Los caminos de la región de Aysén están llenos de religiosidad popular. Entremezcladas a veces, compartiendo territorio otras, o solitarias en medio de las rutas que cruzan los bosques, vemos ermitas dedicadas a santería católica oficial o a santería popular. Entre las primeras destacan sin duda los adoratorios erigidos en favor de San Sebastián. La jerarquización de estos santuarios va desde el gran santuario ubicado en la ruta 240 Aysén-Coyhaique, al que la iglesia católica dirige todos sus esfuerzos el día 20 de enero de cada año; seguido por el que se ubica en el sector Laguna Foitzick; hasta ermitas mínimas, levantadas por una sola familia o una persona incluso.
Hay dos corrientes de adoración de este santo católico: la primera y más difundida en la región es la asociada a las rutas camineras, por lo que se le atribuye protección para el viaje. De ahí viene la costumbre de tocar la bocina cuando se pasa al frente de un San Sebastián. La otra corriente proviene de personas que ya adoraban San Sebastián cuyo culto mayor se encuentra en la ciudad de Yumbel donde se erige el santuario más grande en su honor.
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