El otro día
(Para Elia Medina)
El otro día se posó sobre la rama del cerezo
un ave de retacería.
Ostentaba orgullosa un arcoíris de hace décadas
y en su cola lucían plumas de un género anudado.
Me contó que había nacido de una aguja,
hace años, tantos años.
Y que las manos que le dieron vida, eran hermosas.
De pronto, su canto se trizó
con el recuerdo de un incendio.
Escapó -me dijo- volando
sobre su tela chamuscada en las orillas.
Esa ave tenía tanta maravilla en su vivir
que fácilmente ingresaba a mi memoria
para iluminarla de textiles.
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