-Me voy al Sur-, le dije a mi madre.
Y su tristeza se iluminó.
Aprendió a llorar entre los rosales de la casa
Entonces las rosas se sumaron a su canto
con colores imposibles
-Me voy al Sur-.
Deja que me lleve la maleta negra,
aquella que guarda viajes que no hicimos
aquella que se ha endurecido con las costras de nuestro silencio
Madre, me voy al Sur
a sacudirme el alma
Sí, a encontrar una muerte
dentro de bosques que ya no existen
pero que crepitan bajo la nieve
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