ellos ocupadas. Esta instalación de los Von Flack en el Huemúl, se habría prolongado hasta fines de 1909, comenta usted en su trabajo. Sin embargo, al leer de nuevo a Pomar, no queda realmente claro que todo esto haya ocurrido a partir de ese año. Ni siquiera que hallan llegado el año indicado, pues Pomar escribe: “…y según afirmaban algunos pobladores, en ese mismo año (1908) también vinieron D. Carlos von Flach y su hermano D. Rodolfo…”.  El autor se remite a registrar lo que algunos pobladores le dijeron, no hace suya la fecha a mi juicio.

Esta interpretación mía tiene cierto sustento en lo que Carl Skottsberg, explorador y botánico sueco, registra en su libro The Wilds of Patagonia, que relata un viaje realizado por él y dos compañeros entre 1907 y 1909 y que se publicó en inglés en 1911. El botánico relata que a mediados de noviembre de 1908, durante su travesía hacia Patagonia, se dispuso a visitar a un poblador de origen sueco, perteneciente a una conocida familia nobiliaria de su país, que según información recibida en Valparaíso, se desempeñaba como administrador de una estancia de la Compañía Cochamó ubicada en Pampa chica, sobre el río Tecka. Se trataba de Carlos Flach, quien habría quedado pasmado al ver a tres polvorientos jinetes, que lo saludaban en su lengua materna. Con gran felicidad los invita a desmontar y desensillar para que descansen los caballos, les insta a conocer su refugio, el que habitaba en condiciones precarias debido a que la casa de la estancia se había quemado poco tiempo atrás. Les cuenta que la Compañía estaba liquidando su hacienda y el campo, por lo que él estaba por retirarse del lugar, y sólo esperaba por la paga de su trabajo para hacerlo. Pensaba irse bien al sur en busca de un campo, les dijo. El autor del libro reflexiona que a la Compañía Cochamó le estaba pasando algo similar a lo que sufriera la Compañía Yelcho.

Páginas más adelante el botánico sueco, nos relata su visita al valle Koslowsky en diciembre de 1908, y su internación al Oeste para visitar a un poblador mestizo como él mismo lo denomina, de nombre José y que les ofreciera carne para el viaje. Su esposa era indígena pura agrega Skottsberg. Visitan también a John Brookes, donde se presenta igualmente Olof Lundberg. Pero en ningún momento dice que Flach los haya seguido o que haya tenido siquiera intenciones de acompañarlos. 

Los datos aportados por Skottsberg, permiten entonces considerar que el Flach visitado por él, era el Von Flack conocido por nosotros y que se encontraba trabajando de administrador/puestero –dadas las condiciones de liquidación de la empresa que le daba trabajo- en el sector de Tecka a fines de 1908. Lo otro importante es que el Flach del libro estaba a punto de retirarse de la estancia que cuidaba, con serias intenciones de ir hacia el sur… Dicho movimiento necesariamente debió haber ocurrido en el verano de 1909.

Dándole vuelta al asunto, pienso que si su trabajo en la Compañía Cochamó era de confianza, tal vez tenía acceso a información referida a los movimientos y situaciones de las diversas estancias habidas en Argentina y Chile y debe haberse enterado, ya sea leyendo los diarios o por palabra de sus empleadores, que otra Compañía chilena con concesión de tierras en el sur, se había declarado en quiebra y que otra más tenía problemas para tomar posesión de su concesión en el centro de Patagonia chilena. Con el dinero cobrado por sus servicios a la Cochamó nuestro personaje debe haber considerado diversas opciones de inversión y, enterado del remate de hacienda de la Compañía chilena, se prepara para hacerse de él. Y tal vez para evaluar lo que sucedía en el valle del río Huemules, territorio concesionado a la otra compañía chilena, se aventura para echar un vistazo por el área inmediatamente después de abandonar el campo donde trabajaba.

Hacia fines de 1909 en cambio, tenemos claro que Von Flack estaba en Santiago. ¿Por qué? Pues porque celebró efectivamente un contrato con la Sociedad de los Tres Valles (concesionaria de los valles Palos, Blanco y Simpson), a principios de noviembre en esa ciudad, en la que estaba desde fines de octubre, mismo mes en que se había verificado el remate de la existencia de ganado quedada en valle Chacabuco y el interior, al momento de la liquidación por quiebra de la Compañía Explotadora del Baker. Sin embargo y esto no se sabía, Von Flack no estuvo presente en la subasta, efectuada el 14 de octubre de 1909. En su representación remató el ganado el señor James Metcalfe, en la suma de $ 14.800 de la que paga sólo la garantía de $ 5.000. El 28 del mismo mes, nuestro personaje se apersona en la capital, indicando residencia temporal en un hotel. Iba a recibir el acta de remate a su nombre y pagar la diferencia. En ese acto declara como residencia permanente Junín de los Andes, Argentina. 

(Continuará)

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