En 2009 rondaba en mí con mayor fuerza, la inquietud por la asepcia de los relatos históricos de la región. Asepcia política, social, económica y cultural. Asepcia reflejada en la descripción vacía de hechos y personajes, la compartimentación de los mismos, y cuando hay relación entre algunos de ellos, un tratamiento superficial de dichas relaciones.
No podía ser que el proceso histórico de la colonización fuese tan "lindo", tan "desinteresado". No podía ser que el proceso de concesión de tierras en este territorio se redujera a 5 o 6 decretos gubernamentales surgidos pareciera ser, desde el caldo primordial.
Pero ¿cómo analizar la historia de este territorio desde otra mirada? El primer paso fue la relectura de todo lo escrito que tenía a mi alcance. Y al releer a Pomar, saltó el automático de toda esta construcción histórica que hasta ese momento teníamos como total y definitiva. Pomar escribe sin ánimo de establecer verdad única. Escribe a partir de entrevistas, de información oral que recopila entre los pobladores que conoce en su viaje de 1920. Mucho de lo" inscrito" en su libro como hecho histórico se redacta a partir de recuerdos de pobladores, de afirmaciones de colonos... y aquí encontramos un primer punto: de omisiones de estos entrevistados. Entonces hay que relativizar lo escrito por Pomar, relativizarlo incluso para relevar al personaje escritor. El gran mérito de Pomar no es haber escrito "el primer libro de estudio del territorio", el gran mérito es haberse atrevido a recoger testimonios orales y combinarlos con el análisis personal de documentos públicos generados desde los primeros años del siglo en torno al problema que lo trajo al Aysen: la ocupación de la tierra.
Entonces, la lectura entre líneas del texto de Pomar me permitió repensar los hechos históricos referidos hasta la saciedad por la historiografía regional y de este modo considerar que faltaba una gran cantidad de documentación que debía ser revisada -en el caso que existiera- y de la que el mismo Pomar daba cuenta en referencia a la misión que debió cumplir.
Lo otro que también faltaba en este cuadro, era un esfuerzo por recomponer la memoria oral, pero desde una mirada crítica, considerando que esta memoria tiene luces y oscuridades que deben ser recuperados y analizados en toda su potencialidad.
De este modo comencé un camino arduo, muy lento, muy demandante. Hoy estoy tal vez, en la mitad del primer cuarto del mismo...
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