23 febrero 2009

Caminata Pionera

La caminata nos había agotado del todo y recién llevábamos una hora de trabajo. A la izquierda, el río permanecía plácido y eterno. Los quilantales tupidísimos horadaban el filo de los machetes y a cada rato había que buscar piedras de cara lisa para arreglarlos. Levanté la vista para seguir el sonido metálico y destemplado de diez machetes siendo afilados a lo largo de la huella. Por allá, Soto ya hacía lo suyo tras unas matas de calafate. Soto siempre cagaba a la misma hora y todos deteníamos la marcha en silencio. Por unos minutos Soto competía con los aromas del bosque. Un poco para recomponernos, un poco para retomar la marcha, comenzábamos a molestarlo:

- ¡Putas el hueón pa’ hediondo!

- ¡Parece que tenís podría la guata Soto!

- ¡Lávate el culo con neneo!

Y todos retomábamos el viaje a carcajadas, mientras Soto acostumbrado ya, agarraba sonriente su machete.

El jefe había aprovechado esta parada para subir un cerro no muy alto y desde allí otear -como gustaba decirnos- el paisaje y orientar de manera general nuestra ciega caminata.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Mauricio:
Somos un grupo de alumnos de IIIº medio que participa de clases electivas humanistas. Para esta asignatura necesitamos la experiencia de un profesiponal del area de la Antropología y nos gustaria que Ud. nos ayudara. Si fuera tan amable de dejarnos algun medio de contacto para asi poder coordinar alguna reunion.
De antemano, muchas gracias.

Miguel Molinet
IIIº C
San Felipe Benicio
(elmikelu@hotmail.com)