y la boca se me inunda de sangre
no entiendo mucho a Bolaño
menos entiendo esa especie de culpa
del sistema literario chileno
que le cultiva con velitas
(la sangre recorre mis dientes,
imagino que ellos luchan por no tornarse granates)
Leo poemas que no entiendo
dice la portada que son de Bolaño.
Ayer era Lihn el reverbero de la luz criolla
perfectos caballeros de la mejor poesía
o la peor, da lo mismo
la sangre jugaba con mi lengua
y yo jugaba con las imágenes cinéfilas
narrativa poética de Bolaño.
Eran las seis y cincuenta de la mañana apenas
estaba amaneciendo Coyhaique
la leve escarcha luchaba con el agua que ya corría
entre muchachas ambiguas simpáticas musas
ebrias amoratadas pero felices.
Leo aquel libro del grande contemporáneo y ya sé
que no podré terminarlo
que así se debe de leer la mejor literatura
dejándola tirada un tiempo
a la intemperie inundándose de pasto ovillo, bosta, rocío
La boca ya sabe a sangre cerca de las siete
visito México DF, Barcelona y ese Chile odioso
el sol en Coyhaique lamenta su utilería
es el fuego que no calienta –me digo-
entonces a la estufa un palo de la mejor Lenga patagona
El libro queda tirado entre los cojines del sillón
yo descargo mis primeros humores en el baño.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario