29 junio 2013

“¿De verdad ése es el tal Von Flack?”. Una conversación póstuma y por partes con Baldo Araya Uribe (tercera parte)





Mauricio Osorio Pefaur
Antropólogo social


 
Ahora bien, estábamos en las andanzas de Flach -así lo escribiremos desde ahora- en el Simpson y por la misma época en el Baker. A fines de 1909, y con el acta de remate en la mano, las marcas debidamente inscritas, un contrato que lo investía de poder y autoridad como representante de los capitalistas de la Sociedad Tres Valles, emprende –según lo veo yo- el viaje al Áysen, presumiblemente por vía argentina ya que su residencia estaba en ese país.

Una vez en el Baker se tuvo que haber dedicado a rodear y contramarcar el ganado que remató, gran parte del cual llevaba más de un año pastando libremente en estepas y valles del área. El resto, muy probablemente ya había sido bagualeado y contramarcado por otros pobladores, de ambos lados del alambre, imagino.

Esta sola labor debe haberle llevado sus buenos meses de trabajo a Flach, sus trabajadores y hermano, como bien nos comenta usted don Baldo. Pero, al mismo tiempo, tendría que haber trabajado en la traída de colonos al Simpson, lo que al decir de algunos textos va logrando con cierto éxito durante los primeros meses de 1910, junto con la introducción de al menos 3.000 mil cabezas de ganado ovino, provenientes al parece del mismo Baker.

Hasta que a principios de Mayo de ese mismo año, el diario El Mercurio de Santiago recibe un desesperado telegrama desde Comodoro Rivadavia, firmado por Carlos, su hermano y Gustavo Arbeger. En él denunciaban haber sido asaltados por bandoleros, en el boquete de Entrada Baker, justo cuando se disponían a tropear junto a 8 trabajadores a su cargo, 1.000 cabezas de vacunos, desde las tierras del Baker. Informaban haberse enfrentado sin éxito a los asaltantes, debido a que éstos estaban parapetados tras un fortín de gruesa madera, la que no pudo ser dañada por las balas calibre 44 que los asaltados descargaron con sus rifles winchester. Estos últimos tampoco recibieron balas en sus cuerpos o cabalgaduras y al contrario informan que lograron escapar con vida, aunque las pérdidas directas fueron más de 200 vacunos “robados y marcados por los bandidos”, además de seis caballos ensillados que pasaron a poder de los asaltantes.

Varias preguntas surgen a partir de la lectura de este telegrama: ¿Cómo escapan finalmente?, ¿y el resto de cabezas de ganado?, algo menos de 800 si seguimos la lógica de Flach, ¿dónde habrán quedado? Una carta fechada en Buenos Aires, agosto de 1910, y escrita por Alfredo Amadori a Darío Schiattino, gerente de la Sociedad de los Tres Valles, da indicios de la situación de los hermanos Flach y del ganado que aún les habría quedado después del asalto. Dice Amadori que en Comodoro Rivadavia logró hablar con un mayordomo de los Flach, quien le informó que éstos habrían quedado en situación “crítica” después del asalto, pero que gran parte de los animales seguirían en las tierras del Baker. Este mayordomo como lo denomina Amadori, también le cuenta que las familias introducidas por Flach en el Simpson, si bien suman varias, muy probablemente decidieran retirarse por causa de los bandoleros “que pululan por allá” y por falta de apoyo de autoridades, pese a que los Flach lo habrían solicitado en su momento. En la carta de Amadori se puede leer sobre la idea de que la Sociedad Tres Valles impulsara la construcción de un camino de carretas entre el río Aysén y el río Simpson y la instalación de un fortín en una loma estratégica de la frontera en El Huemúl. Estas ideas que en el texto de Pomar aparecen como del mismo Amadori, son en realidad del mayordomo con el que se entrevista en Comodoro.

Lo que sí es idea de Amadori es que la Compañía de los Tres Valles tendría que empezar de cero, invirtiendo nuevamente dinero para la traída de colonos, pues lo cancelado a los Flach de acuerdo a contrato estaría ya perdido.

Ya antes, en otra misiva fechada en Punta Arenas hacia fines de mayo del mismo año, uno de los directores de la empresa, Santiago Edwards le informa a Schiattino todo lo acontecido a Flach, le hace llegar copia del aviso de El Mercurio y le indica que estos sucesos han obligado a retrasar el negocio que la Sociedad Tres Valles llevaba avanzado –por intermedio de Edwards- con el capitalista de Punta Arenas, Ernesto Hobbs y que consistía en ofrecerle una sustancial participación en la Compañía. Hobbs estaba bien interesado, había pedido informes a quienes conocían el área y ya tenía un hombre de confianza a punto de partir al Simpson ese mes de mayo, para evaluar en terreno las bondades y las complejidades de entrar en el negocio que se le ofrecía. Debido al famoso asalto, Hobbs se arrepiente de enviar a su hombre y Edwards debe haber intentado mantener a flote la promesa de negocio sobre la base de promesas de que todo se calmaría, de que solicitarían apoyo al gobierno para que haya resguardo del orden público, etc.  

¿A dónde se fue Flach después del asalto? Releyendo a Pomar nuevamente, y tratando de interpretar lo que éste consigna como datos aportados por los pobladores con los que conversa en 1920, podemos pensar que los Flach una vez envían el telegrama a la prensa de Santiago, retornan al valle Simpson y allí se quedan viviendo y cuidando el ganado lanar que habían introducido. El resto de año 1910 lo habrían pasado en el Huemúl, preparando un nuevo viaje al Baker para contabilizar y proceder a recuperar el ganado que no había sido robado. Necesariamente debemos pensar que Carlos Flach debe haber dejado algún peón al cuidado de su hacienda en el Baker, manteniendo de este modo cierta presencia en el área.

Llega 1911, la situación de la Compañía de los Tres Valles no es nada buena, se huele en el ambiente su fracaso. No han podido tomar posesión de las tierras, pese a que habitan allí los  Flach. Los colonos supuestamente introducidos han abandonado el área, siguen llegando ocupantes chilenos que se instalan aquí y allá. Los Flach deben entonces considerar otras opciones. Carlos decide emprender viaje a la capital con el objetivo de solicitar al Gobierno permiso de internación de sus animales, por el primer “paso de aduana” habilitado al norte de esa zona austral y libre de impuestos aduaneros por tratarse de ganado criado en Chile. Su hermano Rodolfo queda al cuidado de la hacienda lanar en el Huemúl. Esta medida parece ser urgente, deben generar capital efectivo como sea posible.

En su solicitud, Flach indicaba que el ganado que deseaba arrear, correspondía al que había criado a partir de lo que había rematado en 1909. La razón de la solicitud era que la única vía para arrear su ganado “chileno” y venderlo en el mercado de ese país, era territorio argentino, pues no había ruta posible en el territorio del Baker y sus alrededores hacia un puerto en el Pacífico.

Obtiene el permiso de internación el 03 de noviembre de 1911 mediante decreto n° 3055 del Ministerio de Hacienda. Con este documento como respaldo, procede a inscribir tres marcas de fuego en los registros de la Sociedad Nacional de Agricultura, con sede en Santiago. Entre ellas, la antigua de la Compañía Explotadora del Baker: “CB”.

Al día siguiente, ingresaba al Ministerio del Interior una solicitud orientada a que esta repartición dispusiera de una autoridad tanto en el Baker, como en el Simpson, argumentando que a él y a los demás ocupantes chilenos, les era muy complicado arrear sus ganados por Argentina, ya que las autoridades de dicho país ponían dificultades de todo tipo. El ministro instruye ese mismo día a la Intendencia de Llanquihue que informe respecto de lo solicitado. No hemos encontrado dicho informe, pero lo interesante don Baldo es que Flach, se preocupó de todos los detalles que le permitieran un regreso satisfactorio al Sur.

Una vez teniendo todos los documentos en su poder, Flach aprovecha una circunstancia fortuita para retornar “resguardado” al Áysen. A mediados de 1911, el gobierno chileno había recibido una solicitud de apoyo de parte del gobierno argentino, que se encontraba en batida oficial de una partida de bandoleros de origen norteamericano (Martínez y Osorio, 2011). En noviembre el destacamento Puerto Montt recibe la orden de organizar un contingente con destino al Áysen para iniciar la búsqueda de los bandoleros en territorio chileno, ya que había información que afirmaba se encontraban escondidos en algún paraje del Áysen. Este contingente sale desde Puerto Montt el 25 de noviembre al mando del teniente Julio Ivars de Gayá y en esa ciudad Flach se les une.

Ya en el territorio, específicamente en la estancia Coyhaique de la SIA, el teniente Ivars se entera que “Carlos F. Von Flack que acompañaba á Rio Backer, desde Puerto Montt que decía ser dueño de los terrenos y hacienda de dicho Rio, se encontraba perseguido por la Policia Argentina, por estafa robo de animales y atentado contra las vidas de unos pobladores en el Valle de Backer.”  Ivars nada cuenta respecto a cómo tomó él esta información, a si llamó la atención a Flach, por no informarle de su situación, poniéndolo como se puede al menos pensar, en una situación incómoda ante las gentes de la estancia.

Unos días después –escribe en su informe el teniente Ivars- “En el Valle Coslowsky, antes de pasar al territorio chileno la Policia Argentina, reconoció a Carlos F von Flach, que los acompañaba hasta
ese punto y que se dirijia á Rio Backer, von Flac, fue aprehendido por la Policia Argentina con orden
judicial por el delito que anteriormente menciono y que en Aysen se habian informado.

Podemos ver entonces que Flach tenía motivos para buscar protección policial e intentar pasar “colado” para seguir al Baker. Su estratagema fracasó y tuvo que pasar algún tiempo detenido por la policía argentina, hasta que se aclararan los hechos de los que era acusado. A este respecto no tenemos mayores informes, pero recién en 1913 logramos retomar la pista de sus andanzas, don Baldo.

Mientras los pobladores del Huemúl, sumados a un gran número de inmigrantes chilenos dispersos en el valle Koslowsky y lago Blanco, preparaban una reunión clave para sus intereses como ocupantes del valle Simpson, Carlos Flach visitaba el Club Inglés de Punta Arenas, invitado por Ernesto Hobbs. Era Mayo de 1913. Desde Punta Arenas Flach viajará a Santiago, donde en Junio lo encontramos elevando una solicitud de naturalización ante la Municipalidad, en la que indicaba escuetamente que residía en Chile desde hace “más de quince años”, lo que nos lleva a ¡1898!, cuando tenía 20 años.

El Municipio deriva la solicitud al Gobierno. Mientras dicho trámite sigue su curso, Flach prepara su matrimonio. La ceremonia, totalmente civil se realizó el 14 de julio en casa de su novia, Graciela García Huidobro, ubicada en calle Las Delicias. Como testigo del novio, firmó el cónsul sueco de la época. Como testigo de la novia firmó su hermano Ramón García Huidobro. El 19 del mismo mes, Flach recibía la carta de naturalización. Desde ese momento pasaba a ser “chileno”.

Por si fuera poco todo esto, en el registro sueco del que ya le comenté, aparece también un hijo de Flach, bautizado como Raoul, nacido en julio de 1914, pero la verdad es que su existencia no pude comprobarla en el registro civil de Santiago. ¿Habrá viajado con su esposa al Sur o a la Argentina y tenido al hijo en alguno de estos lugares? No se sabe aún.

Volvamos al Áysen. Nada nuevo he podido averiguar sobre la formación del “Cordillera Cattle Company”, así que hay que quedarse por el momento con los datos que usted entrega en su trabajo. Sin embargo, puedo comentarle que el historial de Flach sí considera su actuación como “Comisario del Baker”. Entre los antecedentes de una solicitud de ocupación por 25 años del valle del río Ibáñez, especialmente las riberas norte y sur del río, desde la desembocadura hasta un poco más al oeste del arroyo Parada, elevada por el ciudadano Augusto Zegers en julio de 1916, hay una nota escrita y firmada por Flach en su calidad de Comisario ad honorem del río Baker, donde afirma que dicho valle era zona “despoblada”, pues lo había recorrido en “persecución de merodeadores”. En esa época, agosto de 1916, nuestro personaje se encontraba en Santiago. ¿A quién habrá perseguido?, ¿qué propiedades habrá estado protegiendo al momento de efectuar esas persecuciones? Finalmente, ¿cuándo habría realizado esas persecuciones? Tal vez se refería a la vez que acompañó al contingente de 18 carabineros del ejército al mando del teniente Julio Ivars de Gayá, o sea ¡5 años antes! Si ese fuera el caso, entonces era claro que protegía los intereses de la Sociedad Tres Valles, pero más aún los suyos propios, 500 hectáreas donde dejar pastando su ganado no dejaban de ser.

Con todo, don Baldo, en esa breve nota de apoyo al tal Zegers, Carlos Flach se encargaba de desconocer a los pobladores huilliche que habitaban en el Ibáñez después que él mismo los corriera del Huemúl según consta en la memoria oral de los valles Simpson e Ibáñez; desconocía también a los Maureria, Levicán y Muñoz de la península, en fin, a todos los ocupantes del valle Ibáñez.

Pero años antes de la emisión de dicho certificado, Flach participa de los movimientos especulativos relacionados con las tierras del Baker. Actitud que viene a ser entendible si pensamos que debió mantener ganado allí por varios años y como usted afirma, se instaló por varias temporadas en el Baker después de rematar la hacienda. Y luego de ser él mismo “corrido” del Baker, por Julio Vicuña, a la sazón empleado libre de los capitalistas de Magallanes, volverá a incursionar en la apropiación de tierras en el Áysen, esta vez al sur del lago Buenos Aires, historia que tal vez es la más conocida y donde se lo termina de dejar como el malo de la película, obviando sobre todo que son los grandes empresarios de Magallanes sobre todo, quienes maquinan una y otra vez las maneras de hacerse de las tierras marginales de este territorio.

Quedan en el aire las preguntas: ¿Qué fue de este personaje?, ¿dónde terminó sus días? Y más aún, ¿dónde quedaron su esposa e hijo?
Nada sabe aún de esto, Don Baldo. Solo tenemos una fecha incierta para su muerte, 1937. Carlos Flach, sueco-chileno, tenía 59 años de edad. 

( ¿continuará? )

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