"Fue entonces que Rocío decidió llorar de nuevo. Lentamente y siguiendo un rito de amor y dolor, la madre abrió el baúl añoso, extrayendo una hermosa manta.
Toma -le dijo a Rosamel- es el único recuerdo que tienes de tu padre. El muchacho, maravillado, tomó el tejido y se lo caló. Observó entonces el tajo sobre la sección delantera de la manta. Ese tajo hizo brotar mi propia sangre retenida en el tejido y salvó a tu padre de la muerte -le había dicho alguna vez cuando era niño."
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