29 agosto 2014

El mítico Consejo Regional de la Cultura, las Artes y el Patrimonio de Aysén

La semana pasada hablé de los origenes del FNDR 2% Cultura. Este Fondo no puede explicarse sin conocer cómo nace y se conforma el Consejo de la Cultura, las Artes y el Patrimonio de Aysén. 

En junio de 1995, la Intendenta de la época, Silvia Moreno, convocó a representantes de diversas organizaciones relacionadas con la cultura y que desarrollaban su trabajo en las ciudades de Coyhaique y Puerto Aysén, a una reunión desayuno en dependencias de la Intendencia para tratar el tema de la cultura en la región, conocer las acciones y propuestas de los convocados y coordinar una agenda de trabajo para fortalecer la acción cultural regional.

Aquel desayuno reunió a diversos agentes culturales, que se conocían entre sí, que trabajaban en creación, formación, difusión y puesta en valor de las diversas disciplinas artísticas y culturales presentes en la región. Aquel desayuno fue el origen mágico/mítico de una institucionalidad –el Consejo Regional de la Cultura, las Artes y el Patrimonio- que logró en pocos años sentar las bases de un presupuesto de base regional y de definición regional para el desarrollo de la cultura y las artes.

Pero antes de formalizarse el Consejo Regional, del desayuno de junio de 1995, surgió un grupo de trabajo que se autodenominó “Coordinadora Cultural Regional”. El principal fenómeno identificado por los diversos actores del quehacer cultural, que habría motivado la formación de esta instancia era la descoordinación o el trabajo parcelado de las distintas instituciones y gestores dedicados a la cultura, que con un marco presupuestario escaso y disperso, realizaban grandes esfuerzos y terminaban compitiendo entre sí. La solución fue coordinarse, transparentar cada uno su trabajo e ideas, con el fin de organizar una agenda que potenciara el accionar de todos.


Aunque puede parecer obvio o redundante, el ejercicio de constatar y explicitar una problemática es el primer paso para avanzar en su solución. Y los agentes culturales que participaron en aquella reunión así lo visualizaron, pues lo consideraban un problema basal del quehacer artístico. Pero por ser basal y parecer obvio (de hecho, las condiciones actuales del desarrollo cultural en la región, muestran que el problema se mantiene, aunque ha sido confrontado por redes informales de trabajo entre artistas, colaboración, apoyo mutuo, trabajo creativo compartido, todas acciones que respondieron al reflujo del quehacer cultural institucionalizado, constatado a partir del Gobierno de Sebastián Piñera), no había sido tomado en consideración al analizar las precarias condiciones de desarrollo del sector. La mayor parte del mundo artístico luchaba por acceder a los Fondos culturales nacionales inaugurados con la llegada de la democracia. Pocos eran los que se preguntaban hacia dónde marchaba el desarrollo cultural de la región. Pero su acción decidida y focalizada, permitió que Aysén comenzara un camino nuevo en la institucionalización y puesta en valor del sector cultural.

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