Amor, solidaridad, compañerismo, serán palabras con un sentido profundo -nuevamente- mientras recrudezca la administración neoliberal en beneficio de los que detentan y financian el poder, pese a que algunos -incluido el electo- se deshagan en promesas para los pobres y la clase media. Los que enceguecidos de poder y soberbios de ejercicio dictocrático, las habían olvidado, encontrarán un refugio y un lugar para pronunciarlas, primero con cierto pudor, luego a rajatablas. Los que complacidos con las circunstancias y el devenir las tenían confinadas en su vocabulario, las retomarán tupido y parejo. Los que olvidados de si mismos ante la vorágine del proceso neoliberalista, las habían sentido lejanas, casi utópicas, las sentirán ahora un regazo de esperanza.
República, paisito diverso y no único, lugar lleno de lugares. A tí volvemos lamentados, arrepentidos, humildes de nuevo.
¿Será que es posible construir una sociedad como la que soñamos?
¿o la destrucción venidera es necesaria para que la utopía solidaria pueda cumplirse?
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