Tráfico, bullicio.
Bocinas, frenazos,
grandes pitazos atraviesan la humedad del día
y los pájaros -siempre los pájaros sobre las manzanas-
cantan resistiendo,
llamando al silencio, a la calma.
Tráfico, bullicio.
Es otro día igual que otro día
y el silencio canta entre tanto ruido
camina en las tonadas pajareras que se posan
sobre las terrazas.
Arriba, lejos, se escucha el vuelo de un gigante
hacia Chile, México o España,
pero el silencio vuelve a colmarlo todo
adherido al trinar de aves circulares.
Tráfico, bullicio.
Se prepara la ciudad para sus fiestas,
su 28, su gregaria soledad de independencia
a finales de julio, grito de libertad dijeron criollamente
y mirense ahora:
bullicio cargado de silencio.
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