19 marzo 2014

Asentamientos y movilidad indígena en la Patagonia Occidental a principios del siglo XX

La historiografía clásica de la región de Aysén ha sostenido como una máxima que el poblamiento espontáneo del territorio continental protagonizado por familias chilenas provenientes del centro sur del país vía Argentina, funda el desarrollo histórico social de la comunidad regional (Araya 1979; Ivanoff 1997, 2002; Martinic 2007; Osorio 2007). Esta afirmación, correcta en cuanto a reconocer un movimiento migratorio paulatino de familias –unidas por lazos de parentesco, amistad y laborales en su mayor parte- que se asientan en terrenos no incorporados totalmente a la vida nacional, resulta incorrecta a nuestro juicio en dos importantes aspectos: el primero se refiere a la invisibilización de las dinámicas socioculturales en el amplio espacio litoral. El segundo dice relación con la invisibilización de la presencia indígena en el espacio que le corresponde a Aysén en Patagonia Continental.

Lo anterior supone de entrada sostener como hipótesis que había presencia de familias y/o grupos cuyo origen sería tehuelche, mapuche-huilliche, chono y kawesqar. El problema para probar o incluso refutar esta hipótesis no es menor, pues son escasos los datos que existen para analizar la situación demográfica de fines del siglo XIX y principios del XX.

Sin embargo, pienso que pudo haber familias de origen mapuche huilliche y tehuelche en la zona continental y de origen chono y kawesqar en el litoral, que mantuvieron áreas se asentamiento y movilidad hasta bien entrado el tercer decenio del siglo pasado, permitiendo de este modo la continuidad de diversos aspectos de sus modos de vida y asimilando muchos otros del modo de vida occidental que comenzaba a instalarse en dichas zonas.


Una importante consecuencia de este proceso se puede observar en la sociedad aysenina que se conformaba hacia esa época, sobre todo en las áreas rurales del territorio, recogió esta matriz cultural sincrética, pero además cobijó de alguna manera a estas familias representantes de un modo de vida -diferente en muchos aspectos al criollo occidental-, en la extensión de la Patagonia aisenina, territorio que a su vez estaba recién emergiendo como unidad geográfica. Lo anterior ha posibilitado que en nuestros días y no sin dificultades, sea posible atisbar una presencia indígena anterior a la colonización particular y a las grandes estancias ganaderas, situación que nos invita a repensar la configuración cultural en el Aysén inicial y con ello aportar a la discusión sobre las bases culturales del actual proceso de etnificación que se observa en la región.

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