Desde el 2001, hemos estado realizando un catastro de sitios funerarios en la Región de Aisén, bajo la premisa que se trata de un patrimonio cultural material que debemos conocer y recuperar. El 2005, identificamos varios cementerios familiares en las riberas del río Baker; y otros tantos sitios dedicados a la religiosidad popular como las animitas y ermitas religiosas.
Algunos de estos lugares están amenazados por la intención de las empresas Endesa España y Colbún (chilena) de represar en 2 sectores el río Baker (aparte de las 3 represas que quieren hacer en el río Pascua).
El 2006, me invitaron a participar de uno de los estudios de impacto ambiental, específicamente al de Patrominio Cultural, que Endesa España había encargado a la Universidad Bolivariana de Santiago de Chile. En aquella oportunidad, descubrimos nuevos cementerios familiares que estarían potencialmente amenazados por los espejos de agua que se crearían una vez instalados los muros.
Aunque este impacto puede evaluarse como menor, en relación con impactos más dramáticos como el aumento exponencial de población con los miles de trabajadores que llegarían para la etapa de construcción trayendo nuevos estilos de vida (hablo de impactos socioculturales y estoy simplificando, circunscribiéndome a mi ámbito de conocimiento y cuidando no ser tan latero con esta entrada), me parece que debemos tenerlo muy presente. Estos sitios no sólo son importantes para los familiares de las personas allí sepultadas. Son importantes para la memoria histórica de Patagonia, tienen un valor simbólico para todo aquel que visite o viva en este territorio, se trata de los restos de aquellos que antes que nosotros convivieron con el Baker, lucharon por abrirse paso entre los bosques y se instalaron desarrollando la particular forma de vida que todos ahora valoramos y defendemos desde las perspectivas más conservadoras y regionalistas hasta las más cosmopolitas y con ansias de exotismo puro.
En la Confluencia del Nef y el Baker, en El Maitén, sector La Balsa, Colonia Norte y Sur, Los Ñadis, hay seres humanos sepultados, hay memoria histórica que está en peligro de desaparecer bajo millones de metros cúbicos de agua artificialmente embalsada.
El supuesto beneficio país de este megaproyecto (muy discutible por lo demás), no puede valer más que este patrimonio cultural, expresión de la presencia humana en esta región del planeta.