No sé.
Pero uno puede en este pueblo
asirse del dolor ajeno
Como de una capa
Un makuñ
Y volar las noches
Destrozando escarchas
No sé.
Puede cantar con las lágrimas
De cada calle
Embetunarse el alma
Con la depresión alada de sus gentes
No sé.
Pero uno puede compartir la lejanía
Ese aislamiento que ya no es más
Pero que sigue siendo
iluminado de moléculas oscuras
No sé.
Aquí me siento acompañado
De soledades y amigos
Que con sarcasmo o desespero
Preguntan si estoy
Si existo
Si de algo sirve que les diga buenas tardes
O les escriba un correo
Para decirles no a la visita.
No sé. No puedo mentirles ni mentirme
Pero sus dolores los costuro a mis alas
y en exorcismo inútil (como caricia contenida)
¡los venteo
venteo
venteo!