24 febrero 2015

Agriaculturas

En estas tierras hubo resortes vegetales
que estiraron sus nutrientes bajo una tierra socarrada
más y más después del bosque ardido.

Entre la campesinada que le aró su poblamiento
estas huebras se abrieron para crecer
trigos, cebadas, papales coloreados.

Y sin embargo, la hocicada promesa clamó por
pastales bravíos, verdes estivales
o bañados en un oro níveo.

Todo aquello incendió a su vez las semillas
dejando al desamparo el hambre necesaria
y sin errar cálculo

¡Hubrá tierras!
Tierras que alimenten la Patagonia toda
de la mano de estos nuevos climas,
que persuaden la semilla en el austral desierto,
dejando tantos nortes llorar quebrados
hasta la seca lejanía.

¡Hubrá agriaculturas
entre las escarchas pobladoras!
Que encaucen las mesas del futuro

Agriaculturas prodigando resortes vegetales
de génicos traspuestos, estériles
de una sola floreada comida

Si así se nos quiere acariciar la respirada
diaria, invoco nuevos ardores en la tierra
que limpien a partícula completa y retornen

la génica verdadera,
la del zapallo-sol,
la papalma nutritiva,
el lechugal abierto y dichoso
luceros dispuestos a las mesas de hijas, nietos, abuelos nuevos.


Santiago, 24 de febrero 2015

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