No me importó eso, pues algo de sueño me quedaba.
Cerré otra vez los ojos y soñé de nuevo el sueño que me quedaba. Entonces, del piso brotó un bello ciprés, abriendo un pequeño cuadrado en la madera. Surgió su figura, rizoma verde y perfecto. Creció lo justo para mí. Lo justo y su belleza se desvaneció.
Un ciprés me brotó dentro, pensé.
Cochrane, 27 de agosto 2016
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