Llegaba la mujer, tranquila, pero con menos dientes. Nos contaba mientras tomaba el mejor asiento de la habitación, que durante la caída de sus dientes había descubierto una cavidad, justo donde había estado la primera muela a la izquierda, en la cual se alojaba un miniportal bioelectrónico, que al conectarlo a un dispositivo de reproducción, proyectaba imágenes del futuro.
En ese instante -nos decía- había comprendido por qué desde pequeña veía el futuro de su comunidad.
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