El martes 11
de septiembre de 1906, la redacción de periódico “La Alianza Liberal” de la
ciudad de Puerto Montt, publicó en su primera página una crónica en tono de
reclamo bajo el título “Asunto Baker”. Los lectores pudieron de este modo
enterarse sobre el abandono en que se encontraba un considerable número de
trabajadores chilotes, además de algunos oriundos de Puerto Montt, que habían
sido contratados por la denominada “Cía. Esplotadora de Baker” meses antes,
para realizar faenas en la región del río Baker.
La crónica
resultaba inquietante. Se acusaba a la compañía en primer término de cesar
unilateralmente el pago de la “mesada” a las familias de los trabajadores
puertomontinos que había contratado. Dicho pago había sido pedido por ellos
mismos, para dejar a sus familias con un ingreso seguro antes de emprender el
viaje al Baker y durante su ausencia de a lo menos seis meses, según se
acostumbraba en aquella época. De este modo, los obreros aseguraban que el
precario ingreso por su trabajo se concretara sobre sus familias y no sobre
ellos, que en un sitio tan lejano nada podían hacer con el dinero.
La
cesación de pago preocupó a las familias, que de inmediato pensaron en el cese
de los trabajos y el despido sin más de los obreros. Pero más preocupante aún
era la situación en la que se encontrarían éstos en la región del Baker. Esta inquietud
fue hecha llegar al periódico y éste la transmitía a sus lectores,
preguntándose si los obreros tendrían alimentos suficientes, si tendrían médico
o “botica” para atender sus enfermedades. Nada se sabía de ellos, por lo que el
periódico especulaba sobre el abandono en que los habría dejado la empresa en
el sitio de faena. El redactor de la nota se pregunta al respecto: “¿O están simplemente abandonados en el campo
como los (sic) reses de la Sociedad?”
La crónica
fue más allá y exigió la intervención del gobierno para obligar a la compañía a
“cumplir sus obligaciones i sus deberes
humanitarios”.
Este
perturbador texto continúa informando que el Gobernador de Achao había
telegrafiado al Intendente de Llanquihue, denunciando la situación y éste a su
vez lo comunicó al Ministro del Interior. Por su parte, el Gobernador de
Quinchao, había afirmado que pasaban de doscientos los trabajadores abandonados
en Baker.
La nota
cerraba dando a conocer los nombres de los trabajadores puertomontinos
contratados: Luis Paredes, Jacinto Vidal, José Rojel, Lizandro Alvarado, José
Baldomero Covasich, Juan Pio Loaiza y Francisco Garai. Todos los demás,
afirmaba el periódico eran de Achao y alrededores.
La voz de
alarma había sido dada. Había trabajadores abandonados en los canales
australes. Sólo se indicaba que se trataba de la “región del Baker”. Una región en extremo lejana, fuera del
derrotero normal entre Puerto Montt o Chiloé con Punta Arenas. Una región
marginal por tanto. Sector que a duras penas se estaba incorporando al circuito
comercial de los canales.
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