22 septiembre 2012

Presentación Exposición Mujer, Vida y Raíces, textiles de Sandra Muñoz Neira


20 de septiembre 2012

Mauricio Osorio Pefaur, artesano textil, antropólogo social. Producciones Ñire Negro

Me has invitado a conversar de lo que amo. De lo que amo y abandono, de lo que invoco como sanación. Por eso es difícil conversarlo.

Me has invitado a hablar contigo de textilería y arte textil, pero con la condición que sean tus propios textiles los que vehiculen la conversación. Pues bien, como en toda conversación dejemos fluir la subjetividad embarcados en la obra que hoy haces pública. 

Aquí expones 18 piezas textiles, 18 paños como te gusta llamarlos, y agrego yo, 18 obras de arte. Y aquí comienzan los problemas: llamarlo arte si parece artesanía? o manualidad. Llamar arte al cuadro hecho con lana de oveja? Esas son interrogantes que con sencilla rapidez llenarán el espacio ahora y próximamente, te lo aseguro.

Por eso te converso, les converso, de lo general para ir poco a poco acercándome a tu obra y de paso alejando de todos los aquí presentes cualquier atisbo de valoración menor de tu propuesta que es ante todo una propuesta ARTÍSTICA.

En Chile como en Latinoamérica hay un “Arte Textil” –en la acepción que de arte tiene occidente- que “reúne las prácticas artísticas que tienen a lo textil –y a la fibra- como medio de expresión a través de sus procesos productivos o en el campo conceptual de la obra.” (Moreno y Rojas, 1996). Su desarrollo es reciente, iniciándose en Brasil y Uruguay a partir de los 50’ y 60’ respectivamente, bajo la influencia de la nueva tapicería europea. Su “aceptación” en el círculo del arte no fue nada fácil. En Chile el desarrollo del arte textil es algo posterior al uruguayo y su expresión pública se inaugura con la exposición de 1967 “20 artesanos contemporáneos” (Moreno y Rojas, op cit). 
Las artistas destacadas de aquella época fueron Maruja Pinedo, con formación de bellas artes y que desarrolló la tapicería tradicional y renovada y Violeta Parra que de manera autodidacta realizó sus trabajos de bordado sobre arpillera.   
Sin embargo, el movimiento artístico que tiene al textil y sus posibilidades como fundamento y expresión, logró consolidarse sólo a principios de los 80’ de la mano del grupo autodenominado “Arte Textil Contemporáneo” que reunía artistas formados en las Universidades de Chile, Católica y algunas instituciones extranjeras, así como autodidactas. La exposición colectiva emblemática del grupo ocurrió en 1983 en el Goethe Institut de Santiago.
El grupo se disuelve en 1986, pero deja instalada la línea del arte textil chileno, sus integrantes con más o menos vigor, continúan su trabajo independiente.
En Coyhaique por esos mismos años, el circuito artístico vería con asombro, el surgimiento de los tapices de Elia Medina, en “El Alero”, primera peña cultural del pueblo-ciudad (Miranda 1999)
1996 marca un nuevo hito en el desarrollo del arte textil chileno con la exposición “Arte Textil Contemporáneo en Chile” realizada en el Museo de Bellas Artes en 1996. Ahí expusieron 20 artistas (19 mujeres y 1 solo hombre). Como lo dicen Moreno y Rojas, aquella exposición convocó a los artistas textiles a evaluar su trabajo, las condiciones de producción y la falta de circuito y análisis crítico del mismo.
Por esos años, la Secreduc de Aysén ya contaba con un importante conjunto de obras de Elia Medina que junto a otras muchas sucumbieron a un voraz incendio de sus dependencias casi a fines de los 90’.

El nuevo siglo trajo una renovación del arte textil, una explosión de propuestas y una proliferación de sitios en Santiago y regiones donde comenzó a enseñarse y exhibirse obras en esta línea artística. También trajo como toda explosión varias confusiones, varias polvaredas entre arte, artesanía y manualidad.

Acá en Patagonia, Marcela Stormesan, destacada pintora, desarrollará algunos trabajos donde su propuesta artística se funde conscientemente con la funcionalidad del objeto artesanal. Sandra Bórquez comenzará, como si fuera continuidad de su poesía, a sorprendernos con la costura de tapices, construyendo mundos ilumininados de literatura universal y cotidianidad aysenina. Está también la obra de Verónica Ralph, más desconocida en el circuito regional. Luego se encuentran también propuestas más cercanas a la artesanía, donde es lo funcional lo que da cuerpo y sentido a los objetos elaborados.

Como ven, se puede hablar de un arte textil en Aysén, muy nuevo, contemporáneo al movimiento nacional, aunque aislado de él y por lo mismo autónomo de modas y tendencias estilísticas y materiales. Un arte textil que trabaja las técnicas de bordado, tapicería, tejido tradicional, costura con retazos y utiliza lanas, telas, algodón, acrílico.

Ahora bien, Chile y Latinoamérica tienen -como si fuera el otro lado del espejo, pero su fundamento radical- otro “Arte Textil”, el arte textil indígena, con expresiones sublimes por todas partes: Mesoamérica,  los Andes Centrales las mayores según muchos. En Chile, los Aimara y Mapuche son nuestros principales referentes para este otro arte, raíz de la que los artistas textiles chilenos se han nutrido permanentemente.

Es innegable que dicho arte originario pesa y posa su tradición en las diversas propuestas artísticas del arte textil chileno. Aunque no estoy muy seguro que lo haga en el aysenino. Habrá que analizar aquello.

Atendido este contexto general acerquemos la conversación hacia tu obra. De entrada te digo que se inscribe en el arte textil chileno y por situarse en la región, en el que acá se viene desarrollando. Veamos cómo y por qué.

Materia prima-técnica-arte

Usas el fieltro, material producido mediante una de las técnicas textiles más antiguas que se conocen y que paradójicamente es un “no-tejido”, pues no transforma la materia prima (lana) en otro elemento (hilo) para luego entrelazarlo; más bien aglomera la misma lana en su estado natural, para dejarla “entreverada” en sí misma logrando una estructura resistente y liviana al mismo tiempo.

Usas una técnica cuyo contexto cultural no es el nuestro sino que son las estepas y montañas de Asia central y Europa.

Usas ese fieltro que para tanta y tantos ha llegado como última moda urbarural. Ese fieltro que aquí o allá se hace sin entenderse; Pero tú lo invitas a tu mundo libertario para que te acompañe la expresión de amores, paisajes, cantos, manifiestos. Le pides su estructura y consistencia y le entregas tu mundo para potenciarla. Aglomerar la lana es la técnica. Aglomerar belleza y pensamiento la actitud, el arte.
Usas un material nuevo y eso distingue tu trabajo dentro del concierto regional que hemos revisado y te sitúa en el nacional en el círculo del arte textil actual, donde el fieltro está ocupando con fuerza un espacio. Pero valga aquí una importante salvedad. Ese arte del fieltro está en el país muy asociado al diseño de complementos y vestuario. Muy mediado por la funcionalidad que el material otorga. Por lo tanto lo que nos propones una vez se acerca a dicha tendencia, se aleja de inmediato porque su objetivo es otro, su objetivo es provocar la reflexión a partir de la contemplación. Y en esto se acerca a las demás artes visuales. Pero nuevamente y casi como una urgencia de la artista y de su obra, se aleja de esta casilla y queda a la deriva, buscando a fin de cuentas dialogar para construir un mundo libertario e igualitario.

En el origen tu obra recupera para el arte lo que de arte tiene la artesanía: la libertad de crear sin preocuparse por el uso del objeto, pues el uso viene dado con la necesidad social de la belleza a toda costa. La artesanía digna es aquella que contiene función y belleza en equilibrio. Y no importa la repetición de los objetos, función y belleza mantienen la dignidad del objeto artesanal. Se rompe el equilibrio cuando se subvalora la capacidad de contener belleza creativa, se rompe el equilibrio también cuando se sobrevalora la capacidad de funcionalidad del objeto.
El arte rompe con la artesanía de modo consciente y con respeto, le rompe el equilibrio para llevarse su hálito y elevarlo o transfigurarlo o engullírselo para seguir respirando. Tal vez el arte, el arte textil es otro estado de la artesanía.

En el origen eliges la lana como conductora de tu potencia creativa. La lana que la tradición artesanal nuevamente nos hace asociarla con el mundo de lo femenino. En las sociedades de subsistencia, lo masculino extrae esta materia prima del animal y la entrega a lo femenino para su transformación total en vestidos y enseres, elementos sustanciales de la reproducción social de la familia. Y luego en un segundo impulso para la reproducción económica a través de la comercialización de productos excedentes.

Tu elección es una suerte de conexión con ese femenino consciente de su capacidad productiva y reproductiva. No es una conexión con el femenino de postal, de manualidad banal. La artista, como las artesanas elige la materia, la selecciona y la conmina a transformarse para vehicular un mensaje que es a la vez la obra y su contenido.

En lo técnico, tu obra opera dos rebeldías: 1) contra la moda de la técnica, pues acoges al fieltro en su belleza sencilla y en sus infinitas posibilidades para rehacer tus propios motivos, convirtiéndose así  en co-autor de cada paño. 2) Contra la moda de lo funcional, porque no se trata aquí de ropa o accesorios, sino que se trata de manifiestos político estéticos tanto si los observamos como cuadros resultantes de un proceso creativo que inicia en la misma lana informe o como cuadros que desde la profundidad del enfieltrado convocan la reflexión social y política.

En lo estético, se funden en cada obra tus búsquedas (los croquis iniciales, la reflexión que es previa al paño, la textualidad que acompaña desde el inicio y en el proceso la creación de cada obra) y las sorpresas de las técnicas (enfieltrado y teñido). Esto a simple observación no se aprecia. Aquí –y es la maravilla de este arte- no vale el experto o experta que domina la técnica. Aquí vale el diálogo del experto con la técnica para lograr la expresión de la idea en su sustancia y su potencia. Porque en tu obra lo que remece es la fuerza de las ideas que planteas. Las observo una  a una y descubro que me reconocen la mirada por ejemplo con aquellos ojos que parpadean entre las fibras. O con la luminosa multivocalidad de los colores.
  
De este modo son 18 las maneras en que das a conocer tu pensamiento, en que invitas a ver/palpar tu propuesta estética y política. Sí, ver y palpar, tocar reconocer en el tacto, porque la lana invita a tocarla, su potencia protectora nos acoge y nos brinda una caricia cuando la tocamos.
Obras que se tocan, obras que se leen, obras que se agradecen. Llamas a la liberación y yo recojo tu llamado cuando me libero de hombrías impuestas, de falsas determinaciones masculinas. Esta liberación alegra el alma y la conciencia que sólo quieren beber y brotar bellezas, que sólo quieren transformar la materia/mentira de esta sociedad impostada y raquítica.

Les dejo a ustedes la invitación: contemplen estas obras y déjense contemplar por ellas.