04 junio 2017

El alma no crece como las plantas

El alma no crece como las plantas. Debe soportar las alegrías y las tristezas así, de un tamaño dado. El alma se ensancha hasta reventar casi, con aquella hija que encuadra el mundo en la belleza. O se expande con las que a tu lado van creciendo junto a las plantas de la casa, sobre el sol extienden su propia luz. Y por fin el alma se hace trizas con un leve y sonoro balbuceo del hijo que juega sobre sus pies temblorosos en los primeros pasos.
El alma no crece como las plantas, pero está ahí, latiéndonos, explotando y de nuevo volviendo sobre su memoria alada, más alma, indefinible y certera.

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