14 diciembre 2014

ALMAS EN EL RÍO o la invención de la verdad

Cuando la verdad es ocultada, cuando es arrebatada desde el centro mismo de la vida social, inventarla puede ser el camino para su recuperación.
Eleodoro Sanhueza Ramírez (Nehuentúe 1973), escritor radicado en Coyhaique, capital de la región de Aysén, ha tenido el arrojo de inventar la verdad para recuperarla, para traerla de regreso al seno de la sociedad aysenina y así –de algún modo- contribuir a sanar unas llagas demasiado antiguas, que sangran imperceptibles, dando por el suelo con la dignidad de habitantes enfriados en la impunidad. 
Y lo ha hecho desde la literatura, con un trabajo preciso, cuidado, elaborado sobre una sólida investigación documental y testimonial que ha dado vida a la novela ALMAS EN EL RÍO, publicada por nuestra casa editorial.
12 jóvenes mueren en extrañas circunstancias entre 1997 y 2001 en la ciudad de Puerto Aysén. Se efectúan las investigaciones bajo un clima enrarecido por los rumores que hablan de tráfico de droga a gran escala, fiestas clandestinas, civiles y militares involucrados en una suerte de red de corrupción que alcanza las altas esferas del poder en la región.  Todo comienza a enredarse y la verdad es finalmente ocultada, hecha desaparecer, velada a la sociedad que observa en estado de shock cómo la impunidad se instala.
Un periodista-escritor muestra interés por investigar los casos, intuye que hay mucho más tras el manto de supuesta resolución que la justicia les ha dado y de pronto se ve envuelto en un remolino de acontecimientos que lo llevarán a experimentar en carne propia la trama de la impunidad.  
Con maestría, Sanhueza nos invita a acompañar al protagonista durante tres días de vertiginosos acontecimientos. Tres días que a la vez se sienten como esos 5 años de muertes no explicadas y sin responsables más que los propios muertos y sus familias. 
Si bien la atmósfera que construye el autor, resulta pesada desde las primeras páginas de la novela, el relato atrapa al lector, invitándolo a seguir los pasos de Benito Foisy, como si la misma lectura fuese un acto de memoria y justicia para traer de vuelta la verdad arrebatada.
Sanhueza no prescinde del paisaje aysenino para ambientar su novela, pero en su registro no es ya un escenario bucólico, sino una pesada belleza que recibe hechos ignominosos, ayudando a ocultarlos y así borrar los rastros de la verdad.
ALMAS EN EL RÍO es una novela que inaugura una nueva forma de escritura en Aysén, no tanto por su temática, sino porque logra interpelar a la sociedad aysenina en su incapacidad para sostener la Verdad de una vida limpia dentro de un paisaje sobrevalorado por la autocomplacencia, mientras dentro mismo, el horror tiñe las almas de sus habitantes.
ALMAS EN EL RÍO se lanzó a la circulación regional y nacional en junio de 2013 en un tiraje de 1.000 ejemplares, los que al cabo de poco más de un año, se encuentra casi agotado, constituyéndose en un éxito de ventas.
Esto anticipa un futuro promisorio para el autor en el mercado literario nacional. Sabemos que  actualmente  trabaja en otro proyecto narrativo relacionado con ALMAS EN EL RÍO y no abandona la creación poética, con la que se diera a conocer en la escena literaria regional, hace más de 10 años.

Mauricio Osorio Pefaur

Ediciones Ñire Negro 

03 noviembre 2014

Declaración Pública Colegio de Antropólogos de Chile, 03 de noviembre 2014

El Colegio de Antropólogos de Chile ha seguido atentamente los lamentables sucesos ocurridos en el Hospital Intercultural Kallvu Llanka de Cañete, donde han sido vulnerados la dignidad y derechos de autoridades tradicionales mapuche, habiéndonos pronunciado en su defensa cuando ocurrieron los hechos. Hoy nos preocupa en especial la situación de nuestra colega Vanessa Vidal, quien se desempeñaba en la Unidad Intercultural de dicho Centro Asistencial y que fuera despedida el 29 de Septiembre de 2014, en el marco de un conflicto marcado por el contexto de políticas de criminalización y militarización de las demandas territoriales del pueblo mapuche.

Consideramos que se requiere un análisis de fondo de lo ocurrido y una reformulación del rol coordinado de los profesionales que trabajan en Salud, con el fin de aportar desde la interculturalidad a un abordaje constructivo de la relación entre nuestros pueblos, deteniendo una escalada represiva que amenaza con llevarnos a perpetuar el colonialismo y la vulneración de derechos.

Nuestra colega Vanessa Vidal, fue despedida como consecuencia del conflicto reciente entre las comunidades mapuche y los profesionales de la salud. Lo que fue cuestionado tanto por nuestro gremio, como por la Federación de Profesionales Universitarios de la Salud (Filial Cañete) y las Comunidades Indígenas locales. Es insoslayable que la situación se dió en el marco de la criminalización, por parte del Estado, de un creciente movimiento social mapuche de recuperación territorial. El Colegio de Antropólogos de Chile ha contactado a colegas con experiencia en salud intercultural para que nos asesoren y podamos generar acciones, incluyendo las instancias políticas, que permitan junto con actuar en justicia respecto a la situación de nuestra colega, salvaguardar la autonomía de nuestro rol profesional y velar por que podamos seguir contribuyendo al desarrollo intercultural en el ámbito sanitario.
Entendemos que el desarrollo de políticas públicas de inteculturalidad en salud ha sido un avance en nuestro país. Sin embargo, la situación presentada en el Hospital Kallvu Llanka, devela falencias que es imperativo abordar, más aún en el contexto de criminalización del movimiento social mapuche en la zona. Es por ello que estamos coordinando acciones en conjunto con otras organizaciones y colegios profesionales, para abrir un diálogo reflexivo con las autoridades que permita avanzar en los necesarios cambios institucionales orientados a una relación adecuada con los pueblos originarios y acciones consecuentes con una lógica intercultural que dignifique tanto a los pueblos originarios como a todos profesionales y a los sanadores tradicionales que hoy se encuentran en las instituciones de Salud.
A un mes del despido de nuestra colega, observamos con preocupación que la unidad intercultural continúa sin el apoyo de un profesional antropólogo lo cual, al igual que los médicos que han dejado voluntariamente el recinto asistencial por sus implicancias en el conflicto, empobrece gravemente la labor asistencial y pública del establecimiento.
Hacemos un llamado a las autoridades de gobierno y en especial al Ministerio de Salud, para que incorporen a la brevedad a los profesionales que hoy no están desempeñando sus funciones, pues son necesarios, así como los son todos los funcionarios que trabajan en el Hospital Kallvu Llanka, para asegurar una atención de calidad las comunidades mapuche y chilenas mestizas que son la gran mayoría de su población, que esta siendo vulnerada en su derecho a la Salud.




Directorio Nacional
Colegio de Antropólogos de Chile

07 octubre 2014

Poco a poco la memoria remece los paisajes del Baker y las calles de Chiloé, abriéndose paso al presente

Melchor Navarro es el único nombre que se aferra a una de las cruces del Cementerio de Isla de los Muertos en la desembocadura del río Baker, comuna de Tortel.

La frase, escrita por deudos anónimos reza lo siguiente: "aquí yasen los restos mortales de Melchor Navarro fallecio el 2 de agosto del año 1906. A la edad de 35 años."
Fotografía: Francisco Croxatto, 2005

Con el hallazgo de una lista de 59 nombres de trabajadores fallecidos en Bajo Pisagua en 1906, hemos logrado rescatar del anonimato a las víctimas del abandono y la negligencia empresarial de aquella época, actitudes que no tuvieron sanción penal pese a haber causado una gran mortandad. 

Hoy tendrán sanción histórica.

Nuestro trabajo no sólo busca llegar a la verdad de lo acontecido aquel invierno de 1906. También se ocupa de establecer una conexión entre los obreros sepultados en el Baker y las familias descendientes. Y en esta tarea hemos avanzado paso a paso.

Por ejemplo, estamos en condiciones de afirmar que Melchor Navarro llevaba por segundo apellido Sánchez y se había casado en 1896 con María de Gracia Villarruel i Alderete.

También hemos logrado contactar a la familia de Enrique Cárdenas Cárcamo, fallecido el 27 de agosto junto a otros tres compañeros de faena.

A Casimiro Soto, muerto dos días después, el 29 de agosto, lo identificó un sobreviviente entrevistado por Antonio Soto en 1976 (Soto, 1976 en Ivanoff 2003).

Y hace pocos días conocimos por las redes sociales a un descendiente de Victoriano Caro Leiva, fallecido el 21 de septiembre y contando con 51 años de edad. Don Victoriano estaba en la faena del Baker junto a su hijo José Prudencio Caro Díaz, de 21 años, quien falleció un día después que su padre, el 22 de septiembre.

Pocos días después, el 26 aparecía el vapor Araucanía, que embarcó a los sobrevivientes de la tragedia, un total de 157 almas, de las cuales 8 fallecerían fuera del Baker y serían sepultados al parecer en sus lugares de origen en Chiloé.

Nuestro trabajo es lento, pero merece la pena, pues se trata de trabajadores que hasta ahora estaban doblemente sepultados: por sus muertes y por el olvido histórico al que se los ha sometido. 

27 septiembre 2014

Descripción de la Compañía Explotadora del Baker, 1908

El Encargado del Censo Jeneral del Territorio de Magallanes, médico Lautaro Navarro Avaria, publicó en 1908 el segundo tomo con resultados del mismo. El primer tomo fue publicado en 1907. El Censo se realizó el 08 de septiembre de 1906, aunque en la zona del Baker debió practicarse a mediados de Octubre de aquel año, por lo aislado del sector.

En este segundo tomo, Navarro Avaria realiza una descripción de la Explotadora del Baker, pero sin hacer mención alguna a la tragedia de Bajo Pisagua ocurrida entre julio y septiembre de 1906 y por lo tanto muy probablemente conocida por quienes practicaron el censo en octubre.

Dejo dos imágenes de las hojas donde aparece la información. Los dos tomos del Censo pueden consultarse y bajarse desde este vínculo:

http://www.memoriachilena.cl/602/w3-propertyvalue-137757.html?_q=offset%3D0%26limit%3D300%26cid%3D502%26keywords%3Dnavarro%20avaria%26stageid%3D100%26searchmode%3Dpartial%26pvid_or%3D509%3A158494%2C26262%2C1224%2C616%2C137551



13 septiembre 2014

Desde el Sur de Chile. Fotografías del Baker, año 1906, publicadas en octubre de aquel año



Esta es la primera fotografía de una serie de 9 publicadas el 07 de octubre de 1906 en la revista Zig Zag de Santiago, bajo el título "Desde el Sur de Chile". Corresponde a una vista de un grupo de 19 obreros en 3 embarcaciones a remo. La leyenda que la identifica reza: "Conduciendo las chalupas en contra de la corriente, en el río Baker." Las ocho vistas restantes también presentan diversas actividades desarrolladas en el río Baker por la "Compañía Esplotadora del Baker", según lo indica la leyenda de la quinta fotografía.
Todas la imágenes fueron compiladas en la página 13 de dicha revista, sin mayor reseña de contexto que las leyendas de cada fotografía. Es posible que se tratase de una contratación publicitaria efectuada por la mencionada empresa ganadera. 
El hallazgo de este conjunto de imágenes ha sido realizado por Mauricio Osorio en el marco de su investigación sobre la tragedia obrera de Bajo Pisagua, acaecida en 1906.
Sólo 6 días antes de que aparecieran estas fotografías, habían arribado a Chiloé, más de 150 sobrevivientes de la tragedia del Baker, donde quedaron sepultados 59 trabajadores chilotes.

29 agosto 2014

El mítico Consejo Regional de la Cultura, las Artes y el Patrimonio de Aysén

La semana pasada hablé de los origenes del FNDR 2% Cultura. Este Fondo no puede explicarse sin conocer cómo nace y se conforma el Consejo de la Cultura, las Artes y el Patrimonio de Aysén. 

En junio de 1995, la Intendenta de la época, Silvia Moreno, convocó a representantes de diversas organizaciones relacionadas con la cultura y que desarrollaban su trabajo en las ciudades de Coyhaique y Puerto Aysén, a una reunión desayuno en dependencias de la Intendencia para tratar el tema de la cultura en la región, conocer las acciones y propuestas de los convocados y coordinar una agenda de trabajo para fortalecer la acción cultural regional.

Aquel desayuno reunió a diversos agentes culturales, que se conocían entre sí, que trabajaban en creación, formación, difusión y puesta en valor de las diversas disciplinas artísticas y culturales presentes en la región. Aquel desayuno fue el origen mágico/mítico de una institucionalidad –el Consejo Regional de la Cultura, las Artes y el Patrimonio- que logró en pocos años sentar las bases de un presupuesto de base regional y de definición regional para el desarrollo de la cultura y las artes.

Pero antes de formalizarse el Consejo Regional, del desayuno de junio de 1995, surgió un grupo de trabajo que se autodenominó “Coordinadora Cultural Regional”. El principal fenómeno identificado por los diversos actores del quehacer cultural, que habría motivado la formación de esta instancia era la descoordinación o el trabajo parcelado de las distintas instituciones y gestores dedicados a la cultura, que con un marco presupuestario escaso y disperso, realizaban grandes esfuerzos y terminaban compitiendo entre sí. La solución fue coordinarse, transparentar cada uno su trabajo e ideas, con el fin de organizar una agenda que potenciara el accionar de todos.


Aunque puede parecer obvio o redundante, el ejercicio de constatar y explicitar una problemática es el primer paso para avanzar en su solución. Y los agentes culturales que participaron en aquella reunión así lo visualizaron, pues lo consideraban un problema basal del quehacer artístico. Pero por ser basal y parecer obvio (de hecho, las condiciones actuales del desarrollo cultural en la región, muestran que el problema se mantiene, aunque ha sido confrontado por redes informales de trabajo entre artistas, colaboración, apoyo mutuo, trabajo creativo compartido, todas acciones que respondieron al reflujo del quehacer cultural institucionalizado, constatado a partir del Gobierno de Sebastián Piñera), no había sido tomado en consideración al analizar las precarias condiciones de desarrollo del sector. La mayor parte del mundo artístico luchaba por acceder a los Fondos culturales nacionales inaugurados con la llegada de la democracia. Pocos eran los que se preguntaban hacia dónde marchaba el desarrollo cultural de la región. Pero su acción decidida y focalizada, permitió que Aysén comenzara un camino nuevo en la institucionalización y puesta en valor del sector cultural.

24 agosto 2014

Los orígenes del FNDR 2% Cultura en la región de Aysén

Para 2009 el FNDR Cultural implementado por el Gobierno Regional de Aysén, cumplía 13 años desde que fuera creado allá por 1996. En 2004 este fondo se organizó como una partida presupuestaria dentro de la glosa del FNDR que actualmente asciende –o debería hacerlo- al 2% del total de dicho Fondo.

Pero el “Fondo Cultural Regional” (como se le conoció coloquialmente en sus inicios), tiene una trayectoria mucho más larga y es este proceso el que nos interesa describir y analizar. Para ello debemos remontarnos a la primera mitad de la década de los noventa del siglo pasado, para exponer sus orígenes y funcionamiento.

El Fondo Cultural Regional, fue creado en el marco de la acción del denominado “Consejo Regional de la Cultura, las Artes y el Patrimonio de Aysén”, institución nacida el año 1996 como resultado de la acción de un grupo de agentes culturales residentes en Coyhaique, capital de la región.

Este Fondo inauguró en esa década, una nueva etapa en las lógicas de financiación del campo cultural en la XI región, hasta ese momento sólo dinamizado simbólica y económicamente por los fondos culturales tradicionales que operaban en el país, como Fondart y Fondo del Libro[1]. El Fondo Cultural Regional fue ideado como un mecanismo de financiamiento a la cultura desde los recursos del Estado de decisión regional, provenientes del FNDR. Con ello se proyectaba un financiamiento de largo plazo para la actividad cultural de la región que no era financiada por los fondos tradicionales. Pero además se pretendía financiar el campo cultural con perspectiva regional. Este modelo de financiamiento cultural se desplegó durante todo el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, alcanzando incluso a los inicios del gobierno de Ricardo Lagos, periodo en el que se revisará y modificará su operatividad.



[1] Con el retorno a la democracia el ámbito de la cultura fue apoyado económicamente desde distintos sectores del Ejecutivo como la Secretaría de Comunicaciones de la Presidencia, el Ministerio de Educación, la Subsecretaría de Desarrollo Regional, entre otros organismos. Consideramos que ello respondió a una estrategia no sólo económica sino también simbólica, pues el fortalecimiento del sector cultural -altamente sensible y foco de creación de contenidos sociales y políticos- aparecía como un eje clave de la reconstrucción de la democracia en el país.

24 julio 2014

Los archivos documentales de Aysén: retazos para una historia recortada

En el Archivo Nacional Histórico de Chile (calle Miraflores # 50, frente a la pequeña Plaza Benjamín Vicuña Mackenna) se encuentra el Patrimonio documental de las administraciones de gobierno regional de la nación hasta mediados del siglo XX más o menos, en los Fondos denominados Gobernaciones, Intendencias y Municipalidades.

De Aysén, hay solo 1 volumen, es decir 1 libro, en el Fondo Intendencia de Aysén, correspondiente al año 1931.

Nada más.

¿Dónde están los documentos gubernamentales de carácter local producidos desde la instalación de administración pública en la Provincia en los primeros meses de 1928?

Es una pregunta aún sin respuesta. Aquel único volumen de Intendencia es a la vez testimonio de la fragilidad histórica de Aysén y valioso conjunto de breves documentos que dan cuenta del trabajo administrativo bajo el mando de Luis Marchant González, segundo intendente de la provincia de Aysén.

Se podría pensar que todo se quemó en el gran incendio de la Intendencia de Aysén, pero eso sucedió en los años sesenta. ¿Por qué no llegaron los documentos oficiales de la provincia antes al Archivo Nacional? ¿Llegan hoy los documentos oficiales de la administración regional a un fondo documental que permita en el futuro comprender desde una perspectiva “oficial” el devenir de este presente vertiginoso?

Para encontrar documentos oficiales de Aysén hay que tener mucha suerte, algo de olfato. Pero ante todo una suerte excesiva. Muchos documentos están en bibliotecas particulares, muchos dispersos entre volúmenes y volúmenes de los Fondos documentales de Ministerios y otros servicios públicos.

Es hora de avanzar en el desarrollo de un Archivo Documental Regional, donde resguardemos la producción documental que es testimonio del desarrollo de esta región que ya no puede seguir escudando su fragilidad histórica en una juventud pretendida frente a las otras historias regionales.

En 2001-2002 Aysén participó del proyecto Censo Guía de Archivos de España e Iberoamérica, lo que permitió catalogar 48 registros de archivos públicos y privados sólo en el territorio regional (ver http://censoarchivos.mcu.es). Este trabajo fue la primera y hasta ahora más importante iniciativa por reconocer los lugares donde se encuentra nuestro patrimonio documental.


Pero es necesario comenzar a pensar en un Archivo Regional que permita el acceso público a los documentos que dan cuenta de nuestra historia, hasta ahora construida con los retazos y recortes que se van encontrando en el afán investigativo que mueve a no pocos investigadores dentro y fuera de la región.    

16 abril 2014

La tragedia obrera que azotó Bajo Pisagua en 1906, dejó 59 obreros sepultados en una isla sobre el delta del río Baker

Mauricio Osorio Pefaur

El 11 de octubre de 1906, exactamente un mes después de la primera información que diera a conocer a la opinión pública de Puerto Montt, el periódico La Alianza Liberal, publicó nuevamente en primera página más información, esta vez de mayor dramatismo si así podemos referirnos a los nuevos antecedentes que dio a conocer, exigiendo al gobierno un pronunciamiento, a las autoridades judiciales la aplicación de la ley y publicando la lista completa de los fallecidos y sepultados en Bajo Pisagua. Cincuenta y nueve nombres con primer apellido y la fecha exacta de defunción, publicados en aquel periódico de Puerto Montt, único medio que se atrevió a denunciar lo sucedido y a exigir justicia.
La lista de muertos resulta verídica. En ella figura el único nombre que aún se conserva en una de las cruces de la actual Isla de los Muertos: Melchor Navarro, fallecido el 02 de agosto de 1906. En ella figura también Casimiro Soto, nombre aportado por el señor Emilio Zúñiga, sobreviviente entrevistado muchos años después por Antonio Soto en Chiloé y cuyo testimonio fue reproducido por Danka Ivanoff en la segunda edición de su libro Caleta Tortel y su Isla de los Muertos (2003). En esa lista también está Enrique Cárdenas, abuelo de Orlando Cárdenas, vecino de Castro que ha podido reencontrarse hoy con aquel antepasado que una vez salió de Putemún con su hacha y nunca más volvió. Allí hay 56 nombres más que esperan justicia y memoria.
Cómo obtuvo esta lista el periódico, es una pregunta sin respuesta aún. Tal vez fue la lista que el administrador de la faena de Bajo Pisagua, señor Williams Norris entregó a las autoridades en Chiloé. Tal vez fue una lista elaborada por algunos trabajadores, ya que a juzgar por lo mencionado en el periódico en su edición del 9 de octubre, muchos de ellos mantenían bitácoras personales, en las que anotaban ciertos hechos, los trabajos realizados, lo que se les adeudaba, tal vez cartas a sus familiares.
El sábado 13 de octubre, La Alianza Liberal insistía sobre los sucesos del Baker con nueva información obtenida desde el periódico ancuditano, La Justicia. Se trataba de la protesta hecha por Guillermo Titus, capitán del vapor Araucanía, ante el notario de Ancud, con el objeto de justificar su accionar y las decisiones que se vio obligado a tomar en atención a la situación que se le presentó con el traslado de los sobrevivientes del Baker. Dicha embarcación se había visto en la urgencia de rescatar a gran número de trabajadores desde la faena de Bajo Pisagua el día 26 de septiembre, cuando navegaba por el canal Messier pocas millas antes de salir al Golfo de Penas. En el islote donde se ubicaba una pequeña caleta de resguardo y espera cuyo nombre es Caleta Hale, había unos pocos trabajadores atentos a la pasada de alguna embarcación y cuando vieron el vapor solicitaron su ayuda para recoger a los sobrevivientes. Titus embarcó a los enfermos y a los que aún se sostenían en pie y continuó su viaje a Chiloé. En el Araucanía fallecieron seis u ocho trabajadores más.
La protesta notarial del marino mercante se justificaba porque se había visto obligado a recalar en dos puertos menores del archipiélago de Chiloé, primero en Achao, donde desembarcaron trabajadores de la isla Quinchao. Luego en Dalcahue, donde desembarcó la mayor parte de los obreros. Los que llegaron fallecidos fueron también desembarcados. El capitán no quería ser acusado de contrabando o de alguna otra falta a las normativas marineras. 

14 abril 2014

CRÓNICAS DE COYHAIQUE. Baldo Araya Uribe

La primera edición del libro Crónicas de Coyhaique aparecía en 1979 en el marco de la conmemoración de un nuevo aniversario de la “fundación” de la ciudad. El título llevaba por extensión “En sus bodas de oro”. Se cumplían 50 años desde aquella fundación del pueblo de Baquedano, el 12 de octubre de 1929 (fecha que ha sido cuestionada como verdaderamente real, a partir de nuevos antecedentes descubiertos hace unos años atrás).
Aquella primera edición, omitía el nombre de su autor en portada, lo que significó una buena batalla para éste, Baldo Araya Uribe, que exigió, en la medida que se podía exigir en aquellos años, que esta extraña omisión fuera reparada. Muchos tienen en sus casas ejemplares de este trabajo en el que dentro hay una aclaración, sobre un pequeño papel pegado a la primera hoja del libro en el que se expresa que el autor de la obra es Baldo Araya Uribe.
Este libro es una historia general de Coyhaique, desde los antecedentes prehistóricos, hasta el mismo 1979. Araya se preocupa de reseñar lo que hasta esa fecha se sabía del poblamiento prehistórico; también reseña las principales exploraciones del territorio, deteniéndose en el trabajo de Enrique Simpson y Hans Steffen; entra luego en la colonización empresarial y espontánea, para llegar a la fundación de la ciudad y el desarrollo de la misma, destacando los principales hitos de este proceso. Finaliza la obra con breves semblanzas de personajes y familias destacadas de la comuna.
Aquella primera edición se agotó y nadie más pudo acceder a ella a no ser que la encontrase en bibliotecas públicas (escasa) o privadas. 
En el marco del proyecto “Historia e Identidad en el desarrollo de Aysén”, impulsado por la Municipalidad de Coyhaique en 2009, se priorizó la preparación de una nueva edición de este importante trabajo histórico sobre la capital regional de Aysén. De este modo fue posible revisar el original y lograr una edición comentada de Crónicas de Coyhaique la que hoy circula sana y refrescada, como testimonio de un trabajo pionero en el estudio histórico de la región. 
Como toda obra, tiene aciertos y vacíos, lo que la hace aún más relevante pues a partir de ella se pueden plantear nuevos caminos a la investigación histórica de nuestra comuna y a quienes el placer de la lectura los envuelve, la recomiendo pues podrán contrastar hoy el avance del conocimiento histórico y de este modo colocar en su justa dimensión la gran contribución de Baldo Araya Uribe a la historiografía de Coyhaique y la región.

Mauricio Osorio Pefaur
Ediciones Ñire Negro

Crónicas de Coyhaique. Baldo Araya Uribe. Edición 2011. Colección Historia e Identidad en el Desarrollo de Aisén, Municipalidad de Coyhaique. 173 pp. 

$ 6.000. Disponible en La Librería, Condell 228; Producciones Ñire Negro, 21 de Mayo 1197; y Feria de Artesanos, local 15, ciudad de Coyhaique. 

13 abril 2014

ISLA DE LOS MUERTOS. Dos versiones para una historia. Novela Gráfica Rodolfo Aedo & Cristóbal Florín

Inspirados en el cuento “Dos versiones para una historia”, escrito por Félix Elías Pérez, Rodolfo Aedo y Cristóbal Florín se dieron a una tarea creativa excepcional: otorgar un protagonismo definitivo a los obreros chilotes que murieron en Bajo Pisagua, producto de circunstancias que la historia no ha logrado desentrañar, argumentando falta de antecedentes, información confusa o circunstancias imposibles de explicar.
Aedo y Florín toman el relato de Elías –que en sí es un emplazamiento a la desmemoria- para reescribirlo e ilustrarlo, buscando en las palabras de este autor aysenino, los elementos sustanciales de la tragedia vivida por un gran número de trabajadores en 1906 y que llevó a la muerte a muchos de ellos.
Las ilustraciones de Aedo plasman rostros curtidos en la faena dura de aquella época, sufriendo un destino marcado de fatalidad. El relato de Florín busca a través del párrafo breve y condensado, de la frase precisa, los diálogos claros y duros, plasmar una temporalidad que encerró a cientos de trabajadores en un paisaje indomable dentro del que la muerte asumió una presencia descomunal.
Al ir avanzando en la historia de esta novela gráfica, la tragedia de Bajo Pisagua se hace presente con una fuerza inusitada, exigiendo desenterrar la verdad que permanece sepultada junto a los muertos, pero no en aquella isla que hoy hemos convertido en Monumento Nacional, sino en esa otra isla de la desmemoria nacional que se alimenta de cada tragedia abandonada por la justicia primero y luego por la historia.


Mauricio Osorio Pefaur
Ediciones Ñire Negro

ISLA DE LOS MUERTOS. Dos versiones para una historia. Rodolfo Aedo & Cristóbal Florín. Edición de los autores, 2012. Sin numeración.

$ 15.000. Disponible en La Librería, Condell 228 y Producciones Ñire Negro, 21 de Mayo 1197, ciudad de Coyhaique. Disponible también en librerías de diversas ciudades de Chile.